Rúbricas 4

37 de algún servicio o producto. Tienen especial importancia en la atracción de población flotante las universidades ubicadas en esta zona. Conclusiones Santa Fe y Angelópolis representan dos ejemplos de cómo sí se pueden hacer las cosas que se plantean en un plan o programa de desarrollo urbano, cuando existe la voluntad política para hacerlo y, por supuesto, el recurso económico para lograrlo. Sin dejar de ver el cumplimiento o no del objetivo original. Otro atributo y probablemente sea el único o principal a nivel de estructura urbana es que, pese a la desintegración social y física que estas centralidades presentan con el resto de la superficie urbana en la que se encuentran, ambas, desde la perspectiva de la Teoría de los Lugares Centrales, generan una oferta terciaria que, por su calidad y dimensión para la Zona Metropolitana Puebla Tlaxcala, representan una alternativa única en su tipo, sólo superada por la zona central del Municipio de Puebla, aunque con otras características. Pero, por otro lado, existen muchas preguntas sin contestar, como las siguientes: • ¿Qué pasó con la población que vivía de la selección y clasificación de residuos sólidos en Santa Fe, pepenadores? • ¿Dónde está la población a la que se desplazó y le compraron los terrenos ejidales de Angelópolis? • ¿Quién ha reflexionado o se ha responsabilizado sobre el usufructo y la especulación, a la que se vieron sujetos los terrenos de ambas centralidades, es decir, lo que fue el patrimonio de un grupo de población preponderantemente rural? • ¿Quién es o quiénes son, los responsables del incumplimiento de un proyecto decretado para beneficio social, hecho que nunca fue consumado y, peor aún, lo que sí logró fue exponencializar la condición económica de unos cuantos? • ¿Quién se ha beneficiado y ha captado las plusvalías generadas a partir de la especulación a la que se ha visto sujeto el suelo de estas zonas? Definitivamente, ambos proyectos de ciudad, muy alejados de serlo realmente, han representado un modelo clásico de exclusión y segregación social; pre, durante y pos, la ejecución de dichos proyectos, donde en ambos casos la población originaria fue excluida y desplazada, a cambio de un pago de indemnización totalmente alejado del valor del suelo generado como producto de la especulación inmobiliaria. Foto 2. Santa Fe. Fuente: Víctor Hugo Hofmann Aguirre, 2008. Algunas de las principales razones por las cuales estos desarrollos, definitivamente, no son ciudad: ambas centralidades presentan un impresionante aparato mercadológico para su venta, pero con una nula operación social; en estas centralidades la comunidad no existe, se consolida una sociedad de consumo, limitada a trabajar, comprar y habitar, pero nunca a vivir y convivir; se generan guetos habitacionales que no tienen contacto ni relación con su contexto exterior y en el caso de Angelópolis hay barreras físicas (bardas) de kilómetros de largo, que los autoexcluye y desintegra de la traza urbana y sobre todo del tejido social, dando por resultado, fragmentos urbanos de uso habitacional totalmente desagregados de la estructura urbana más próxima; se conforman modelos donde se prioriza el uso del automóvil y se desincentiva o reprime como en el caso de Angelópolis, la movilidad no motorizada (peatonal o en bicicleta); el principal vínculo físico que presenta con la ciudad está limitado a una serie de vías vehiculares, que en el caso de Santa Fe presentan importantes deficiencias de accesibilidad; el sentido de pertenencia lo da la marca, ya sea Angelópolis © o Santa Fe ©; el medio ambiente y los elementos que lo componen son considerados limitadamente en estas centralidades, otorgándoles un valor ornamental y no existe ninguna consideración como el uso de sistemas alternativos de generación de energía para su preservación, entre otros; grupos vulnerables como adultos mayores, población discapacitada y niños, siempre dependerán de otra persona y de un automóvil privado, para su desarrollo en estos sitios; aparentemente este tipo de desarrollos se caracteriza por ofertar un sistema de seguridad al interior de ellos, sin embargo el hecho de que estén cerrados, los hace responsables de la inseguridad generada en los espacios públicos con los que colindan.

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