Rúbricas Número Especial

El proceso de investigación de Tesis José Guadalupe Sánchez Aviña Segunda reimpresión de la segunda edición Precio de venta al público: $115.00 ISBN: 9709720120 152 páginas La generación de conocimiento es algo complejo, donde hay que invertir talento y esfuerzo; representa la oportunidad del ejercicio de pensamiento humano orientado a la resolución de problemas humanos. No obstante que hoy el formato de “tesis” se encuentra en predicamento en las instituciones educativas, la propuesta de este libro se basa en entender que la formación académica de un profesional exige un componente de formación para la investigación, aun cuando no pretenda ser investigador, es decir, la investigación por sí misma es muestra de la vocación humana para comprender su mundo y transformarlo en bene cio colectivo. Como las Mariposas Monarca. Migración, identidad y métodos biográ cos María Eugenia Sánchez Díaz de Rivera Luis Hernández Rojas Primera edición Colección Lupus Inquisitor Precio de venta al público: $120.00 ISBN: 9786077901266 150 Páginas “Los migrantes somos como las mariposas monarca, ir y venir ya forma parte de nuestra naturaleza”, a rma Luis Hernández Rojas, coautor de este libro. La construcción del texto se centra en la historia de su vida, descubriendo desde esa narrativa un entramado social transnacional y a la vez su singularidad individual respecto a ese contexto. El libro muestra la pertinencia de los métodos biográ cos para aproximarse a la comprensión de distintos niveles de la realidad social. El espacio público en la ciudad contemporánea Perspectivas críticas sobre su gestión, su patrimonialización y su proyecto Mireia Viladevall I Guasch María A. Castrillo Romón (Coordinadoras) Precio de venta al público: $180.00 ISBN:9786077901105 228 páginas El trabajo de autores europeos y americanos provenientes de un largo número de disciplinas (urbanística, antropología, sociología, historia, derecho, geografía y arquitectura) con uye en este libro que aborda la cuestión del espacio público desde una perspectiva que podríamos cali car de ética: la preocupación por el devenir actual y las perspectivas de futuro de ese bien común que, como sostiene Henri Lefebvre, es esencia misma de la ciudad.

ARTE CONTEMPORÁNEO POR LA PAZ, LA JUSTICIA Y LA SEGURIDAD CIUDADANA La Universidad Iberoamericana Puebla invitó al maestro en Artes Visuales, José Valderrama, a crear una muestra de arte contemporáneo con el tema de la Campaña Universitaria 2012. Las fotografías que se enseñan en las páginas de este número de Rúbricas forman parte de ella. La muestra se compone de cinco instalaciones de gran formato que desarrollan una apropiación estratégica del campus con el fin de provocar y confrontar en la comunidad universitaria una reflexión crítica de la situación actual en términos de sacudida y puesta en marcha de la generación de conciencia y acción. Estas instalaciones se refuerzan unas a otras, están concebidas como un sistema dentro de espacios estratégicos de la Universidad, donde la intencionalidad principal es confrontar a la comunidad universitaria y al espectador ante estas realidades y ausencias de paz, justicia y seguridad ciudadana, evidenciando que el tiempo transcurre y la indiferencia está distante de la epistemología de nuestra institución. Instalación 1 Estrategias y realidades En esta obra se establece un diálogo entre las cifras y datos que evidencian las maniobras fallidas, por un lado, y por otro, la urgencia de nuevas estrategias soportadas y construidas por los sueños de una sociedad que día a día se entiende más pertinente y actuante ante su realidad, de esta forma, el líquido vital expresa una emanación de paz, justicia y seguridad ciudadana. El fondo pretende ser blanco, pero su circunstancia lo condiciona a un estado impuro, a un estado hermenéutico del sentido de coherencia y armonía social. Instalación 2 A tiempo por la paz El tiempo como referente ontológico de nuestra existencia sujeta uno de los factores que denotan con contundencia las consecuencias de las decisiones que han privilegiado ciertos intereses; el deterioro medio ambiental, y como éste, otras decisiones en el ámbito de la paz, la justicia y la seguridad ciudadana están quedando ausentes en el tiempo. La indiferencia, la apatía y la falta de conciencia y viabilidad colectiva, los vacíos de sentido y el pragmatismo consumista, ubican un paralelismo entre el deterioro físico del planeta y el deterioro social imperante en gran parte de nuestro mundo. “A tiempo por la paz” no sólo argumenta esta dualidad conceptual, plantea la experiencia del tiempo como pregunta: ¿Qué haces ante estos deterioros? ¿Piensas actuar? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Dónde? ¿Estás a tiempo? MUESTRA... Ilustración: L.D.G. Arturo Cielo

Artista Contemporáneo Maestro en Artes Visuales y Arquitecto por la UNAM, cuenta con estudios especializados en Arte Contemporáneo y un sin número de exposiciones individuales y colectivas en diversos lugares, entre los que destacan: Museo de Arte Moderno, Ciudad de México. INBA, Museo Universitario Contemporáneo de Arte Moderno, UNAM. Museo Casa Carranza, INAH. Museo Experimental El Eco. Actualmente es profesor investigador de la Ibero Puebla. Instalación 3 Hoguera El entredicho sobre los aspectos de las garantías constitucionales en materia de seguridad ciudadana y derechos humanos es innegable, el círculo normativo de la hoguera está lejos de la epistemología latina focus como representación e interpretación simbólica del término hogar, como el fuego protector y sagrado que se encuentra en el hogar. Contradictoriamente, la norma se desplaza en su exterior y se pierde en su ensimismamiento, se diluye en su interpretación y aplicación, no produce seguridad, es una hoguera silenciada en espera de la materia encendida: sociedad pensante y activa. Instalación 4 Troncos En un continuo ejercicio plástico de simbolismos se presenta el espacio intervenido, donde el reconstituir la verticalidad del árbol caído, del árbol ya muerto, en un acto de regeneración paisajística anti olvido, se yergue en río de troncos inertes como testigos de ausencias presentes, una sociedad contemporánea inmóvil, inmersa en los hechos y consumos cotidianos e indiferente en su mayor parte. Esta obra experimenta con el andar de los seres humanos y los confronta desde la imagen: robos, crímenes, secuestros, narco, violaciones, trata. Pasamos y participamos de los troncos, somos troncos que en disyuntiva decisión no queda opción: seguimos inertes o creamos un nuevo y esperanzador paisaje en nuestro andar. Instalación 5 Seguridad ciudadana Tres frágiles columnas a escala humana se yerguen como pilares agobiados por y contra la impunidad, la inequidad y la corrupción. Frente a éstas la apropiación del espacio surge en una retícula de “cajas” construidas a modo de lápidas que contienen los sueños contenidos donde las heridas sociales vienen expresadas por diversas sensibilidades comunes ante la tragedia. Un espacio intrigante, provocador, concreto y drástico donde la seguridad ciudadana se extiende en sus evidencias y de forma antagónica reduce la experiencia a un simple acto de humildad ante la condición humana y de esperanza ante un coherente humanismo. PEPE VALDERRAMA

