Rúbricas XVIII De Biblioteca a Centro: cambiar para innovar, innovar para servir... 86 87 Rúbricas XVIII La biblioteca de Universidades Jesuítas. Desafíos ante el cambio de época - Antecedentes La Universidad Católica del Uruguay fue fundada en el año 1985 por la Conferencia Episcopal Uruguaya y desde entonces está confiada a la Compañía de Jesús. Su antecedente inmediato fue el Instituto de Filosofía, Ciencias y Letras de Montevideo, establecido inicialmente como Instituto de Filosofía en el año 1954. Con la fundación de la universidad, la biblioteca recibió como acervo primario la colección que le perteneciera a dicho instituto. Desde su creación, a la par del crecimiento de su matrícula, la universidad ha aumentado su oferta de carreras tanto a nivel de grado como de posgrado. Esto ha significado un crecimiento sostenido y diversificado de la colección de su biblioteca, la que se conformó, mayoritariamente, con materiales impresos (principalmente libros y revistas), a los que, de manera gradual, se incorporaron: la producción universitaria de tesis, y las publicaciones, fruto de la investigación iniciada en sus distintos departamentos. Este nacimiento como biblioteca tradicional –con fuerte presencia de documentos impresos– obligó a destinar, cada vez más, espacios para albergar el creciente acervo, al que se sumaron importantes y valiosas colecciones producto de donaciones. La Universidad de hoy propone al estudiante vivir una experiencia universitaria enriquecedora, que vaya más allá de la formación intelectual y en la que el crecimiento académico esté acompañado del crecimiento personal y espiritual. En este sentido, se busca alcanzar graduados que, en su desempeño profesional, sean distinguidos por una fuerte implicación humana, tal como lo ha manifestado el actual rector P. Julio Fernández Techera S.I. en su Lectio Inauguralis de 2022: “A la Universidad venimos para formarnos en una profesión, a hacer una carrera, a prepararnos para ser buenos profesionales. Pero la Universidad es mucho más que eso; es un tiempo para crecer como personas, además de como profesionales”. Para ello, múltiples actividades se desenvuelven paralelamente a la actividad académica formativa. Esta búsqueda de vivenciar un ethos universitario, como apunta el plan estratégico actual, implica, entre otras cosas, la permanencia cada vez mayor de los estudiantes en las instalaciones y la apropiación de los espacios por parte de la comunidad. Adicionalmente, el aumento de la matrícula, la diversificación de carreras y los nuevos entornos tecnológicos –que, entre otros, están posibilitando nuevas formas de estudiar y aprender– han desafiado a nuestra tradicional biblioteca, la que debe satisfacer las demandas de una población universitaria que requiere nuevos, mejores y distintos servicios; todo ello alineado al plan estratégico universitario. - Innovación en bibliotecas universitarias La transformación de la enseñanza universitaria en los últimos años ha traído consigo una necesaria reflexión sobre los servicios bibliotecarios tradicionales. El surgimiento de nuevos modelos de enseñanza y aprendizaje está sentando las bases para un nuevo paradigma de biblioteca universitaria que se sustenta, principalmente, en los avances tecnológicos y en la creciente importancia que adquieren los espacios físicos dentro de ella. En este marco, varios autores anunciaban los cambios que debían procesar las bibliotecas, las cuales “tendrán que valorar qué tipos de servicios van a ofrecer de acuerdo con la evolución del entorno, combinando en la oferta presenciales y remotos con la doble dimensión física y digital” (Gallo-León, 2015: 89). A este respecto, las unidades deben cambiar sus objetivos, los que ya no serán únicamente procesar y disponer colecciones en los estantes a la espera de ser consultadas, sino, también, promover y dar soporte al aprendizaje, la enseñanza y la investigación en sus universidades (González-Fernández-Villavicencio, 2017). - El surgimiento del Centro Ágora El Centro Ágora surge como respuesta adaptativa a las demandas de su contexto. Esto supone innovar para satisfacer las nuevas necesidades, respondiendo, a su vez, a la mencionada transformación de los servicios universitarios. En este orden, el emergente Plan estratégico universitario apunta a potenciar servicios, evaluando costes y beneficios y acentuando la transversalidad de su conformación y uso por parte de la comunidad universitaria. Esta idea de transversalidad de uso y de optimización de recursos deriva en la integración al centro de servicios que estaban dispersos,
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