Rúbricas 3

51 Durante la época de hegemonía del pri en la Presidencia, las elecciones eran una simulación. No existía ni sufragio efectivo ni competencia electoral y todo mundo sabía que el partido del presidente no sólo ganaría sino que también lo haría quien él había puesto como sucesor. Eso comenzó a cambiar en 1988 y dio paso a lo que se llama “transición a la democracia,” que bien a bien no sabemos si llegará a consolidarse o, en su defecto, a abortarse. Las elecciones presidenciales de 2012 tienen una llave que puede responder al dilema de si avanzaremos como país o retrocederemos echando para atrás algunos avances logrados. Analicemos tres variables que caracterizan al proceso electoral de 2012 y que pueden iluminar decisiones ciudadanas frente a la lucha por el poder: A) Elecciones con el narco al lado. En ningún otro momento de la historia reciente de México el narco había hecho tan visibles ni su poder ni sus intenciones políticas como ahora. En las últimas elecciones estatales, en Michoacán, aparecieron desplegados en varios periódicos donde el crimen organizado amenazaba con dañar a quienes portaran emblemas del pan. Los partidos perdedores de esas elecciones acusaron públicamente al pri de haber recibido apoyo tácito por parte del narco en ese estado y en este tenor ha ido el conflicto poselectoral. Esto nos lleva a varias preguntas: ¿por qué los partidos han decidido vincular en la disputa por el poder el vínculo narco y elecciones? ¿Si hubiera perdido el pri en Michoacán hubiera acusado al ganador de lo mismo que lo acusan? ¿Hasta dónde está infiltrado el narco en los partidos políticos? ¿Qué candidatos a diputados, senadores o a cargos populares en los estados están financiados por el crimen organizado? ¿Hay dinero cuyo origen no se puede rastrear en las campañas presidenciales? ¿México tendrá Presidente con la sospecha de dinero sucio atrás como sucedió mucho tiempo en Colombia? ¿Las elecciones de 2012 son el fortalecimiento del narco-Estado o el principio para su resquebrajamiento? B) Elecciones precedidas por más de sesenta mil muertos. Tampoco en la historia moderna de México se habían desarrollado elecciones sobre un cementerio gigantesco de muertos y desaparecidos, miles de hombres y mujeres que inocentes o culpables han protagonizado el sexenio saliente, el sexenio de la muerte, lo llaman unos, el sexenio de la violencia, lo llaman otros. Unas elecciones que tendrán la oportunidad de verter en las urnas la opinión ante la presidencia de Felipe Calderón y su estrategia de guerra contra el crimen organizado. Estas elecciones son, ineludiblemente, un plebiscito sobre la gestión de Calderón, particularmente su política de violencia del Estado que Human Rights Watch tituló a finales de 2011: Ni seguridad, ni derechos humanos C) Elecciones que ponen a los ciudadanos a responder la pregunta: ¿conviene a México que regrese el pri a los Pinos? Después de doce años del pri en la oposición nacional, hoy tiene amplias posibilidades de regresar a la Presidencia. Se fue de ésta en 2000, pero no del poder en México. Mantuvo su poder en la mayoría de los estados y municipios. Mientras el pan se parecía cada vez más al pri en la Presidencia, tanto con Fox y luego con Calderón, el pri comenzó a recuperar los estados y municipios que había perdido para llegar al año 2012 con un poder muy importante en lo local, en la Cámara de Diputados y en la Cámara de Senadores. Mientras el prd se parecía también al pri en sus gobiernos locales y se peleaban las tribus que lo integran un día sí y otro también, el pri parecía decir a los mexicanos: “sí somos corruptos, pero sabemos gobernar”, imaginario colectivo que se ha colado en muchos sectores sociales que no les importa cómo silenciar la violencia del narco, con tal sólo de que suceda. ¿Y los ciudadanos? Las elecciones de 2012 también podrían caracterizarse como aquéllas en las que los ciudadanos fueron los actores más importantes. Los ciudadanos en México hemos estado escondidos, alejados de la política, decepcionados de los políticos y los partidos, desengañados de cómo se ejerce el poder. Muchos ciudadanos reniegan de sus experiencias fracasadas para hacer un mejor país, otros prefieren regresar a la intimidad de su hogar ante las amenazas que supone organizarse para buscar justicia o impedir impunidades. Sin embargo, en los últimos años hemos tenido también una oleada fresca de iniciativas ciudadanas de todo tipo, una suerte de primavera ciudadana que, poco a poco, comienza a presionar más a los políticos, a los partidos; una sociedad civil que está llena de propuestas y de sugerencias para mejorar México, una ciudadanía cada vez más conscientizada y dispuesta a dar un granito de arena para construir un espacio público más sano y menos sucio. Somos los ciudadanos los que debemos inclinar la balanza en las elecciones a nuestro favor. ¿Cómo? Con dos acciones: a) analizar críticamente perfiles de los candidatos presidenciales, coaliciones partidistas y propuestas de gobierno; b) independientemente quién gane, constituir una red de ciudadanos para presionar una y otra vez a quienes salgan electos en el Poder Ejecutivo y en el Poder Legislativo, así como en los gobiernos locales. Conciencia ciudadana ante las elecciones

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