17 La tecnología para generar electricidad con la energía del viento era muy modesta en el mundo, en la década de los setenta del siglo pasado: máquinas pequeñas, de unos cuantos kilowatts (kw) de capacidad. Casi 20 años después la situación fue muy distinta, pues ya se producían turbinas eólicas con cientos o miles de kw de potencia individual; hoy la mayoría de los aerogeneradores comerciales tienen potencias superiores a 1 mw (1 000 kw), se fabrican e instalan turbinas de hasta 7 mw, y algunas empresas están empeñadas en el desarrollo de aerogeneradores de potencias aún mayores. El Instituto de Investigaciones Eléctricas (iie) fue creado a fines de 1975, y ya a principios de 1977, lo que es ahora la Gerencia de Energías No Convencionales (genc-iie) trabajaba en el tema. Tenía entre sus objetivos la recopilación de información –muy escasa en aquella época– sobre las velocidades del viento en el país, el desarrollo de técnicas para identificar sitios con potencial para su aprovechamiento, evaluar el potencial energético del viento en la zona de “La Ventosa”, en Oaxaca y desarrollar tecnología para aplicación en comunidades remotas sin acceso al suministro de la red eléctrica. Las primeras tecnologías desarrolladas en la genc-iie incluyeron pequeñas aerobombas para la extracción de agua y aerogeneradores de muy pequeña potencia (por debajo de 2 kw) destinados a cargar baterías eléctricas, muy útiles en comunidades remotas. De gran utilidad para este desarrollo fue el centro experimental eólico que por aquellos años tenía el iie en la población de El Gavillero, en el estado de Hidalgo. Igualmente útiles fueron los equipos que se instalaron en comunidades rurales con propósitos demostrativos para la adopción de la tecnología por parte de los pobladores. A mediados de la década de los ochenta, el iie dio un salto en la escala de este desarrollo con la construcción de un aerogenerador de 10 kw, denominado “Albatros”, y también estandarizó el diseño de uno más pequeño, de 500 watts, llamado “Avispa”, del cual se fabricaron varias decenas para diversas aplicaciones demostrativas en distintas partes del país. En esa época se construyó el túnel de viento ubicado en las instalaciones del iie en Cuernavaca, Morelos, que ha sido muy útil para prueba de aerogeneradores pequeños y para calibrar instrumentos de anemometría.
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