48 Primavera-verano 2013 Introducción ¿Qué tanto los profesionales de la salud mental somos conscientes de la ruptura o desarticulación de las mediaciones institucionales y simbólicas del pasado en medio de la crisis sistémica de estructuras económicas y políticas? ¿Entendemos los procesos de fragmentación cultural, de descomposición y recomposición de identidades que resultan decisivas por estos cambios en el mundo globalizado? (Wieviorka, 2007). La identidad individual y la colectiva son construcciones sociales, resultado de la interacción entre individuo-sociedadnaturaleza. Los procesos de individuación –del Sí mismo– van más allá de los elementos conocidos por el psicoanálisis tradicional ejercido en los consultorios. Requerimos orientar nuestro conocimiento como psicoanalistas a otras disciplinas para integrar la percepción del Ser y su interacción con los sistemas sociales y económicos que lo conforman. Desde su mirada original y crítica del psicoanálisis, Erich Fromm (1947; 1962; 1970; Fromm y Maccoby, 1996; Funk, 1983; Millán & Gojman, 2000) resaltaba las bases relacionales de la conciencia. Su perspectiva social del psicoanálisis, con la teoría del “carácter social”, se fundamentó en la trascendencia que tienen los vínculos emocionales con los padres. Sobre la base de esa imperativa necesidad de relación, los padres se destacan como transmisores por excelencia de la cultura, de los valores, de las costumbres y de su visión compartida del mundo. No siempre y no sólo las omisiones y distorsiones ofrecidas a los niños por parte de sus padres y figuras significativas, son el producto de una intención consciente y elaborada de protegerlos. Las ideas, todas ellas, más verdaderas o más falsas, con sus distorsiones y omisiones corresponden a las formas que el sistema social les exige e impone, en función de su rol y de su ubicación específica, como agentes sociales, con sus modos de funcionar y participar; tal y como son requeridos por las condiciones cotidianas y materiales de la existencia. El psicoanálisis con orientación social, sociopsicoanálisis, surgió en diálogo con disciplinas como la economía, la ENTENDER Y TRANSFORMAR DESDE LA PERSPECTIVA DEL SOCIOPSICOANÁLISIS sociología, la antropología, etc. La psique se conforma con base en las relaciones sociales y no solamente en las pulsiones libidinales, como lo definió Freud (1908). Por otra parte las disciplinas que estudian lo económico y lo social están comúnmente ajenas a la perspectiva de los individuos, centrándose en complejos números de ingresos, y sistemas monetarios que, proyectando las estadísticas mundiales justifican sus “desarrollos” y “progresos” en abstracto. Carecen de una comprensión humana del tejido social, de aquélla que sólo se da cuando los estudios se centran en las personas, tal como lo resaltó Schumacher (1976) en su libro Lo pequeño es hermoso cuando lo subtituló magistralmente: Un estudio de la economía como si la gente importara. Sustento de la teoría del carácter social El concepto de carácter social se refiere a los rasgos de carácter compartidos por personas que viven en condiciones cotidianas de existencia similares; es un recurso práctico para estudiar las interrelaciones entre las actitudes emocionales de una persona, enraizadas en su carácter y la condición global económica en que vive. Aplicando categorías psicoanalíticas a la investigación social en estudios empíricos (Fromm & Maccoby, 1996) se ha podido ilustrar los efectos que el modo de producción ejerce sobre la estructura de carácter de las personas. No sólo se toman en cuenta las condiciones externas, reales y presentes, sino también las motivaciones, las actitudes y valores internalizados e inconscientes (Gojman, 2008). La investigación psicosocial parte de la teoría psicoanalítica. Fromm tenía como base su experiencia clínica como psicoanalista y estudios previos como sociólogo al desarrollar un proyecto entre los obreros alemanes que se declaraban socialistas, en la República de Weimar, en el Instituto de Investigaciones Sociales de la Escuela de Frankfurt. La idea central era valorar el desarrollo de la energía psíquica, sustentada en la teoría psicoanalítica freudiana, y anticipar un futuro de la situación social de la Alemania de los años 1929-1930. El esquema psicoanalítico de ese tiempo se basaba en considerar la energía psíquica como el motor del desarrollo, así que la libido seguía el camino iniciado en la fase oral, seguido a la fase anal y de ahí a la fase genital, su máximo desarrollo. Fromm postuló sus hipótesis de desarrollo suponiendo que los obreros socialistas –quienes se declaraban por los beneficios sociales comunes tanto como por la libertad– se encontrarían en la fase de mayor desarrollo, pero esto se sostenía solamente a nivel ideológico, mas no fue confirmado por la investigación de los rasgos dinámicos de carácter que mostraron en los cuestionarios. Los obreros se manifestaron como situados en la fase anal (Freud, 1908), tanto por su necesidad de mantener el orden, el control meticuloso de su trabajo, la disciplina y el desarrollo que mantenían en sus organizaciones (Fromm, 1984). Sonia Gojman · Salvador Millán · Guadalupe Sánchez · Patricia González · Angélica Rodarte · Verónica Espinosa Seminario de Sociopsicoanálisis A.C, México, D.F.
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