Rúbricas 5

73 activa, una realidad diferente, desarrollando pensamiento y acción desde la psicología para atender desde otra mirada a la humanidad, como propone Ignacio Martín-Baró (2006): Una psicología de desalienación, concientización, comunicación y esperanza. Una psicología de la salud desde los sufrimientos. Una psicología educativa desde los analfabetos. Una psicología laboral desde los desempleados. Una psicología clínica desde los excluidos. Una psicología ambiental desde los damnificados. Una psicología económica desde los excluidos. Una psicología política desde los dominados. Una psicología comunitaria que lleve a una democracia de poderes compartidos, a ciudadanía y ruralía de alta confianza mutua, a las subjetividades afirmadas y, por lo mismo, solidarias, de las que hablan Touraine (1997) y Wieviorka (2008). Una psicología que emerja de los reductos de dignidad que habitan a tantos individuos y grupos y desde nuevas formas humanas de resistencia solidaria. 3. Los desgarramientos sociales y la psicología comunitaria Los desgarramientos sociales El parteaguas civilizatorio se caracteriza por enfrentar a la humanidad a desgarramientos de gran envergadura (Sánchez, 2008): • El desgarramiento entre las aspiraciones al “desarrollo” (y la defensa de los que lo viven) y su inviabilidad ecológica y política para la mayoría de la población que lo subsidia • El desgarramiento entre las fuerzas impersonales del mercado y la vida cotidiana, que hacen que poder y experiencia cotidiana se hayan separado para la mayoría de la gente (Castells, 1999). • El desgarramiento ante la imposibilidad de articular ciudadanía, diversidad cultural y equidad, por los antagonismos existentes entre las cosmovisiones, los estilos de vida y los intereses en juego. Parece imposible lograr una igualdad que no signifique homogeneidad, coexistiendo con una diversidad que no signifique discriminación • El desgarramiento entre el deseo de ser sujetos de la propia existencia y la imposición autoritaria, que la mayoría de las instituciones está ejerciendo como reacción ante su debilidad • El desgarramiento entre el mundo exterior –sus exigencias, presiones, velocidad, y ruido– y el mundo de la interioridad que exige silencio, intimidad, recogimiento. La psicología comunitaria, ¿espectadora o comprometida? En este inicio de la segunda década del siglo xxi, la psicología comunitaria enfrenta dificultades y obstáculos, necesidades teórico-metodológicas para comprender y buscar alternativas frente a los problemas de la mayoría de la población (Freitas, 2010: 17-22), frente a los desgarramientos que afectan de manera contundente a las sociedades. Se requiere ir más allá de la psicología y de lo intrapsíquico para entender las relaciones cotidianas. Hay poblaciones que viven situaciones de injusticia y hasta de crueldad en su vida cotidiana como algo natural e irreversible. La psicología comunitaria tiene frente a sí oportunidades de dar visibilidad y contrarrestar esas experiencias de atentados contra la vida, la dignidad y la justicia. La psicología comunitaria tiene que meterse al espesor de la vida para colaborar en esa lucha, para reconocer las posibilidades de cambiar el mundo en ese universo absurdo de miseria, dolencias y pobreza humana (Hobsbawm, 2008). O como dice Pedro Trigo (2012), “dando compañía, dando espacio, abriendo camino cuando la situación parece cerrada. Ayudando a vivir humanamente las pasividades de la realidad y más aún las causadas por otros culpablemente”. Al inicio de la primera década del siglo xxi se vislumbraron grandes esperanzas de poder superar el pensamiento “único” del neoliberalismo en el Foro Social de Porto Alegre, en el que participaron, con experiencias y propuestas, numerosos movimientos sociales. Al inicio de la segunda década se experimenta cierto desaliento. En el Foro Social de Dakar, Senegal, a principios de 2011, […] los movimientos han pasado a un tercer lugar detrás de los gobiernos y las ong… en América Latina se va conformando una gruesa nube… que desfigura la realidad. La situación es tan compleja que no es sencillo encontrar un eje analítico capaz de dar cuenta del conjunto o que pueda mostrar que existe una realidad única (Zibechi, 2011a: 27). Han aparecido problemas importantes para definir los caminos para coordinar resistencias frente a los abusos del sistema financiero depredador: hay confusión para identificar los sujetos de los cambios para lograr la autonomía de los oprimidos. Se repiten teorías en vez de “atenerse a la realidad de lo que sucede en el abajo que se organiza y se mueve” (Zibechi, 2011a). No entendemos bien el actual patrón de acumulación de capital sin darnos cabal cuenta del extractivismo rampante que sacrifica pueblos enteros (Amazonia, zonas mineras de México, producción de etanol a partir de la caña de azúcar en regiones de Colombia y otros países). “La filosofía del buen vivir como modelo alternativo y viable no ha encarnado en la vida real, y las más de las veces se reduce a discursos que encubren prácticas afines a la acumulación de capital.” Pero hay mucha actividad por abajo que no espera la convocatoria de grandes sucesos. Ahora es necesario “arar a ras del suelo para seguir sembrando” (Zibechi: 2011a). En esta segunda década coexisten los beneficios del “mal desarrollo” para

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