Directorio Universidad Iberoamericana Puebla Rector David Fernández Dávalos, sj Director General Académico Gonzalo Inguanzo Arteaga Director General del Medio Universitario Noé Agustín Castillo Alarcón Director General de Desarrollo Institucional Xavier Recio Oviedo Director General de Administración y Finanzas Jesús Bernardo Rosas Pozos Directorio Rúbricas Comisión Editorial Aurora Berlanga Álvarez, Oscar Arturo Castro Soto, Marcos Ricardo Escárcega Méndez, Ana Lidya Flores Marín, Pablo Guinsberg Plouganou, Marcela Ibarra Mateos, Gonzalo Inguanzo Arteaga, Emma Morales García de Alba, Benjamín Ortiz Espejel, José Sánchez Carbó. Director Benjamín Ortiz Espejel Coordinadora temática de este número Iliana Galilea Cariño Cepeda Edición y corrección Marcos Ricardo Escárcega Méndez, coordinador, Susana Plouganou Diseño de retícula y diagramación Ana Cepeda - Pedro Bouret Diseño de portada Ana Cepeda - Pedro Bouret Revista de la Universidad Iberoamericana Puebla Otoño de 2012 Número especial Rúbricas número especial, otoño de 2012, revista semestral de la Universidad Iberoamericana Puebla, con domicilio en Blvd. del Niño Poblano 2901, Unidad Territorial Atlixcáyotl, CP 72430, Puebla, Pue., con certificado de reserva de derechos al uso exclusivo número 04-2011-021410194000-102 y certificado de licitud y contenido número 15290, expedido por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación, fue impresa en Litografía AstroColor, S.A. de C.V., 29 Sur 2714, Col. Santa Cruz los Ángeles, CP 72400, Puebla, Pue. Tiraje de 1 000 ejemplares distribuidos por la Universidad Iberoamericana Puebla. Toda colaboración o correspondencia deberá dirigirse al correo electrónico: ricardo.escarcega@iberopuebla.mx y libros@iberopuebla.edu.mx

P resentación Nuestro país vive una grave crisis de inseguridad y violencia de unos años a la fecha. Esta crisis ha afectado a todos los ciudadanos, hombres y mujeres, adultos mayores, jóvenes y niños, particularmente a poblaciones marginadas y vulnerables. La violencia y la inseguridad son resultado de la mezcla de la acción criminal con mecanismos de control de la misma introducidos por el Estado. La estrategia de combate al crimen ha tenido un enfoque reactivo-represivo, en el que al fenómeno delictivo se le enfrenta de manera casi exclusiva con el uso de la fuerza. Esta estrategia, que carece de objetivos claros, de mecanismos públicos y consensuados de evaluación, ha propiciado la comisión de graves violaciones a los derechos humanos y provocado una mayor violencia de la delincuencia organizada en contra de la población civil. Las consecuencias son desoladoras: casi 60 mil muertos, miles de desaparecidos y decenas de miles de personas desplazadas de su lugar de residencia, sin haber obtenido resultados significativos en términos de control de drogas, violencia y crimen organizado. El enfoque represivo, además, no ha contribuido a resolver las causas de fondo de los consumos ilegales y de la violencia. Inseguridad, delito y violencia son fenómenos que tienen muchas y complejas causas. Se encuentran ligados a factores de marginación social, falta de oportunidades, desigualdad económica, así como a la corrupción endémica, debilidad, ineficiencia de las instituciones del Estado, particularmente de las encargadas de procurar y administrar justicia. Al Estado le que corresponde garantizar la seguridad de las personas y es un derecho exigir que cumpla con esta obligación. Pero, además, es deber del Estado respetar y garantizar los derechos humanos de la población. Para que ambas cosas sean posibles, es urgente cambiar la estrategia y el concepto mismo de seguridad que maneja la élite gobernante. Una concepción adecuada de seguridad la define de manera amplia, con un enfoque democrático y de derechos humanos. Toma como base la dignidad de la persona humana y el derecho a una vida sin violencia, centrándose en la protección de las personas y las comunidades, a fin de que puedan desarrollarse plenamente. En esta comprensión, el respeto a los derechos fundamentales y a las garantías individuales es parte esencial y no un obstáculo para conseguir la seguridad que se pretende. La estrategia que se requiere, por otra parte, debería tener como fundamento el incremento de la capacidad de investigación y procuración de justicia y no el “despliegue territorial” de la fuerza pública. Adicionalmente, debe contemplar el retorno gradual de las Fuerzas Armadas a sus responsabilidades constitucionales, dado que su actual participación carece de un marco institucional democrático para su involucramiento en el combate a la delincuencia. La prevención del delito, el fomento de la cultura de la legalidad, además de políticas sociales de combate a la pobreza, generación de empleo, acceso de los jóvenes a la educación, han de complementar la estrategia que necesitamos. La participación ciudadana, el control civil sobre las fuerzas del orden, la rendición de cuentas en estas tareas son fundamentales para garantizar la eficacia de las medidas que se adopten, pero sobre todo como expresión de genuina democracia. Los temas de la paz, la justicia y la seguridad de las personas son temas propios de la universidad: en ellos se juega también la posibilidad de la universidad misma y la justeza del saber universitario. Corresponde, pues, a las instituciones de educación superior, junto con otros grupos humanos y organismos públicos y privados, investigarlos, difundirlos, y proponer derroteros para su plena garantía. Además, la educación puede y debe trastocar la aprobación social del criterio del lucro como valor supremo que yace en el fondo de la problemática de la economía criminal. También desde la educación es posible prevenir consumos dañinos para la juventud. Este número especial de Rúbricas quiere ser una manifestación del interés y compromiso de nuestra Universidad con su circunstancia. Pretende aportar a la discusión sobre seguridad y violencia en curso en el país, en el contexto del relevo en la Presidencia de la República. En la Ibero Puebla somos pacifistas, pero queremos ser pacificadores: aportar nuestra visión y propuestas para combatir la violencia y construir la paz que es fruto de la justicia. No queremos ser ingenuos, sino comprender esta problemática en su cabal complejidad. También deseamos hacerlo desde los intereses y anhelos de los sectores más vulnerables y marginados de la sociedad. Por eso abordamos aquí la perspectiva de los jóvenes, los indígenas, las mujeres. El tema de la mediatización de estas cuestiones es igualmente un factor para su abordaje íntegro. La universidad sólo puede cumplir sus fines dentro de la sociedad si preserva su libertad frente a cualquier factor externo de poder. Mientras mayor sea su autonomía e independencia, mejor podrá servir como educadora, guía, promotora del avance social y cultural, y como instancia crítica permanente. Las reflexiones que ahora presentamos las hemos hecho con toda libertad y absoluta independencia de cualquier interés establecido fuera de nuestra casa de estudios. Al hacerlo así nuestra intención es precisamente educativa, crítica, promotora y propositiva. David Fernández Dávalos, sj. Rector de la Universidad Iberoamericana Puebla

