Rúbricas Número Especial 2

57 Alfredo Nateras Domínguez Maestro en ciencias antropológicas (uam-i), maestro en psicología social por la unam, doctor en ciencias antropológicas por la uam-i. Coordinador del diplomado “Culturas Juveniles. Teoría e Investigación”, uam-i, desde 1998. Sus líneas de investigación versan sobre cultura urbana, adscripciones identitarias juveniles, significaciones del cuerpo, las violencias y muerte en sujetos transnacionales y el uso social de drogas en espacios de divertimento. Los textos que se reproducen a continuación son parte de una entrevista realizada por Ibero TV, dentro de la serie “Diálogos con la realidad”, con la temática de jóvenes universitarios, que se efectuó en otoño de 2012. ¿Cómo ubica y describe las identidades y culturas juveniles actualmente? Uno de los grandes problemas de inicio, para una gran parte de jóvenes o simplemente en la condición de ser joven, es la precariedad. Uno de cada tres mexicanos son jóvenes pobres en el país. Hay gran precariedad en el acceso a la educación; un número importante de jóvenes está fuera del ámbito educativo. Existe gran precariedad en el ámbito laboral, un sector amplio de jóvenes no encuentra empleo, y cuando los emplean, son los peor pagados y con condiciones laborales desfavorables. Ahora, con la nueva ley laboral que está por aprobarse, la situación estará mucho más complicada. Y estas condiciones se recrudecen en el ámbito rural. Otra gran problemática o dificultad es que para una gran cantidad de jóvenes no hay futuro. El futuro no existe en tanto que el presente se les está diluyendo en las manos. Esta situación los lleva a climas afectivos de desencanto, de desaliento, a un gran cúmulo de desilusión. Una dificultad más que veo actualmente es: ser joven en México, porque hay mayor posibilidad de morirte por ser joven. ¿A qué me refiero? En el imaginario del ejército mexicano, de los marinos, de los policías federal, estatal o local, pareciera que ser joven es sinónimo de ser sicario y, por lo tanto, a la menor provocación porque vas caminando en la ciudad, o si te toca la “mala suerte” de un fuego cruzado, tienes muchas posibilidades de ser baleado, ser detenido y/o ser asesinado. Tenemos casos, en gran parte de los estados de la República, que eso está ocurriendo. Pareciera ser que en este imaginario, si va caminando un joven con cierta facha, es muy probable que ande en malos tratos y puede ser sicario o narco; eso da pie a que se violen sus derechos, se les detiene, se abre fuego en su contra o simplemente se les asesina. Los datos estadísticos son terribles, más de ochenta mil asesinados en este sexenio [de Felipe Calderón] por una guerra totalmente mal hecha o mal planteada; se calculan unos mil quinientos niños asesinados en esta guerra; se calculan sesenta mil adolescentes y jóvenes que se han afiliado o han sido reclutados por el crimen organizado; hay 220 mil jóvenes que están migrando al año, con todo lo que esto significa; hay más de ocho millones de jóvenes que no tienen acceso a la escuela ni al trabajo, a quienes llamo desinstitucionalizados. Esto nos lleva a un desastre en la condición juvenil, de tal suerte que ahí es donde yo veo las grandes problemáticas, una gran dificultad de construir futuro, pero más grave aún, construir presente; una situación de precariedad desde distintos ámbitos y una violencia totalmente desbordada en donde puedes morirte, simplemente por ser joven, en este país. Identidad, consumo y culturas juveniles

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