Los proyectos inmobiliarios que han promovido el crecimiento expansivo de la ciudad, ejecutando millones de metros cuadrados de vivienda de bajísimos atributos, tienen que terminar ante el rotundo fracaso económico, ambiental y de habitabilidad que esos conjuntos habitacionales, fraccionamientos cerrados y asentamientos clandestinos representan, como resultado urbano de millonarios presupuestos de municipios absolutamente insuficientes, inalcanzables e insostenibles. Representan proyectos para el empobrecimiento social y deterioro territorial. Parece que una de las claves es la gestión de la ciudad. Es decir, la interacción entre los agentes, actores y acciones que busquen un bien mayor: aquel que auténticamente beneficie a la mayoría de los habitantes de las ciudades. Si el beneficio se mira a partir de mantener posiciones en el poder político, favorecer únicamente al sector de la economía, la defensa del medio ambiente sin contenido humano, o el desarrollo social de algunos cuantos, seguiremos teniendo como resultante la misma realidad o, tal vez peor: la muerte de la ciudad. En abril pasado, la Universidad Iberoamericana Puebla y Forópolis organizaron el Congreso Nacional de Jóvenes Comprometidos con las Ciudades, titulado “Ciudad joven, México”, un foro para discutir el conjunto de dimensiones y prácticas urbanas desde la perspectiva de los jóvenes ante una complicada y desafiante realidad socioespacial. Nada más refrescante para la ciencia urbana que escuchar análisis y pensamientos de este conjunto de la sociedad que, con una serie de experiencias e ideas atrevidas, nos dan confianza para continuar apasionadamente nuestro trabajo universitario. En este número de Rúbricas presentamos trabajos de autores que emergen desde el compromiso de los jóvenes por sus ciudades. Si entendemos a la ciudad como una construcción colectiva y compleja, estamos en la posibilidad de iniciar planteamientos sobre los cuales podremos comprender con claridad los factores que la componen, las condiciones en las que se transforma y los actores que han influido en esta construcción. La ciudad es el núcleo, centro de atención, que necesariamente exige para su estudio e investigación cambios de punto de vista que le permitan abordar la perspectiva del entorno, constituido tanto por los elementos naturales de los que obtenemos riqueza, como por lo conformado a lo largo de siglos por los sujetos y grupos humanos que han contribuido a la conformación del lugar que habitamos. Este conjunto complejo de objetos transformados y sujetos que transforman, elabora aquello que llamamos el “patrimonio”, asunto que, por su naturaleza constitutiva, es de interés eminentemente público. La confianza en los jóvenes es una marca categórica para seguir pensando que nuestras ciudades siguen siendo una promesa, una promesa comprometida para todos quienes las habitamos. Francisco Valverde D. de L.
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