Violencia y medios en tres tiempos Ana Lidya Flores / Roberto Alonso / Noé Castillo pág. 12 pág. 62 #YoSoy132 Mónica Cuétara Índice Presentación David Fernández Dávalos, sj Los jóvenes universitarios y su percepción de la violencia en México: análisis a partir de las encuestas realizadas a la comunidad universitaria de la Ibero Puebla Betzabé Vancini Romero Violencia y medios en tres tiempos Ana Lidya Flores / Roberto Alonso / Noé Castillo Reflexiones en torno aos xoves, a delincuencia e as bandas criminais Tamara Rubiños Varela Seguridad ciudadana, tarea ciudadana Edgar Cortez La desaparición de personas, un asunto de seguridad ¿y de justicia? Anahí Espíndola Pérez Seguridad ciudadana y políticas públicas: reflexiones desde el enfoque de políticas públicas Víctor Figueras Acceso a la justicia para la población indígena: cambio de paradigma constitucional en un contexto de sujeción del derecho a la voluntad política Alejandro Jiménez Padilla / Galilea Cariño Cepeda Traducción libre del texto: “Acceso a la justicia para la población indígena: cambio de paradigma constitucional en un contexto de sujeción del derecho a la voluntad política” Eufemia Luna Segura #YoSoy132 Mónica Cuétara “Yo como sujeto #132”: Crónica de la primavera mexicana en Puebla Eliel Francisco Sánchez Acevedo Reflexiones y propuestas de la comunidad universitaria de la Ibero Puebla, en torno a la paz, la justicia y la seguridad ciudadana El niño fantasma Susana Celic Castañeda Azamar 5 8 12 22 28 34 44 50 56 62 64 66 74

Autor: Antonio Audirac Obra: Enfrentamiento

8 Otoño 2012 Betzabé Vancini Romero Directora de Comunicación Institucional de la Universidad Iberoamericana Puebla Análisis a partir de las encuestas realizadas a la comunidad universitaria de la Ibero Puebla

9 después de la Revolución Mexicana, a inicios del siglo xx. Tal como es de esperarse, esta ola de violencia y poca gobernabilidad ha tocado la vida de cada una de las personas que habitamos este bello, aunque peligroso país. Las instituciones gubernamentales colapsan frente a nuestros ojos a causa de la corrupción que permea hasta lo más profundo de sus estructuras. A partir de esta ineludible realidad, a inicios de 2012, se hizo la declaratoria en la Ibero Puebla del año en curso como “el año por la Paz, la Justicia y la Seguridad Ciudadana” y a partir de esta declaratoria se conformó una campaña cuya finalidad era sumar esfuerzos y voluntades entre alumnos, académicos y personal para lograr el objetivo de profundizar en la conciencia de la comunidad universitaria la exigencia de una paz activa, de una justicia real y de una seguridad ciudadana que garantice adecuadas condiciones de desarrollo para cada uno de los mexicanos. La misión de la Campaña 2012 no fue la manifestación de una paz ingenua, sino la búsqueda activa de una paz que exige a los gobernantes y a las instituciones que garanticen a los ciudadanos estos tres derechos fundamentales. Durante los últimos años, México se ha visto envuelto en la que podría ser la peor ola de violencia de su historia

