84 primavera - Verano 2011 encontró el cuerpo de Mónica Posadas, de veinte años, en el baldío cercano a la calle Amistad, en la colonia La Preciada. Según el forense, Mónica había sido violada anal y vaginalmente, aunque también le encontraron restos de semen en la garganta, lo que contribuyó a que se hablara en los círculos policiales de una violación “por los tres conductos” (Bolaño, 576-577). El texto continúa con la enumeración de los cadáveres y las diferentes maneras de asesinatos usados. Es una crónica tal de la impunidad y el terror que abruma su lectura, pero uno continúa con ésta no sé si en actitud masoquista o tratando de tener una experiencia estética a partir del horror cuajado. Claramente puede catalogarse esta obra de Roberto Bolaño como una de las capitales de la literatura latinoamericana del siglo xxi. En medio de todo ello, uno descubre en el autor un desesperado sentimiento de compasión por ese Otro tan vejado incontables veces. Es “El otro Dios, en comparación, el que no es estadísticamente comprobable y que sólo aparece como hecho consumado de la humanidad, es una protesta contra Auschwitz. Y este Dios aparece en el rostro del otro”. (Levinas, 104). Precisamente: en los incontables rostros de los cadáveres de seres humanos escarnecidos, aparece el rostro de Dios. Auschwitz tiene un increíble poder de reproducción en cualquier lugar del planeta. Por otra parte, el peruano Mario Vargas Llosa, en su última novela publicada, El sueño del celta, presenta otra historia de la impunidad y el terror durante los diversos colonialismos que ha sufrido la humanidad, con el pretexto de llevar la civilización a los pueblos de territorios recién descubiertos. La violencia del ideal civilizatorio siempre se justifica porque los anhelos de mejora parecieran estar presentes y por encima de los “terribles salvajes”. Baste una muestra desde la voz del autor: –¿Alguna vez tuvo usted que matar indios en el ejercicio de sus funciones? Roger vio que los ojos del barbadense lo miraban y se escabullían y volvían a mirarlo. –Formaba parte del trabajo –admitió encogiéndose de hombros–[…] En el Putumayo corre mucha sangre. La gente termina por acostumbrarse. Allá la vida es matar y morir. (162) El protagonista de la novela es un irlandés que va descubriendo la crueldad inconmensurable del ser humano en las diferentes responsabilidades diplomáticas que tiene a lo largo de su vida. La trata de personas, en el Perú de principios del siglo xx o en el Congo Belga, no dista mucho en características a la que se practica en pleno siglo xxi: –Usted ha oído hablar de las famosas “correrías” –añadió el agustino–. Esos asaltos a las aldeas indígenas para capturar recolectores. Los asaltantes no sólo se roban a los hombres. También a los niños y a las niñas. Para venderlos aquí. A veces los llevan hasta Manaos, donde, al parecer, obtienen mejor precio. En Iquitos, una familia compra una sirvientita por veinte o treinta soles a lo más. Todas tienen una, dos, cinco sirvientitas. Esclavas, en realidad. Trabajando día y noche, durmiendo con los animales, recibiendo palizas por cualquier motivo, además, claro, de servir para la iniciación sexual de los hijos de la familia. (176) Después del exiguo recorrido por estos cuatro textos de la literatura latinoamericana contemporánea, no puedo menos que refrendar que, para desgracia de la humanidad, Caín sigue asesinando impunemente a Abel. La violencia institucional, apañada por el doble discurso oficial, reproduce una y otra vez el monstruoso crimen. No importa si las acciones son el secuestro, la trata de personas, el robo, el fraude, el adulterio, la violación. Lo terrible es que Caín parece una hidra de mil cabezas y que a cada machetazo le salen otras mil. La denuncia de esto que está en los textos analizados a vuelo de pájaro, sirva de instrumento mediático para que, en la búsqueda de la experiencia estética, el lector sacuda su molicie y haga algo por estos Cristos que se reproducen en cada crimen impune. Bibliografía Bajtín, Mijaíl M., Yo también soy. (Fragmentos sobre el otro), México, Taurus, 2000. Bolaño, Roberto, 2666. Barcelona, Anagrama, 2008. Kapuscinski, Ryszard, Encuentro con el Otro, Barcelona, Anagrama, 2009. Levinas, Emmanuel, La huella del otro. México, Taurus, 2000. Piglia, Ricardo, Blanco nocturno, Barcelona, Anagrama, 2010. Ricoeur, Paul, Finitud y culpabilidad, Buenos Aires, Taurus, 1991. Rulfo, Juan, El llano en llamas, México, Fce, 1984. Vargas Llosa, Mario, El sueño del celta, México, Alfaguara, 2010.
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