Rúbricas 4

53 Visiones estereotipadas de la periferia: la dualidad urbana La mirada simplista y parcial de la periferia como sitio accesorio, repetida hasta la saciedad por estudiosos y medios de comunicación, insiste en mostrar a la periferia urbana, desde una de sus caras: como espacio de la marginalidad, es decir, donde reside el trabajador “que no trabaja” o que resuelve su subsistencia a partir de algunas tareas informales. Desde esta perspectiva, la periferia es el lugar de la reserva de trabajo, la morada de quienes forman parte del ejército industrial de reserva, los marginales, la sobrepoblación, el lumpen. Cada vez más su historia se escribe a partir de la noción de exclusión y desde esta mirada, la periferia es la parte excedente de la urbe y sus habitantes son lo que sobra de la ciudad o, de plano, lo que no pertenece ni puede pertenecer a ella (Herniaux y Lindon, op. cit.:113). Este enfoque marginalista, si bien describe una realidad incontestable de la precariedad urbana, oculta, sin embargo, la complejidad económica del espacio periférico (pluralidad de formas de acceso en el marco de específicos circuitos económicos), lo mismo que la social (constitución de identidades ligadas a la territorialidad, adscripciones y negociaciones de roles de género y generacionales, adscripciones de clase, relaciones interculturales, solidaridades y conflictos). El equiparar la periferia a la ciudad dormitorio de los marginales constituye, a la luz de las evidencias, por lo menos una visión parcial y reduccionista, pues borra no sólo los complejos sistemas que se activan para la producción de ese suelo “periférico” como suelo urbano. También oculta el juego de transacciones económicas, sociales y culturales de los grupos tanto “marginales” como “no marginales” que hoy ocupan esa periferia. Los análisis dominantes enfatizan, asimismo, desde una visión jurídica formal, lo que a simple vista se muestra como la producción de una dualidad urbana, caracterizada por el binomio ciudad informal/ilegal distinta y enfrentada a la planeada/legal. Estos enfoques han estado teñidos de una conceptualización del hecho urbano que muestra la persistencia de los procesos informales de ocupaEl concepto “periferia”, en términos urbanísticos tiene un uso relativamente reciente. Herniaux y Lindon (2004) dan cuenta de su evolución, desde las nociones de arrabal y faubourg (lo que está afuera de la ciudad) y suburbio (lo que está cerca de la ciudad) hasta el uso del vocablo “periferia” que es, de algún modo, la extrapolación al medio urbano de la dicotomía centro/periferia, utilizada por la teoría social en los años sesenta y setenta y que remite a un mundo ordenado diferencialmente por el capitalismo, donde el centro y la periferia son los dos componentes de un orden social sustentado en una evidente desigualdad, tanto económica como social y política (111). En ese sentido conviene recordar que muchos estudiosos sociales, desde los años setenta en adelante, orientados por un eje de análisis fuertemente economicista, tendieron a asimilar la periferia como el lugar de residencia de los sectores populares, es decir, los oprimidos por el capitalismo. Vista así, la urbanización periférica no puede ser más que aquella que resulta de la intensa migración de población de origen rural hacia las afueras de la ciudad: la sobrepoblación del centro crea la periferia, un espacio subalterno con relación a las funciones centrales (Herniaux y Lindon, ibid.:111-112). La denotación geométrica del concepto “el espacio que está en el entorno”, distinto y distante, como realidad socioespacial, del que refiere a “la ciudad propiamente dicha”, resulta no sólo insuficiente para comprender el proceso de urbanización dispersa que caracteriza las tendencias urbanas metropolitanas, sino tal vez entraña el riesgo –por su rigidez, su carácter dicotómico y por la connotación dominante que construye sobre este espacio una imagen cristalizada–, de ocultar la dinámica compleja de las relaciones diversas en la escala territorial, de ahí que esta noción requiere ser problematizada, es decir, construida como objeto específico de estudio. Por esto, el análisis de los procesos ligados a la urbanización dispersa del espacio territorial de la ciudad, es fundamental para aprehender la complejidad de la ciudad toda, y no como otra realidad. Urbanizaciones informales en Puebla Viviendas que no disponen de agua entubada, energía eléctrica y drenaje En gris más claro las colonias informales a regularizar y en oscuro las que ya se han regularizado. Fuente: sduop. En oscuro las áreas con mayor déficit ( Martínez de Ita, 2010).

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