10 Otoño 2012 Como parte de las actividades de la Comisión organizadora de la Campaña Universitaria 2012, se desarrolló y aplicó una encuesta en la comunidad universitaria que tuvo como finalidad conocer la percepción de la violencia y de la situación del país al interior de la Universidad.1 Si bien el estado de Puebla se considera todavía un oasis en medio de estados con severos problemas de violencia a causa del narcotráfico –Morelos, Veracruz y Guerrero, principalmente–, sus pobladores y en particular los estudiantes no están exentos de padecer situaciones que ponen en riesgo su integridad y sus posibilidades de desarrollo. Una de las razones fundamentales es el alto porcentaje de estudiantes provenientes de los estados del centro oriente y suroeste del país, quienes en varios casos han migrado a Puebla como opción para tener una vida más segura y “tranquila”, una vez que en sus estados de origen los han amenazado de secuestro, o bien, sus familiares cercanos han sido víctimas de extorsión, secuestro o incluso asesinato. Este es el abismo al que los jóvenes se enfrentan hoy: la violencia que todo lo rompe, todo lo ensucia y todo lo invade, tal como si fuera un hoyo negro que nos va robando nuestras garantías paso a paso. La primera cifra sorprendente en los resultados de las encuestas fue que 48% de los encuestados han sido víctimas de algún delito en un plazo de un año. La mayoría de ellos no realizaron denuncia ante ninguna instancia y únicamente cerca del 25% presentaron denuncia formal ante el ministerio público y la policía estatal, sin embargo, casi el 75% de quienes denunciaron manifiestan haber recibido mal trato y retraso en sus procesos y denuncias y, además, por supuesto, no haber recibido ningún tipo de compensación del daño o ayuda. Únicamente el 8% de los jóvenes que acudieron a denunciar manifiestan haber recibido atención adecuada y haber recibido justicia expedita en su caso. Sin embargo, el haber sido víctimas de algún delito no es la única preocupación que aqueja a la población universitaria, sino el altísimo porcentaje de casos que se conocen sobre delitos cometidos contra personas que pertenecen a su familia, su círculo de amigos o compañeros universitarios. Una de las cifras más fuertes dentro de los resultados de la encuesta fue que el 92% de los jóvenes encuestados conocen a alguna persona que fue víctima de un delito en el último año. Esto refleja que los jóvenes se sienten envueltos en un ambiente de inseguridad y de poca protección por parte de las autoridades, pues gente cercana a ellos ha sido víctima de algún delito, desde el más común que manifiestan como el robo a transeúnte o a casa habitación, hasta extorsión, secuestro y homicidio. Esta percepción del entorno no mejora con la presencia de retenes y operativos, pues existe un alto grado de desconfianza de la población a partir de los retenes y operativos ilegítimos que lejos de garantizar la seguridad, exponen a los automovilistas a un atraco mayor. Sobre los operativos implementados en el estado de Puebla, que se han dado a conocer públicamente como el “blindaje” del estado ante la creciente violencia que se vive en estados aledaños, los estudiantes tienen las siguientes percepciones: el 53% de ellos dice haber visto más militares circulando por las calles y más operativos policiacos; el 25% refiere que lo más sobresaliente es el incremento de participación ciudadana en la seguridad, principalmente en operativos como “vecino vigilante”, las uniones de locatarios e incluso algunos planes de contingencia que tienen entre familiares o amigos para comunicarse en caso de algún problema. Mientras los gobiernos de los estados y el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa saturan los medios de comunicación con mensajes sobre los “logros” de la guerra contra el narcotráfico y se jactan de la realización de eventos en pro de la humanización de la policía y el abatimiento de la corrupción en las instancias responsables de otorgar justicia, únicamente el 3% de los encuestados manifiesta que hay mayor profesionalización de la policía y una reforma integral del sistema de justicia. Ciertamente los programas plantean un cambio en la concepción de los cuerpos policiacos, pero esto se encuentra en etapa de planeación y en incipientes planes de ejecución que pocos resultados garantizan en este momento a la sociedad civil y que es percibido de esta manera por los jóvenes universitarios, quienes en algunos casos comparten la percepción de que la presencia del ejército y de retenes en las calles, lejos de hacerlos sentir más seguros, les produce un sentimiento de acoso por parte de las autoridades. Algunos de ellos comparten que aún cuando han tenido plena disposición de cooperar en los retenes y en las revisiones, han sido víctimas de la violación de sus derechos –vejaciones, insultos, malos tratos, robo de alguna pertenencia, entre otros–, aún tratándose de retenes legales operados por policías estatales o federales. Pareciera que la línea divisoria entre autoridades y criminales es tan fina que en varios casos se difumina y desaparece. Entre los jóvenes encuestados hubo más de uno que se atrevió a compartir sus experiencias relacionadas con el crimen organizado y la falta de seguridad y justicia. Entre ellas destaca una alumna proveniente de Guerrero, quien al momento de ser encuestada señaló que tenía más de tres meses sin ir a su casa a ver a su familia, pues su papá –empresario acapulqueño– había recibido varias amenazas de secuestro contra él y sus hijos si no otorgaba una cantidad determinada de dinero a una organización criminal que opera en ese estado. El padre de esta alumna denunció ante las autoridades guerrerenses la situación, pero lejos de obtener una respuesta favorable o en pro de la seguridad de su familia, a partir de la denuncia fue objeto de más amenazas, razón por la cual tuvo que enviar a su esposa y sus dos hijos a Puebla y al Distrito Federal para garantizar su seguridad mientras él sigue trabajando en el puerto de Acapulco. ¿Es esta la visión que queremos tener sobre la seguridad de nuestras familias? No lo creo. Desde 2006 hasta la fecha han desaparecido miles de jóvenes y miles de padres de familia que un día salieron de sus casas para no volver. Tal como lo dice el desgarrador poema de María Rivera “Los Muertos”, existen miles

11 de madres esperando por sus hijos o por sus esposos desde hace meses, lidiando con la cruel condena de saber que muy posiblemente no van a volver y que, en el peor de los casos, ni siquiera van a encontrar restos qué enterrar para darles descanso. Esto ha detonado una migración al interior del país y un constante desplazamiento de familias completas a otros estados con menores índices de violencia. Ya no es extraño encontrar por las calles de Puebla, automóviles con placas de Tamaulipas, Nuevo León, Michoacán y Durango, principalmente. De esta situación se deriva la inevitable paranoia social que provoca cierto rechazo hacia las personas que llegan a Puebla provenientes de estos estados. Salvo sus claras excepciones, aun en Puebla, “estado seguro”, los jóvenes y sus familias han optado por no mostrar un estilo de vida ostentoso que los ponga en la mira de la delincuencia organizada, con más razón aún, sabiendo que su tránsito ocasional de fin de semana o de los periodos vacacionales tendrán que transitar por estados como Morelos y Veracruz, que se han vuelto punteros en temas de violencia en esta zona del país. Existe también un pequeño porcentaje de nuestra población estudiantil2 que proviene de estados del norte tales como Nuevo León, Chihuahua, Durango y Tamaulipas, principalmente, que ha llegado aquí con la esperanza de poder cursar sus estudios profesionales de manera segura y tranquila en comparación con lo que han visto, sabido y experimentado en sus estados de origen. Algunos de estos alumnos se han acercado a miembros de la Comisión organizadora de la Campaña para compartir sus experiencias, sin embargo, el miedo aún permea sus acciones y evitan usualmente dar sus nombres o mayores datos sobre sus familias. La inseguridad se ha convertido en una pesadilla persecutoria en su vida de estudiantes que parece no ofrecerles ninguna garantía de cambio favorable. ¿Hasta cuándo estaremos expuestos a esta condición que nos impide desarrollarnos libremente como ciudadanos? ¿Hasta cuándo seguiremos tolerando que la corrupción penetre como la humedad todas las instituciones de gobierno y no haya justicia? Como mexicanos hemos tenido que aprender a sobrellevar y sobrevivir a la constante amenaza y a la incertidumbre que nos ofrece la casi nula gobernabilidad del país. El Estado mexicano colapsa frente a nuestros ojos como consecuencia última de un sistema corrupto, descompuesto, torcido, injusto y fusionado con el crimen. ¿Hasta cuándo será el día que como ciudadanos y académicos aceptemos la responsabilidad de exigir y mover el motor que garantice a éstos, y otros jóvenes, las condiciones necesarias para estudiar, desarrollarse, profesionalizarse y conformar un México nuevo y mejor? La respuesta a esta pregunta se encuentra dentro de nuestras universidades, dentro de la vida académica y del compromiso y valor de seguir promoviendo dentro de nuestras aulas, jóvenes críticos y propositivos ante la realidad que los rodea y los increpa. 1 Encuesta realizada entre febrero y abril de 2012 a cerca de 300 estudiantes durante diversos eventos en la Universidad Iberoamericana Puebla. Los resultados fueron obtenidos y graficados por los miembros de la Comisión organizadora de la Campaña Universitaria 2012: Por la Paz, la Justicia y la Seguridad Ciudadana. 2 Cerca de ochenta alumnos son provenientes de esos estados, según datos actualizados de la Dirección de Servicios Escolares, mayo 2012. La inseguridad se ha convertido en una pesadilla persecutoria en su vida de estudiantes que parece no ofrecerles ninguna garantía de cambio favorable. Fotografía: Ana Karen Aguilar

