Rúbricas Número Especial

33 decide que no hay otro camino y ni por asomo cree que habría que preguntarle a la población. Este modelo está en cuestión desde hace tiempo y en diversas partes del mundo hay búsquedas para responder de otra manera a las preguntas esenciales arriba formuladas. En América Latina existen varios esfuerzos encaminados a poner en práctica lo que se ha llamado seguridad ciudadana. Respecto de la seguridad ciudadana podemos decir que se refiere a la necesidad de mantener y potenciar las relaciones interpersonales en el marco de la ley y la cultura, para lo cual tienen presencia un conjunto de instituciones públicas (municipio, justicia, cárcel) y sociales (universidades, medios de comunicación, defensores de derechos humanos). Al respecto la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (cidh), al referirse a la seguridad ciudadana, menciona lo siguiente: […] desde la perspectiva de derechos humanos, cuando en la actualidad hablamos de seguridad no podemos limitarnos a la lucha contra la delincuencia, sino que estamos hablando de cómo crear un ambiente propicio y adecuado para la convivencia pacífica de las personas. Por ello el concepto de seguridad debe poner mayor énfasis en el desarrollo de las labores de prevención y control de los factores que generan violencia e inseguridad, que en tareas meramente represivas o reactivas ante hechos consumados.7 Conviene señalar que cuando usamos el adjetivo “ciudadano” para cualificar a cierto tipo de seguridad, el término no se usa en sentido restringido, es decir, persona mayor de edad y de origen nacional; sino que se usa en el sentido de una seguridad de y para los ciudadanos y las ciudadanas, entendidos como personas con derechos. La seguridad ciudadana tiene, entre sus características, las siguientes: • Privilegia lo preventivo • Se desarrolla con y para la gente • Los derechos humanos de las personas son los indicadores de éxito • Supone una política social que satisfaga los Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales (desca) • Se construye fundamentalmente desde abajo y con la participación de la gente. Otra consecuencia de la prevalencia del modelo de seguridad pública es que hemos dejado esa tarea en manos de los “expertos” y de los políticos, quedando la ciudadanía totalmente fuera de la tarea de construir seguridad. Desde esta otra perspectiva, seguridad ciudadana, el desarrollo de ella es una corresponsabilidad en donde autoridad y ciudadanos diagnostican, diseñan, implementan y evalúan el quehacer. Por tanto, hoy tenemos el gran reto de involucrarnos para desarrollar seguridad ciudadana en nuestro entorno, generar conocimiento social al respecto y hacer que la seguridad sea una tarea ciudadana y parte de las responsabilidades sociales cotidianas. Ojalá que la campaña universitaria 2012 por la Paz, la Justicia y la Seguridad ciudadana sea una vía propicia para generar interés y, sobre todo, compromiso para mejorar cada uno de los temas que integran la campaña. 7 Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Informe sobre seguridad ciudadana y derechos humanos (2009) http://www.oas.org/es/cidh/docs/pdfs/seguridad%20ciudadana%20 2009%20ESP.pdf

RkJQdWJsaXNoZXIy MTY4MjU3