54 primavera - Verano 2011 No siempre se usa la violencia. En algunos casos, los tratantes se aprovechan de la vulnerabilidad de aquellos atrapados en una situación en la que no tienen alternativa o donde perciben que no la tienen (familias que viven en extrema pobreza o personas que viven sin documentos en un país). Muchos de nuestros niños y niñas se ven forzados por la violencia estructural y social a abandonar Honduras con la esperanza de una vida mejor, centenares viajan solos o son enviados por sus familias con coyotes (traficantes de personas), asumiendo una variedad de riesgos para su propia vida, entre los cuales mencionamos el ser atrapados y comercializados por bandas criminales para ser objeto de trata. No hay cifras públicas oficiales de la trata en Honduras; es a comienzos del año 2003 que se inicia el registro de casos. La trata se observa y verifica entre la población adulta y la niñez, tanto a nivel interno, como internacional, con fines de explotación sexual comercial en la mayoría de los casos, pero también en el orden de la explotación laboral. No existen aún casos debidamente investigados y confirmados de trata para la extracción de órganos o tejidos humanos, al menos hasta donde tenemos conocimiento. Conocemos casos de matrimonios serviles y de adopciones ilegales. Tal como sucede en otras latitudes, la trata está íntimamente relacionada con la migración, ya que, por su condición de vulnerabilidad, los migrantes (internos o internacionales) son más propensos a ser objeto de situaciones de trata y a sufrir violaciones de los derechos humanos. Es importante denotar que en Honduras, durante muchas décadas, han ocurrido desplazamientos de personas y familias, incluyendo niños, niñas y adolescentes tanto de una región a otra, como fuera del país. En Honduras, uno de los grandes vacíos y mayores retos es la creación y puesta en marcha de programas especializados para las víctimas de trata. No existen centros para la atención integral de estas víctimas por parte del Estado, hasta el momento el único proyecto se encuentra operado por Casa Alianza, el cual desarrolla un Modelo Residencial de Atención Integral para las niñas sobrevivientes de la trata y la explotación sexual comercial. Asimismo, en Honduras hace falta desarrollar un trabajo en aspectos legislativos para tipificar adecuadamente la trata como un delito complejo que comprende la explotación sexual, laboral, matrimonios por conveniencia, adopciones ilegales, utilización de personas menores de edad en conflictos armados y la extracción de órganos humanos de hombres, mujeres, niños, niñas y adolescentes. La persecución penal del delito se ve obstaculizada y las víctimas no reciben la asistencia y la protección debida que el Estado se ha comprometido a brindarles ante la comunidad internacional.
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