12 Otoño 2012 Ana Lidya Flores, Roberto Alonso y Noé Castillo Colaboradores en la Universidad Iberoamericana Puebla e integrantes del Capítulo Puebla de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (amedi) Fotografía: Morguefile.com

13 México llegó a la conmemoración del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución Mexicana sumido en una ola de violencia. Al mes de abril de 2010, el combate contra el narcotráfico que el gobierno federal inició en 2007 arrojaba un saldo de más de 22 mil muertos, cifra que, se calculaba, ascendería a 30 mil al finalizar el año. Año y medio después, la estimación se duplicó y 2011 cerró con un número escalofriante: 60 mil 420 homicidios según la sumatoria del semanario Zeta. La estadística, junto con sus efectos –secuestros, torturas, desapariciones, desplazamientos y extorsiones, por mencionar algunos–, empañó los festejos patrios. No faltaron, y tampoco han cesado, los intentos de maquillar esta ominosa realidad, particularmente de cara al recuerdo de dos hitos en la historia mexicana. Sin embargo, el recrudecimiento de la violencia desbordó la panorámica patriótica. A la cita con los 200 años del inicio de la guerra por la Independencia y los 100 años del comienzo de la gesta revolucionaria que perfiló el destino del país en buena parte del siglo xx, México llegó con territorios capturados por el crimen organizado. Los tiempos que se narran enseguida son reflejo de tres miradas sobre la manera en que este clima de violencia ha configurado las interacciones comunicativas en México. El primer tiempo es una reacción, desde un medio marginal, animada por un espíritu de hartazgo y con un emplazamiento fulminante: “¡Basta de sangre!”. Había que poner un alto a la escaldada de violencia y muertes, concluyó una media decena de moneros que encontraron en pocos días solidaridad y eco en miles de personas. En respuesta a este reclamo, el segundo tiempo retrata un intento de adaptación de la prensa nacional ante un contexto de alto riesgo. A la pregunta ¿de qué forma pueden los medios de comunicación evitar ser voceros involuntarios de los hechos criminales?, una cúpula de personas ligadas a la industria mediática contestó que una vía era la firma de un acuerdo con criterios editoriales comunes para la cobertura periodística de la violencia. Finalmente, el tercer tiempo explora un terreno que ha quedado al margen de las reacciones y las respuestas que los medios tradicionales han manifestado ante el ambiente de violencia: las redes sociales. Allí, en esa interacción digital que en ciertas regiones del país se ha convertido en herramienta de supervivencia frente a las disputas entre cárteles del narcotráfico, y los enfrentamientos entre miembros de las Fuerzas Armadas y bandas delictivas, pareciera encontrarse una atmósfera de vulnerabilidad mayor. Escritos con la individualidad de cada uno de sus autores, los tiempos relatados fueron prefigurados a través de reflexiones y puestas en común respecto a la relación que tiene la violencia y los medios, o los medios y la violencia, en la escena mexicana.

