Rúbricas Número Especial

31 Algunas organizaciones civiles, como Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en México (fundem), consideran que en México están desaparecidas, al menos, diez mil personas. Los defensores y defensoras de derechos humanos tampoco están a salvo y el riesgo en torno a su trabajo crece. Al respecto, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (cidh), en su Segundo informe sobre la situación de las defensoras y defensores de derechos humanos en las Américas presentó este panorama. 36. Respecto a México, la oacnudh (Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos) ha indicado que entre enero de 2006 y agosto de 2009 se presentaron 128 situaciones de agresiones o limitaciones a la labor de defensoras y defensores; de este total, cerca del 6% correspondería a violaciones del derecho a la vida. En un informe de actualización, la oacnudh señaló que se habrían sumado 37 agresiones en el período de septiembre de 2009 a octubre de 2010 ascendiendo los actos de privación arbitraria de la vida al 13% del total de las agresiones. Por su parte, la Comisión Nacional de Derechos Humanos (en adelante cndh) durante enero de 2005 a mayo 2011 documentó 27 casos en los que se evidenciaron privaciones de la vida en perjuicio de defensores. Organizaciones de la sociedad civil han denunciado que entre 2006 y 2010 en México se habrían asesinado alrededor de 61 defensores y desaparecido por lo menos a 4. […] De acuerdo a la información recibida por la cidh, los ataques provendrían de actores no estatales pertenecientes al crimen organizado así como a sectores opositores a las causas lideradas por las defensoras y defensores, sin que las autoridades impidan los ataques, y por el contrario, de acuerdo a la información recibida, habría ocasiones en que éstas solicitarían al crimen organizado realizar el “trabajo sucio” como método para eludir su responsabilidad.6 Otro grupo que está pagando un alto costo son los periodistas. De acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Derechos Humanos han sido asesinados 82 comunicadores entre el año 2000 y junio de 2012. Estas cifras son las que permiten a Frank La Rue, relator para la libertad de expresión de Naciones Unidas, afirmar que: “México se ha convertido en el país más peligroso para ejercer el periodismo en las Américas”. 6 Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Segundo informe sobre la situación de las defensoras y defensores de derechos humanos en las Américas, cidh, 31 de diciembre de 2011. http://www.oas.org/es/ cidh/defensores/docs/pdf/defensores2011.pdf Lo dicho aquí no pretende ser un recuento de nuestras tragedias sino mostrar que el problema de la violencia e inseguridad en el país es grave y al mismo tiempo plantear la pregunta: ¿los ciudadanos y ciudadanas qué podemos hacer? 2. ¿Qué podemos hacer? Hay, sin duda, muchas causas que han originado la violencia e inseguridad que vivimos en México, voy a tocar un par de ellas: la teoría que inspira la seguridad que impone el poder político y la ausencia de participación en la tarea de crear seguridad. Cuando nos adentramos a reflexionar sobre la seguridad es necesario tener presentes las siguientes preguntas. ¿Para quién es la seguridad? ¿Quién es el sujeto que debe ser asegurado? ¿Qué valores éticos hay que asegurar? ¿Qué amenazas a la seguridad se perciben? ¿Con qué medios se puede garantizar la seguridad? ¿Qué instrumentos y políticas son necesarias? Bajo la guía de estas preguntas podemos decir que, en México, los gobiernos, federal y locales, llevan adelante una seguridad moldeada bajo el paradigma de la seguridad pública. Podemos decir que la seguridad pública busca la defensa del orden público estatal frente a un enemigo interno (amenaza) y tiene un marco institucional nacional con características represivas (policía, justicia y cárcel). Esta seguridad presenta, entre otras, las siguientes características: a) El Estado es el sujeto de la seguridad, lo que se preserva son sus instituciones y muchas veces a las élites políticas b) La seguridad es una atribución del poder c) El objetivo de la seguridad es el “orden público” y éste lo definen quienes tienen el poder d) El ciudadano es un espectador e) El aparato de seguridad funciona al margen de los ciudadanos e incluso en contra de ellos. Esta estrategia de seguridad da lugar a un conjunto de políticas hegemónicas y pretendidamente universales que no aceptan disidencia a pesar de su ineficacia. En México, lo hecho por el presidente Calderón se inscribe aquí. Él ha definido que la delincuencia organizada es el enemigo interno; él decidió que toda la estrategia fuera contra esa delincuencia a pesar que sus delitos son un número menor en relación con todo el universo delictivo que viven las personas. Como lo que hay que garantizar es la seguridad del Estado y sus instituciones, los más de setenta mil muertos son “daños colaterales”. El presidente

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