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45 Según lo expuesto, y retomando los trabajos de José Luis Lezama (2002), podemos afirmar que los problemas ambientales no son entidades que existan por sí mismas y que sólo se requiera informar de ellas a la sociedad desde un enfoque científico-técnico objetivo, sino que son problemas que se construyen socialmente; esto significa que la importancia de un cierto problema ambiental está dado por lo significativo que resulte para la sociedad y para ciertos grupos de poder en particular. Por lo anterior, es relevante indagar sobre qué es significativo en torno al ambiente para los ciudadanos, y conocer cuál es la concepción que éstos tienen respecto al concepto de cambio climático, sus causas y posibles consecuencias; es decir, conocer la manera como las personas de diferentes grupos y sectores sociales, generaciones, lugares de residencias y géneros conciben el cambio climático y su importancia dentro de su propia vida cotidiana, así como los escenarios de futuro que imaginan, sin pretender buscar “respuestas correctas” que coincidan con la investigación científica, sino como discursos ambientales que expresan un pensar y un sentir como sujetos. Lo anterior nos lleva a ubicarnos en un campo de tensión en el que no sólo la razón juega un papel fundamental, sino que también interviene la subjetividad de los individuos y la manera como construimos el conocimiento en contextos sociales desde las primeras etapas de nuestra vida: en la familia, la escuela, el barrio, los espacios públicos, los espacios religiosos, etc., lo que da lugar a la construcción de diversos discursos sobre el ambiente. Es importante, según Meira (2008), tomar en cuenta los aspectos emocionales que se activan cuando se abordan cuestiones controvertidas, que implican un nivel de amenaza y que pueden cuestionar o apelar a creencias, valores y concepciones del mundo y de la humanidad que para muchas personas son transcendentales. Por otra parte, es importante subrayar que, en la perspectiva educativa desde la cual se enfoca la educación ambiental en este trabajo, juega un papel fundamental la reflexión de los sujetos como agentes activos de su propio aprendizaje. Entendemos educación como proceso permanente de enseñanza-aprendizaje, que deja a un lado la concepción tradicional del educando como una vasija vacía y del educador como portavoz de la verdad, en alusión a la sencilla analogía con la que Paulo Freire (1970) definía a los sujetos de la educación bancaria y enajenante, reproductora de todo un sistema social y económico en actual crisis. Es urgente revitalizar e impulsar la labor de la educación ambiental para la sustentabilidad, mediante la creación de espacios educativos que recuperen y resignifiquen los tradicionales espacios de encuentro social, como los mencionados anteriormente, para favorecer el diálogo y el intercambio de saberes entre diversos grupos sociales respecto a sus problemas cotidianos comunes, relacionados de una o de otra manera con aspectos ambientales. Es necesario integrar una visión compleja de la problemática, no reduccionista, que explique la manera como interactúan los diferentes componentes económicos, políticos, culturales y sociales con lo ambiental; comprender sin amarillismos la manera como contribuimos cotidianamente al cambio climático y la manera como éste está y estará repercutiendo en nuestras vidas, así como la importancia de la organización social para tomar medidas que contribuyan a mitigar, pero sobre todo a adecuarnos a los presentes y próximos efectos del cambio climático, en diferentes escenarios. Es muy importante enfatizar las acciones educativas realizadas que consideran tanto la mirada interna, como miembros de un cierto grupo, como la mirada externa de técnicos y científicos capacitados, así como los casos de organizaciones existentes en el país y a escala mundial cuyos esfuerzos en pro del medio ambiente y la sustentabilidad vale la pena reconocer (Ortiz, et al., 2008). Es precisamente en este encuentro de miradas donde se origina la posibilidad de construir con un ánimo esperanzador, no derrotista, propuestas alternativas de gestión ambiental y adaptación al cambio climático, en las que cada uno de los participantes juegue un papel como actor social (Andrade, 2001). Aproximaciones a la percepción y representación social del cambio climático: algunos antecedentes nacionales e internacionales Desde la década de los noventa, en países como Francia, Reino Unido, Suecia, Alemania y España, se han desarrollado diferentes aproximaciones metodológicas, tanto para abordar la percepción y representación social que las personas tienen del ambiente como para implementar dinámicas de grupo que promuevan la participación, tanto en la iniciativa pública como privada; estudios de corte cuantitativo y cualitativo, a fin de captar cómo la población en general o grupos específicos de la misma, interiorizan y elaboran socialmente el cambio climático y las políticas relacionadas. Recientes trabajos, como el de Meira, Benayas y Caride (2008), han realizado un diagnóstico básico de las representaciones, las percepciones y las actitudes de la población española ante el cambio climático. Se ha demostrado que todas las culturas han desarrollado en mayor Contextos, subjetividades y significaciones en tensión: encuentro de miradas y diálogo de saberes en torno al cambio climático

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