14 Otoño 2012 ¡Ya basta de ! Al despuntar la primera semana laboral de 2011, los lectores de periódicos y revistas nos encontramos con una sugerente imagen en la edición del lunes 10 de enero: en la primera plana de La Jornada, un cartel diseñado por Alejandro Magallanes ponía frente a nuestra vista el lema “No más sangre”. Ésta era la imagen emblemática de la campaña emprendida por los moneros más combativos del país que desde la revista El Chamuco y los hijos del averno, invitaban a sus lectores y lectoras a sumarse a su campaña. Así, Rius (Eduardo del Río), (Antonio) Helguera, Patricio, El Fisgón (Rafael Barajas) y (José) Hernández, en la primera página de la publicación catorcenal, expusieron el núcleo central de su propuesta: ¿No sabes, lector o lectora, cómo dar a conocer tu ENCABRONAMIENTO, DECEPCIÓN, PARANOIA O APATÍA ante la pinche situación que vivimos en nuestro país? Te sugerimos entonces que hagas lo siguiente: En un pedazo de papel, cartulina o lo que sea, pinta este letrero: ¡basta de sangre!, si puedes, con mayúsculas, mejor. Ponlo donde puedas: en tu coche, en tu escuela, en las ventanas y puertas de tu casa, en tu centro de trabajo, en los postes, en la iglesia… ¡Donde puedas y quieras! ¿No te sientes mejor por estar haciendo algo por ti y tu familia y hasta por la patria? En vez de quedarte con los brazos cruzados esperando a ver a qué horas le toca un plomazo a alguno de tus seres queridos, y entonces sí ponerte a llorar y protestar, ya estás haciendo algo. Si quieres hacer más, saca copias del mensaje y repártelo entre tus vecinos, cuates, compañeros, colegas y conocidos.Y diles que hagan lo mismo. Tenemos que hacerle saber a los de la estúpida guerra, que estamos hasta la madre de ellos, que también los muertos tienen familia que les llora, que todos son mexicanos y que ya queremos vivir en paz. ¡Que ya basta de sangre! De este modo, y desde una revista centrada en el humor político más corrosivo y ácido del país, los caricaturistas marcaron agenda en medios afines, en la agenda ciudadana, y obligaron a que los políticos tuvieran que enfrentar los efectos de una proliferación de expresiones que, a pie de calle, los interpelaron por los efectos sangrientos de una batalla contra el crimen organizado que estaba aumentando exponencialmente las cifras de muertes. Las reacciones no se hicieron esperar al histórico ejemplar 215 de El Chamuco. En la edición del martes 11 de enero, La Jornada publicó en sus páginas 2 y 3, las primeras reacciones de intelectuales. Los entrevistados aplaudieron la campaña. Entre estos personajes de alto perfil aparecen los escritores Fernando del Paso, Elena Poniatowska y Élmer Mendoza, la crítica de arte Raquel Tibol, la antropóloga Lourdes Arizpe, el politólogo Víctor Flores Olea, los dramaturgos y directores de teatro Luis de Tavira y Luis Mario Moncada, el productor de televisión Epigmenio Ibarra, el investigador Alberto Híjar y el artista visual Pedro Friedeberg. La nota que acompaña los testimonios indica que la cruzada arrancó con la participación de casi todos los historietistas del país, quienes en sus cartones del lunes 10 de enero plasmaron la frase “¡Basta de sangre!”. Rius declaró que trataban de “combatir a esa sociedad de agachados que no quiere abrir la boca porque tiene miedo”. En la charla, el caricaturista confiaba en que la sociedad hiciera suya la campaña, porque a diferencia de otras, no contaban con el apoyo de las televisoras. “Es una pequeña y modesta contribución de nuestra parte para que las autoridades nos oigan. A lo mejor no se logra mucho, […] pero seguiremos hasta que esto acabe.” Vale la pena aclarar que, si bien la campaña arrancó con el nombre ¡Ya basta de sangre!, el logotipo diseñado por Alejandro Magallanes sintetizó gráficamente el concepto y lo llevó a popularizarse rápidamente entre los seguidores de los moneros. En el siguiente número de El Chamuco, las páginas centrales reprodujeron 44 imágenes alusivas a la campaña: cartones, fotografías, mantas, botones, pegatinas... Junto a la explosión visual de testimonios, apareció el texto colectivo “No más sangre vs. Nomás Sangre”, donde los moneros juegan con la idea de los universos paralelos: el de los funcionarios del gobierno calderonista y sus periodistas afines, donde México es un país democrático, próspero y de instituciones sólidas, frente a un segundo universo, donde “estamos una bola de ciudadanos indefensos, sin guaruras. En este mundo paralelo, México es un país en demolición”. Corte de caja A un mes de que se puso en marcha el proceso, el ejemplar del 7 de febrero hace una primera evaluación que titula “¡Morrocotudo éxito de la campaña!”. Las 21 imágenes de esta entrega se intercalan otra vez. Una tercera parte muestra a ciudadanos que siguieron las instrucciones: pintaron bardas y mantas, o fijaron el lema en pancartas colgadas de puentes y bicicletas. De acuerdo con este balance, aparecieron 50 cartones en la prensa nacional. Ponderan el impacto del logo de Magallanes, que así se unió a la campaña. Agradecen el apoyo de La Jornada y de la revista Proceso, así como a sus directores. Recuperan su presencia en cnn con Carmen Aristegui, quien dio a conocer a todo el continente americano la Campaña de los Chamucos. “Y a partir de ese 10 de enero, una catarata de adhesiones,

