44 Primavera-verano 2013 ahogadas. Estas agrupaciones son de gran valor en el proceso de adaptación pues permiten compartir experiencias y el estrés de aculturación con otros que pasan por una situación similar. Este proceso de adaptación no se da de la noche a la mañana, es un proceso que a algunas personas les llevará meses o años y que tendrá relación con las circunstancias de acogida que vive el migrante en lo laboral, emocional y económico. En este proceso de adaptación, la red de apoyo en el lugar de residencia actual es primordial. Las redes facilitan la resistencia. Cuando un migrante decide quedarse de forma permanente, tendrá que vivir un proceso de aculturación para encontrar su nuevo lugar. Se presentarán crisis de identidad, sobre todo cuando comienzan a existir hijos de la 2ª generación de migrantes. También pueden aparecer sentimientos de culpa por abandonar la cultura y la familia, por dejar el país, la lengua, las tradiciones, su religión, sentimientos de nostalgia que los acompañarán durante toda su vida. Pero también puede ser el inicio de un nuevo comienzo, esa segunda oportunidad que muchos quisieran tener de empezar de nuevo. Nueva casa, un auto nuevo, un nuevo empleo o simplemente un nuevo inicio configuran una novedad posibilitadora de esperanza y de una vida mejor. Aquí la red de apoyo en el lugar de llegada es básica para animar y encontrar contactos, pero sobre todo para dar afecto y la seguridad de que se ha tomado la decisión correcta. Las redes de llegada a veces son muy complejas. Permiten un traslado desde el pueblo de origen, una llegada y un establecimiento más seguro. Son las redes que reciben, acomodan y dan residencia “mientras tanto…”, dan contactos, tips básicos de sobrevivencia: “cuando veas…”, “nunca hagas…”, etc. Reciben con cariño, pero también con “inteligencia práctica”, como bien diagnosticaba Martín-Baró. Ayudan al establecimiento temporal o fijo. Cuando no existen estas redes la frustración y la angustia pueden ser enormes y jamás resolverse. V. Montes de Oca, J. Guzmán y S. Huenchuan (2003) definen las redes de apoyo como un conjunto de relaciones interpersonales que vincula a las personas con otras de su entorno y les permiten mantener o mejorar su bienestar material, físico y emocional. De este modo, el apoyo social puede ser tangible o intangible, lo que no se pone en duda es el beneficio emocional que tiene para el individuo y que indudablemente repercute en su bienestar. Desde el punto de vista de la psicología comunitaria el apoyo social permite al individuo un sentimiento de pertenencia e integración, un sentimiento de apego hacia los demás, un sentimiento de valoración, como lo hemos descrito más arriba. Esta contención social proporciona al individuo un sentimiento de vinculación y de significado que puede mantener “fuerte” al migrante, durante el periodo de estrés que experimenta en varios momentos: en la decisión de migrar, durante el traslado, en la adaptación cultural al nuevo lugar de llegada y en las resistencias cotidianas en un ambiente hostil. Comentaban que las redes facilitan la salida, porque contar con éstas influye positivamente en la decisión de emigrar, proceso planeado en el que generalmente participan familiares, amigos o paisanos que han vivido el proceso migratorio con anterioridad, ya sea de forma personal o comunitaria, y es en este momento cuando se involucran sentimientos que en ocasiones son percibidos como amenaza, los cuales se comparten sólo con personas cercanas, como el miedo, la incertidumbre, la tristeza, la inseguridad, entre otros. Las redes juegan un papel primordial durante esta fase, pues, además de ser un apoyo emocional, muchas veces también son apoyo económico. Si se tiene pareja e hijos se sabe que la red de apoyo los ayudará en este tránsito. Si se abandonan a los padres se sabe que otros hermanos, tíos o primos los cuidarán en su vejez, siempre hay alguien que ayuda al migrante. También las redes facilitan el traslado. Contar con una red de apoyo durante el traslado migratorio es importante ya que brinda información exacta de las rutas migratorias o espacios de acogida “seguros”, se conocen los horarios de tránsito de trenes, número de estaciones, ubicación de retenes, tiempo de cruce en el desierto, teléfonos de algún contacto, entre otro tipo de información útil para el viaje. El traslado produce incertidumbre, lo desconocido genera miedo, inseguridad, ansiedad, estrés; el migrante continuamente se pregunta si tomó la decisión correcta. Esta expectativa, generalmente la vive en soledad durante el proceso migratorio; si ha emigrado con algún familiar o amigo, éste se vuelve central para enfrentar las dudas; la red familiar o de amigos es vital pues son su referencia y ánimo para continuar. Durante el traslado también pueden ir surgiendo nuevas redes de apoyo que si bien son temporales se tornan básicas para la supervivencia. Algunos autores expresan que éstas son incluso más apreciadas que el cuidado recibido obligadamente por la familia y amigos. Decían que las redes facilitan el proceso de adaptación. Los recién llegados reciben información y ayuda instrumental que les sirve para manejarse en el nuevo entorno. Disponer de estas herramientas les facilita la inserción y les proporciona “seguridad” y un bienestar psicológico subjetivo, lo que les permite afrontar algunas circunstancias estresantes de lo cotidiano. Comúnmente los recién migrados reciben orientación y apoyo para encontrar trabajo y, en muchas ocasiones, alojamiento proporcionado por integrantes de las familias extensas o bien por paisanos o referentes de su propia red de apoyo. Por otro lado, los inmigrantes recientes suelen vincularse en grupos de compatriotas y si son de la ciudad o del pueblo de origen mucho mejor, se sienten más tranquilos porque mantendrán un lenguaje común, es decir, se trata de aspectos subjetivos identitarios. En Ontario la mayoría son de Jalisco, eso les ha permitido mantener tradiciones comunes y fortalecer sus lazos vecinales. Todos comen tortas
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