Página 4 - agosto2014

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Tres apuntes del Padre General
de la Compañía de Jesús en Tepotzotlán
Por Mtro. Roberto Alonso Muñoz, director del Centro de Formación y Acompañamiento para el Desarrollo Integral
La Iglesia no es para ovejas perfectas, “necesitamos pastoreo”, sostuvo.
*
Memoria histórica para agradecer tanto bien recibido y desafiar el presente.
*
La Compañía de Jesús está en la educación para transformar: Adolfo Nicolás.
A
principios de mayo de 2014, días antes de haber anunciado la presentación de
su renuncia a la Congregación General 36 -a celebrarse en los últimos meses
de 2016- el superior general de los jesuitas visitó México por segunda vez. En
2010 pisó suelo mexicano con motivo de su participación en la reunión mundial de
rectores de universidades jesuitas celebrada en la Ciudad de México. Este año regresó
para presidir la 28° Asamblea de la Conferencia de Provinciales Jesuitas en América
Latina (CPAL) e inaugurar una exposición en el marco de la celebración del Bicentenario
de la Restauración de la Compañía de Jesús.
En un año especial para la Compañía de Jesús, el P. Adolfo Nicolás, superior general de
los jesuitas, tuvo la oportunidad de conocer Tepotzotlán, localidad ubicada al noreste del
centro de la Ciudad de México que albergó durante muchos años el noviciado de donde
fueron expulsados los jesuitas en 1767, años antes del decreto de supresión de la orden
religiosa. Allí, en la antigua sede del Colegio de San Francisco Javier, quien es mayormente
conocido como “Padre General” presidió una eucaristía, encabezó la inauguración de la
exposición “La construcción del México mestizo. Los jesuitas, expulsión y restauración” y
ofreció una breve conferencia de prensa. En los tres momentos habló quien hoy tiene la res-
ponsabilidad de conducir la orden religiosa más numerosa del mundo, con presencia en los
cinco continentes y que ha sido objeto de una mayor atención pública a partir de la llegada
-como a él le gusta decir- de la espiritualidad ignaciana al Vaticano. Los acentos de sus
mensajes, sin embargo, fueron distintos. La crónica que sigue intenta recuperar los pasos y
las palabras que el P. Nicolás dio y pronunció al concluir su paso por México.
Ilustración: Valery Rocha Cortés