15 entrevistas, reportajes, abrazos y felicitaciones, en prensa, radio y hasta televisión”, se leyó en el texto evaluativo. Además de los nombres ya mencionados, los Chamucos recuperan los de Ricardo Rocha, Jesusa Rodríguez, Juan Villoro, Sergio Aguayo, Paco Ignacio Taibo, Denisse Maerker, Javier Solórzano, Miguel Ángel Granados Chapa, José Agustín, Lorenzo Meyer, Guadalupe Loaeza, Arturo Cano, Vicente Rojo, Bárbara Jacobs, Julio Hernández, Martha Lamas, Alejandro Encinas, Flora Guerrero, Javier Sicilia, Braulio Peralta, Oscar Chávez… “¡Uuuh! y siguen firmas y firmas de artistas, escritores, intelectuales, profesores, médicos, periodistas nacionales y extranjeros, ong’s, rectores universitarios, sacerdotes de los buenos, activistas… que apoyan y se solidarizan con la campaña ¡basta de sangre!” De acuerdo con este texto, la campaña se dio a conocer en el extranjero vía entrevistas hechas en El País (España), Radio Nacional (Bolivia), Radio Bilingüe (California, Estados Unidos), Radio Nacional (España), Reporteros sin Fronteras, Artefacto 21 (Perú), cnn Internacional y Radio Habana (Cuba). Veintiocho radios comunitarias de la república mexicana estuvieron transmitiendo los mensajes contra la Guerra de Calderón, y los usuarios de las redes sociales Twitter y Facebook hicieron llegar la información aun a las ciudades más conservadoras de la República, donde aparecieron leyendas. Monterrey y Guadalajara son ejemplo de esta difusión. “¡Hasta Televisa se ha visto obligado a hablar públicamente –a su estilo, claro– de la guerra inútil y fallida! Y eso nos llena de satisfacciones orgásmicas. Hasta dice ya alguien que doña Hilaria Clinton tuvo que venir a México a ver qué estaba pasando”, expresaron los moneros en su valoración. El logo “No más sangre” estaba ya posicionado cuando la muerte alcanzó a Juan Francisco Sicilia y a seis personas más. Este asesinato reportado el martes 29 de marzo, en la página 18 de La Jornada, no tardó más de cuatro días en llegar a las primeras planas de los diarios. Para el 6 de marzo, los ciudadanos ya estaban en las calles. Y las fotografías así lo demostraban. El pie de foto afirma: Miles de personas participaron en 24 entidades en marchas de repudio a la estrategia oficial anticrimen y la creciente violencia en el país. En Cuernavaca, Morelos, se dio una de las movilizaciones más numerosas. Encabezada por el poeta Javier Sicilia, quien exigió justicia por el asesinato de su hijo Juan Francisco y sus acompañantes, se demandó al presidente Felipe Calderón y al gobernador Marco Antonio Adame frenar la inseguridad y que vuelvan la paz, la justicia y la dignidad a México. “No más sangre”. El logo estaba en pancartas, playeras y botones. El 9 de abril, Sicilia convocó a un movimiento nacional por la paz, y el 5 de mayo inició la Marcha por la Paz con Justicia y Dignidad que caminó de Cuernavaca al Distrito Federal. “¡No más sangre!” fue el clamor de decenas de miles congregados en el corazón de México. Así, una campaña iniciada por la revista El Chamuco, apuntalada por medios críticos, intelectuales y ciudadanos, coincidió con una expresión ciudadana a partir de un episodio de los miles que han enlutado a los mexicanos y que, al cabo del último sexenio, permitía estimar en más de 60 mil las muertes vinculadas con la violencia generada por el crimen organizado y la guerra emprendida por el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa para frenarla. El Acuerdo En respuesta al movimiento “No más sangre”, más de 700 medios de comunicación pactaron el 24 de abril de 2011 una cobertura informativa de la violencia guiada por diez criterios editoriales comunes. La noticia misma tomó por sorpresa a muchos, pero el asombro escaló de nivel por el espacio en el que fue convenido el tratamiento periodístico de la delincuencia organizada. Como lo aseveró el investigador Raúl Trejo Delarbre, especialista en medios de comunicación y entonces presidente de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (amedi), el escenario en el que se firmó el Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia fue lamentable. En el marco de la segunda edición de la Iniciativa México, el protagonismo de las televisoras le restó credibilidad a la propuesta instrumentada con la finalidad de evitar que los medios de comunicación actuaran de manera involuntaria como cajas de resonancia del crimen organizado. Adicionalmente, el acuerdo no pasó por las redacciones de los medios que lo suscribieron para su revisión, siendo producto de la decisión de dos empresas cuestionadas por su autoridad moral en el campo periodístico y con un diagnóstico parcial del clima de inseguridad en el país. Desde 2008 y ante la escalada de violencia en diferentes zonas geográficas del territorio nacional, manifestada en mensajes colocados junto a cadáveres, mantas y videos con actos criminales, el propio Trejo Delarbre había sugerido la pertinencia de un acuerdo mediático para un manejo especial de la información relacionada con el narcotráfico. Algo similar al Acuerdo por la Discreción que tuvo lugar en Colombia en 1999 por iniciativa de una universidad. La intención era clara: no propagar una cultura de miedo e intimidación. En esta línea, el acuerdo con carácter no vinculante planteó como criterios: 1) tomar postura en contra, 2) no convertirse en vocero involuntario de la delincuencia organizada, 3) dimensionar adecuadamente la información, 4) atribuir responsabilidades explícitamente, 5) no prejuzgar culpables, 6) cuidar a las víctimas y a los menores de edad, 7) alentar la participación y la denuncia ciudadana,

16 Otoño 2012 8) proteger a los periodistas, 9) solidarizarse ante cualquier amenaza o acción contra reporteros y medios, y 10) no interferir en el combate a la delincuencia organizada. Los criterios son sensatos y con dificultad podrían permanecer al margen de un código de ética o de un manual de periodismo puesto al día frente a un contexto adverso para la libertad de expresión y el derecho a la información como el mexicano. No obstante, amén de sus promotores, su descripción suscitó serias críticas. Prontamente, el acuerdo fue asumido como un empeño de uniformar la cobertura periodística de la violencia a escasos días de que el presidente de la República se reuniera con directivos de los medios de comunicación. Las reacciones El Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia tuvo un amplio apoyo de estaciones de radio, periódicos y revistas, y fue respaldado, además, por decenas de adherentes en lo individual y más de 50 organizaciones e instituciones de la sociedad civil. Sin embargo, entre los medios que no lo firmaron figuraron los periódicos Reforma y La Jornada, el semanario Proceso y la estación de radio mvs. Naturalmente, de estas empresas informativas surgieron los principales análisis y reflexiones en contra del acuerdo. El periodista y colaborador en Reforma y Proceso, Miguel Ángel Granados Chapa, fue uno de los críticos más incisivos al sostener que bajo las pautas de conducta periodística disfrazadas de autorregulación ética había un proyecto excluyente, “diseñado para marginar a la prensa sospechosa de, conforme al primer criterio editorial, no ‘tomar postura en contra’, de no ‘condenar y rechazar la violencia motivada por la delincuencia organizada’, como si fuera necesario hacerlo explícito” (Reforma, 27/03/11). La agudeza no acabó ahí. En la revista de contenido político con mayor trascendencia en la opinión pública, Granados Chapa estimó que más allá de una cobertura informativa que contribuyera a disminuir el impacto de la violencia, el acuerdo buscó “erigir un muro” y dividir a la prensa, quedando “fulminado todo aquel medio que falte a alguno de esos mandamientos (criterios), a juicio de los ciudadanos observadores”, en alusión al órgano ciudadano de observación aludido en el acuerdo para dar seguimiento a su cumplimiento (Proceso, 28/03/11). En representación de La Jornada, su coordinador de opinión, Luis Hernández Navarro, resaltó que el acuerdo se gestó con el objeto de “limitar y uniformar los criterios de información sobre la violencia”, y de formar parte de “una guerra semántica para construir un discurso informativo sobre la realidad a la medida de los intereses del gobierno federal”, beneficiando a Calderón Hinojosa (La Jornada, 29/03/11). “Al buscar normar lo que debería ser evidente demuestra que la realidad es distinta a como quisiera que fuera”, escribió al tiempo de documentar los esfuerzos del Ejecutivo federal para influir en la percepción social sobre la acometida de su administración contra el crimen organizado y sus desfavorables consecuencias. A pesar de ello, agregó, “su castillo de naipes informativo se derrumbó con los primeros soplidos de la realidad. Una ola de descabezados y más inocentes muertos evidenciaron que la inseguridad es un hecho real, no algo fabricado por los medios” (La Jornada, 29/03/11). En su oportunidad, la editorialista y conductora del noticiario matutino de mvs, Carmen Aristegui, llamó la atención alrededor del calificativo “mezquinos” que algunos firmantes le dirigieron a quienes no signaron el acuerdo, acotando, en su defensa, que tal y como ocurrió con Granados Chapa ni uno ni otro fueron invitados a suscribirlo. Respecto al acuerdo, argumentó que difícilmente podía justificarse una oposición a planteamientos que delinean un comportamiento responsable y ético de los medios, “pero resulta imposible sacudir la sospecha –como diría el doctor Edgardo Buscaglia– de que la pretensión final de todo esto es: “gerenciar el flujo de la información”, uniformar coberturas e intentar modificar, desde los medios y no desde la transformación misma de esta realidad, “Al buscar normar lo que debería ser evidente demuestra que la realidad es distinta a como quisiera que fuera” Luis Hernández Navarro

