Página 17 - febrero2014

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tesela
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Venimos a esta vida pequeños, no necesito una metáfora para
esto, así es la realidad: nuestros cuerpos nacen frágiles y depen-
demos de alguien más para subsistir. Es poco, relativamente, el
tiempo que necesitamos depender de alguien más, pero nadie nos
dice lo difícil que es dar el salto hacia la independencia, es cierto
empezamos con cosas pequeñas, dejamos de necesitar ayuda
para cambiarnos, comemos solos; y todo eso es tan sencillo pero
desprenderse emocionalmente, no quebrarte cuando tus proble-
mas cotidianos te superan, no regresar corriendo a los brazos de
tus padres es algo que toma mucho más trabajo y esfuerzo del que
queremos admitir.
Isaac Nazar Martínez, alguien que puedes ver sonriendo y bro-
meando, bailando y cantando de manera extrovertida, me con-
tó que antes era muy tímido, que prefería no socializar; ahora le
encanta bailar y cantar pero hace unos cuantos años jamás se
hubiese imaginando haciendo esto en público. Y es difícil imagi-
narse ese cambio, un joven introvertido escogiendo la carrera de
Comercio Internacional, una licenciatura en la que tiene que hablar,
socializar, negociar y otras actividades que involucran sentirse có-
modo estando rodeado de muchos desconocidos. Al principio su
carrera no fue su elección, él hubiese preferido algo artístico ya
que le gusta mucho cantar, bailar y actuar, pero como a muchos
otros jóvenes, a sus padres no les agradó la idea, así que se en-
contró en una carrera que no amaba y los dos primeros semestres
sopesaba la decisión de cambiarse de carrera. Sabía que su carre-
ra no lo apasionaba, pero al mismo tiempo era consciente de que
no importaba a qué se dedicara, él quería ser exitoso, quería ser
parte de un cambio en el país en el que vive, citó a Pedro Arrupe:
“No me resigno a que, cuando yo muera, siga el mundo como si
yo no hubiera vivido”.
Comenzó a involucrarse más y más en la universidad, su se-
gundo año de licenciatura lo dedicó a ser Asistente de Residencia
de Villa Ibero, y en su tercer año formó parte del CER (Consejo
Estudiantil Representativo) de su carrera. Personalmente tenía una
opinión sobre los CER’s, inclusive tenía quejas del de mí ingeniería,
pero Isaac logró cambiar mi opinión –algo- al respecto y si algo
sé que no es ser parte de un CER, es: fácil. Katia Atondo invitó a
Isaac a fungir como tesorero, y apenas inició la campaña se dieron
cuenta de la apatía que los rodeaba, lo lento que pueden hacer los
trámites, la burocracia de la universidad, no sería un camino nada
sencillo. Pero en aquella ruta rocosa y escabrosa se encontraron
acompañados por la coordinadora de Comercio Internacional,
Mtra. Beatriz Sánchez Hidalgo y del Dr. Axel Rodríguez, director
del Departamento de Negocios. “Uno tiene muchas ideas, ganas
de cambiar las cosas, de hacer algo por los alumnos que represen-
tar; y después te enfrentas con la realidad” me comentaba Isaac,
“Vender boletos para una fiesta es difícil, pero es más difícil regalar
boletos para conferencias”. Los miembros de los CER’s se enfren-
tan al estrés de organizar eventos que respondan a un presupuesto
limitado y que al mismo tiempo satisfagan las necesidades de los
alumnos que representan. Sin embargo, tras un año de lágrimas y
dificultades, Isaac se siente satisfecho y reconoce que todo valió
la pena, y si se le presentara la universidad, lo haría otra vez. Ser
parte de un CER es una experiencia de la cual aprendes mucho
independientemente de la carrera que pertenezcas y es algo que
nadie debería de perderse.
Este es su último semestre en la universidad y confiesa que la
formación ignaciana no es una base del desarrollo personal sino
un potenciador, la base la traes de tu casa, de tu familia, la univer-
sidad sólo ayuda a enfocar tus habilidades y talentos al servicio de
los demás. La decisión de crecer y ser exitoso queda en cada uno.
Sentado frente a mí, no se hallaba un alumno normal, no, sino
un guerrero que ha perdido y ganado batallas por igual, pero se
rehúsa a darse por vencido. Su camino apenas comienza.
Sofía Ruiz Mugica y Patrick Roumer alumnos de la Lic. en Comunicación
El rocoso camino llamado vida
Por Rolando Maroño Vázquez, alumno de Ingeniería en Mecatrónica