Rúbricas 5

71 1.Introducción La psicología comunitaria como campo científico, disciplinar y profesional está por cumplir medio siglo. En la Tercera Conferencia Internacional de Psicología Comunitaria, en junio de 2010 en Puebla (México), se abordó una visión crítica acerca de sus avances y limitaciones. En el volumen I de las Memorias se plantea “la necesidad de incrementar la actividad teórica de la disciplina, de desarrollar habilidades analíticas y prácticas, de mantener vivo y alerta el ojo crítico, y de ampliar el alcance de sus inquietudes en tanto punto de convergencia científico” (Almeida et al., 2011: 35). En las Memorias de la Primera Conferencia Internacional de Psicología Comunitaria, publicadas en Puerto Rico, el editor, Carlos Vázquez Rivera (2009: xvi) expresa: “Las historias de nuestra disciplina tienen las bases de las luchas comunitarias: inconformidad con las estructuras existentes, desafíos [a] las instituciones establecidas, retos a los conocimientos convencionales, planteamientos sobre las relaciones de poder y sus múltiples efectos, marginalización, cuestionamientos éticos y un llamado a la acción política”. Dicho en otras palabras, la segunda cita se refiere al qué de la psicología comunitaria y la primera al cómo. Las tareas que desde los años setenta se ha propuesto la psicología comunitaria, las que con aciertos y deficiencias ha ido desarrollando desde entonces, y las que se le presentan en los tiempos desasosegados y confusos de esta segunda década del siglo xxi (Umbral, 2011), nos han llevado a un diálogo más profundo con la sociología a fin de indagar en torno a preguntas relacionadas con los sucesos mundiales más recientes (Chomski, 2011). Científicos sociales contemporáneos perciben de diferentes formas el predicamento en el que nos encontramos. ¿Es posible cambiar el mundo? (Hobsbawm, 2011), ¿Es posible compartir y cuidar (Bauman, 2006: 147) entre iguales y diferentes (Touraine, 1997) en este mundo de individualismo y exclusión?, ¿Habrá alcanzado la Humanidad su umbral de incompetencia moral (Maaluf, 2009)?, ¿Estamos abocados a una sucesión de catástrofes en cadena (Morin, 2011)? Contrastando nuestra experiencia, como psicólogo comunitario, la del autor y como socióloga, la de la autora, con las reflexiones de dichos científicos nos preguntamos si acaso no estamos en el inicio de un colapso civilizatorio cuyas complejas características son difíciles de identificar, nombrar y enfrentar. ¿Cuál puede ser el aporte teórico, analítico, crítico y transdisciplinar de la psicología comunitaria hermanada con la sociología (Almeida, 2011)? ¿Qué hacer cuando, al parecer, no se puede hacer nada? ¿Qué hacer cuando incluso el nombrar lo que ocurre se ha vuelto tan difícil? 2. Psicología y compromiso con la realidad como crisis sistémica y civilizatoria A partir de la segunda mitad del siglo xx vivimos en un escenario particularmente complejo que expresa una crisis de las estructuras económicas y políticas precedentes, y un resquebrajamiento de los referentes culturales e institucionales que habían dado una aparente estabilidad y sentido social durante más de dos siglos, aun a pesar de dos guerras mundiales y de múltiples revoluciones al interior de los países. El dislocamiento de estructuras económicas y políticas Las transformaciones del aparato productivo a nivel mundial, sustentadas en un avance científico sin precedentes: electrónica, telecomunicaciones, nanotecnología, biotecnología, modificaron la estructura del proceso productivo de manera contundente. La crisis financiera de la década de los setenta, la competencia creciente en esos

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