17 la percepción social de lo que está pasando”. Y justo, especificó, “en el momento en el que todos los indicadores apuntan al fracaso de la estrategia gubernamental” (Reforma, 25/03/11). Lo que la sociedad mexicana requiere en un contexto de creciente violencia, resumió Aristegui, no es “achatamiento” de los medios, sino “información clara, precisa, amplia, diversa, plural y crítica de los sucesos que marcan la vida nacional” (Reforma, 25/03/11). De parte de los medios signatarios, así como de las figuras individuales que lo apadrinaron, el acuerdo recibió bienvenidas y protección, con excesos en algunos casos. Personajes como Carlos Loret de Mola, Ciro Gómez Leyva, Leo Zuckermann, Héctor Aguilar Camín y Federico Reyes Heroles, defendieron en sus espacios en medios de comunicación la llegada del acuerdo y sus propósitos, poniendo en relieve su importancia como réplica a la amenaza del crimen organizado. Acaso una opinión más moderada fue la del director de la oficina de Article 19 para México y Centroamérica, Darío Ramírez, quien consideró que el acuerdo llegó tarde, después de 65 periodistas asesinados y 11 periodistas desaparecidos, para esa fecha. En entrevista con el portal informativo Animal Político, destacó que si bien es perfectible, se trata de un documento sin precedentes, concretamente por lo que toca a la perspectiva de los derechos humanos en las coberturas periodísticas, al respeto a las víctimas y a los menores, los mecanismos de protección a los que se comprometieron las casas editoriales, y la cultura de la legalidad. En su informe Silencio forzado: el Estado, cómplice de la violencia contra la prensa en México, esta organización se posiciona en torno a la autorregulación periodística en los siguientes términos: Es un acuerdo imperfecto, que no quede duda. Deja de fuera importantes temas que deben mejorarse en el periodismo nacional. Pero lo imperfecto no debe anular los aportes que tiene, por elementales que sean. La situación de emergencia que vive el periodismo en México nos obliga a redoblar esfuerzos y replantearnos caminos para hacer periodismo de manera segura. Y añade: Algunos críticos sostienen que el acuerdo es simplemente una guía de periodismo básico.Tal vez lo sea. Pero lo que evidencia es que el periodismo que se ha estado haciendo tiene graves deficiencias. Si este acuerdo sirve para resaltar lo que se está haciendo mal y para eso necesitamos voltear a los principios básicos del periodismo, hagamos eso. Article 19 advierte que, en todo caso, el acuerdo carece de elementos orientadores sobre su aplicación, basándose en principios generales que pueden difuminarse a la hora de su ejecución, concluyendo que la responsabilidad final de su atención recae en las empresas de comunicación y su disposición para invertir recursos y adoptar buenas prácticas periodísticas. Con o sin acuerdo, concluye la organización defensora de la libertad de expresión, “no se puede omitir que el periodismo tiene que cambiar para satisfacer el derecho a la información de la sociedad”. Un balance Apenas un mes después de haber sido pactado, el Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia hizo agua y levantó una polémica tras un señalamiento del subsecretario de Normatividad de Medios de la Secretaría de Gobernación. Aunque la observación no fue sobre un manejo informativo, el titular de esta oficina, Héctor Villareal Ordoñez, indicó que la telenovela “La reina del sur” contradecía el espíritu del acuerdo impulsado por Televisa al hacer apología del narcotráfico como vía para alcanzar poder económico y político (La Jornada, 24/04/11). La telenovela, protagonizada por Kate del Castillo, fue producida por Telemundo y transmitida en el Canal 9 de Televisa. Está basada en la novela homónima del escritor Arturo Pérez-Reverte, y narra la historia de Teresa Mendoza, quien encabeza un poderoso cártel de droga en Europa después del asesinato de su pareja, involucrado en una red de narcotraficantes. El asunto derivó en la crítica del autor español al comentario del funcionario público, puntualizando que una injerencia en el guión original de la producción supondría un acto arbitrario, y responsabilizando a las autoridades mexicanas por consentir el problema del narcotráfico (Reforma, 09/05/11). Por su parte, la actriz opinó que “censurar” la telenovela sería retrógrado (La Jornada, 03/05/11). El tema es debatible porque, en efecto, el espectro de aplicación del acuerdo no incluye este tipo de programas, no obstante, evidencia que la problemática en la que el acuerdo desea intervenir es más honda y compleja. Es la libertad de expresión y el derecho que tiene la sociedad a la información veraz y contextualizada lo que está en juego. Dos realidades más, en las que el acuerdo se mira en un espejo, son las posturas editoriales asumidas por los diarios locales El Diario, de Ciudad Juárez, y El Mañana, de Tamaulipas, por un lado, y los asesinatos de periodistas en el ocaso del sexenio de Calderón Hinojosa, por el otro. En relación con el ambiente de inseguridad que viven con mayor desventaja los medios locales, sobresale la solicitud de tregua pedida por El Diario, en septiembre de 2010, luego del asesinato del reportero gráfico, Luis Carlos Santiago Orozco (2010), y la falta de resultados en las investigaciones del homicidio del periodista Armando Rodríguez Carreón (2008). A diferencia de este caso, que fue previo al acuerdo mediático, a mediados de mayo de 2010 El Mañana tomó la decisión de abstenerse de

RkJQdWJsaXNoZXIy MTY4MjU3