Rúbricas 5

27 cualquier explicación de la conducta que desbordara los límites de lo que él llamó “la triple relación de contingencia”. Es decir, la relación que se establece entre el estímulo antecedente, la conducta y la consecuencia. Las explicaciones skinnerianas se fueron haciendo cada vez más rebuscadas para mantenerse dentro del marco original. Esta ortodoxia alejó a muchos psicólogos que buscaron nuevos caminos. 2. La publicación del libro de Skinner, Beyond freedom and dignity, en 1971, fue muy mal recibida en Estados Unidos. Se le consideró una obra que atentaba contra los valores fundamentales de la sociedad norteamericana. 3. Los conductistas no pudieron cumplir las grandes tareas que se habían autoimpuesto, tales como la solución de problemas sociales y educativos. Mucho menos lograron la transformación de la cultura al estilo de Walden dos. Pero sus logros en las áreas de psicología educativa, en la rehabilitación y en la clínica han sido desechados injustificablemente. 4. Surgieron enfoques psicológicos novedosos como la psicología cognitiva y la psicología evolucionista que daban explicaciones de la conducta muy plausibles y no consideraban los mecanismos del Análisis Experimental de la Conducta. 5. En México, el conductismo tuvo el pecado de su origen norteamericano. Esto incomodaba a muchos practicantes que prefirieron buscar algo más ajustado a la cultura latinoamericana. El antiamericanismo habitual que existe en universidades latinoamericanas, fue algo que no ayudó a encontrar un ambiente más favorable. 6. El éxito y reconocimiento de la teoría psicolingüística de Noam Chomsky significó la descalificación automática del libro Verbal Behavior (1957) de Skinner e hizo olvidar el mayor mérito de esta obra: considerar el lenguaje como una conducta estudiable y predecible como cualquier otra. La crítica de Chomsky a Skinner fue demoledora. 7. Ante las limitaciones del enfoque skinneriano —sobre todo en el ámbito del lenguaje— los conductistas radicales se inclinaron por el “interconductismo” (1959) propuesto por J. R. Kantor (1888-1984), que ha dado lugar a nuevos intentos teóricos para entender el comportamiento. Estos intentos se están realizando en la fes Iztacala de la unam, en la Universidad de Guadalajara, en la Universidad de Sonora y en la Universidad Veracruzana en Jalapa. Algún autor contemporáneo se ha referido al periodo en el que el conductismo dominó la psicología, quizá de 1930 a 1980, como La larga noche conductista considerándolo, injustamente, como una especie de medievo científico. En defensa del conductismo vale la pena revisar sus aportaciones “definitivas” a la ciencia psicológica. Quizá la aportación más significativa del conductismo sea la definición del objeto de estudio de la psicología: el comportamiento observable. Considerar el lenguaje, el pensamiento y las emociones como comportamientos, por lo general, es aceptado ahora, pero no siempre fue así. En la actualidad, la mente, los instintos y la motivación se consideran más como constructos hipotéticos para explicar el comportamiento que como objetos de estudio propios de la psicología. Insistir en el carácter observable del comportamiento no significa, como casi siempre se mal entendió, desechar y declarar inexistente todo lo que no se pueda observar tal como el pensamiento, los deseos íntimos, las secuelas de los traumas infantiles, etc. Significa, más bien, definir con claridad qué es lo que se quiere observar y buscar maneras de hacerlo tangible y medible. Otra aportación conductista de enorme importancia es la insistencia en clarificar los planteamientos teóricos y los conceptos que se utilizan. Esta insistencia provocó el descubrimiento de muchos errores y falacias implicadas en las teorías psicológicas en boga y planteó la necesidad de nuevas categorías para estudiar los fenómenos psicológicos. Por otro lado, hay que admitirlo, en aras de la precisión, se creó un lenguaje rebuscado y difícil de entender. El rigor científico y el énfasis en la experimentación, observación y medición es otra aportación importante del movimiento conductista del siglo xx. Esta insistencia ha tenido como consecuencia la desaparición de teorías psicológicas generales al estilo del psicoanálisis o incluso de los sistemas pavlovianos o skinnerianos. Más bien, lo que hay ahora son mini teorías referidas a campos de estudio limitados, que pueden estudiarse experimentalmente. Por ejemplo, la “economía conductual” (behavioral economics) (Thaler and Mullainathan, 2008) o la teoría argumentativa del lenguaje. El enfoque de la “Psicología evolucionista” actualmente en auge, que explica ciertos comportamientos actuales con base en la historia de la especie fue, en algún momento, preconizada por Skinner en lo que llamó “filogenia de la conducta”. Más que aportación conductista, esta es una aportación particular de Skinner. La “filogenia de la conducta” entraba en contradicción más o menos velada con el énfasis conductista en que todo el comportamiento es adquirido en la historia particular de

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