Página 13 - noviembre2013

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formando el
mosaico
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Cuando hablamos de poder, generalmente solemos relacionarlo con factores
económicos opulentos, con el mando de multitudes, con una posición política enaltecida,
con el clero, con el ejercicio militar y con los medios masivos de comunicación; poder es
sinónimo de fuerza, capacidad y dominio.
La migración es un fenómeno recurrente que ha formado parte importante en la estructura
de la historia de la humanidad, siendo un proceso que se presenta tanto en los seres racio-
nales como irracionales.
Según su carácter, la migración podría clasificarse en: forzada, la cual se refiere al cambio
de residencia debido a situaciones que amenazan la vida del migrante en contra de su vo-
luntad, ya sea por conflictos bélicos o desastres naturales; y la migración voluntaria, la cual
hace referencia al cambio de residencia por voluntad propia del migrante en busca de una
mejor calidad de vida.
Mi enfoque migratorio radica en los seres racionales que emigran voluntariamente en bus-
ca de lo que ellos llaman “una vida mejor”.
Según su destino, la migración puede ser interna o internacional. La mayor parte de mis
paisanos mexicanos en condiciones de pobreza han buscado la migración internacional a
nuestro país vecino con su ya tan famoso “sueño americano” que finalmente y en la ma-
yoría de los casos termina siendo “la pesadilla americana”
¿Arriesgarse a morir en la frontera? ¿Arriesgarse a ser brutalmente golpeado y discrimina-
do? ¿Arriesgarse a ser perseguido durante su estancia como objetos de cacería? ¿A cambio
de qué? ¿De billetes verdes? ¿Vale la pena?
El gobierno federal y los gobiernos estatales de nuestro país tristemente se han engran-
decido con el conocido dicho “México es un país de oportunidades” yo quisiera que me
aclararan ¿oportunidades para quién?
A mi parecer, México, para ser un país de oportunidades debe comenzar por todos los que
se encuentran en la base del iceberg, por los que están en el fondo, ocultos, sin poder ver los
destellos del sol, no solamente enfocarse aquellos que se encuentran en la cima, a los que
sobresalen resplandecientes y majestuosos, se debe hacer conciencia de que su posición
se debe a la enorme base que los sostiene.
Trabajos bien pagados para TODOS, trato digno, simplicidad en trámites burocráticos de
contratación, oportunidades de formación profesional y capacitación dentro del centro de tra-
bajo y servicios de salud entre otros, a un México real de oportunidades, a mexicanos que
dejarán de huir porque encontrarán en su país “una mejor calidad de vida”, a un México sin
migrantes, se traduce a justicia y equidad.
¿Huir o migrar?
Por Frida Proskawer Espinosa, alumna de la Maestría en Lectoescritura
¿Qué significa ser migrante? ¿Moverse de un lugar a
otro?; de acuerdo a la Real Academia Española, migración es,
en su cuarta acepción, “el desplazamiento geográfico de indivi-
duos o grupos, generalmente por causas económicas o socia-
les”, puesto así una buena parte de la población es migrante.
Yo lo soy.
Pero el migrante, no es sólo eso, también se vuelve extranjero en
la mayoría de los casos. Extranjero, extraño, ex- pongaustedloque-
guste. Se es ajeno, lejano, des-arraigado.
Migrante-extranjero
Por Ixchel Pacheco Ortiz, alumna de la Licenciatura
en Literatura y Filosofía
Y ¿qué significa eso?, el extranjero es el extrañado, aquél que se
ve fuera de donde era visto, lo que nos resulta familiar pero ajeno,
como algo que se ha perdido, como algo arrancado.
El “extrañamiento” es un término usado ampliamente en la litera-
tura, es el efecto que genera encontrarse en un universo conocido
pero que resulta siempre ficcional, es el lenguaje provocándonos,
retándonos a encontrarle tres pies al gato, recordar siempre que si
bien el mundo del siglo XIX parece real, es sencilla ficción. Y nada
más. El mundo es ficción y no más.
Entonces, migrante-extranjero; moverse de un lugar a otro no
implica que alguien se desarraigue, pero suele suceder que se
convierta uno en pura historia, en cuentos y recuerdos, extrañando
siempre un lugar, extrañándose. Como si se tratara del reflejo que
movió la mano antes que nosotros.