Rúbricas 19

Rúbricas XIX La formación integral no es lo que crees que es 102 103 Rúbricas XIX Modelo de educación integral en el actual contexto 3. Ninguna dimensión de la Formación Integral está por encima de las otras, sino que lo que sostiene el modelo es una atención a cada una de ellas. 4. La apuesta de Formación Integral se plantea como posibilidad más que como promesa de egreso. Es decir, no es homogenizante, sino que, al separarse del currículo, la trayectoria de formación integral puede ser construida en libertad y responsabilidad por parte de la persona estudiante. 5. La Formación Integral de la persona estudiante no es una responsabilidad exclusiva de la dimensión académico-curricular, como tampoco lo es exclusivamente de las áreas no curriculares. Es una apuesta educativa de toda la Institución que exige corresponsabilidad entre todas las instancias. 6. La Formación Integral no se da de forma espontánea, ni fortuita, ni providencial, sino que requiere una consciencia e intencionalidad de los aprendizajes deseados desde cada una de las dimensiones humanas. Por ello es susceptible de ser proyectada con objetivos, y de ser evaluable a través de evidencias y testimonios. Esto no es sinónimo de hiperestructurar o institucionalizar todas las intenciones formativas, pero sí de hacer patente lo que se pretende y de acompañarlo de manera personalizada. 7. Existe la posibilidad de enumerar y describir los aprendizajes multidimensionales de formación integral no incluidos en las competencias genéricas del suj, para ser intencionados tanto por áreas de acción curricular como no curricular. Lo anterior no exime que, a la inversa, puedan reconocerse los aportes educativos de la plataforma extracurricular al desarrollo de competencias genéricas, pero sin subordinarse a ellas. 8. La definición de la Dimensión de Formación Integral Universitaria (referida en el Marco Conceptual) tiene potencial para ser revisada y puesta fuera del confín de la elaboración de planes de estudio académicos, y de esa forma ampliar la concepción sobre en qué escenarios puede ser desarrollada, tanto fuera como dentro del currículo, y ser delineada por los mencionados aprendizajes multidimensionales no incluidos en las competencias genéricas del suj. 9. Es necesario evaluar el rol de las experiencias formativas extracurriculares al interior del modelo educativo universitario en su relación con las experiencias académicas. Pueden ser situadas como paralelas, complementarias o consustanciales. La valoración que se haga habrá de ser respaldada por los recursos que se dispongan para las mismas y, si fuera el caso, por las condiciones existentes para que el estudiantado armonice la experiencia de ambas, curriculares y no curriculares, en corresponsabilidad. 10. La Formación Integral requiere que existan condiciones de posibilidad (espacios, personas, materiales, acompañamiento), y para ello se requiere que existan recursos destinados para garantizar el acceso del estudiantado a diferentes escenarios curriculares y no curriculares, donde puedan explorarse estas otras formas de perfeccionamiento de todo “cuanto es humano”. 11. La apuesta por la formación integral del estudiantado exige que pueda haber espacios de acompañamiento a la persona desde la “cura personalis”. Es decir, que cada persona tenga oportunidad de ser escuchada, acompañada y orientada para articular las decisiones sobre su propia formación. 12. La perspectiva de formación integral no hace al estudiante dependiente de la Universidad, sino que la proyecta y le anima a transferir sus aprendizajes y a experimentar en contextos fuera de ella. Lo importante es el proyecto que construye la persona estudiante, las decisiones que toma, y que pueda hacerlo con consciencia, sensibilidad, compasión y ética, no el que lo haga de forma condicionada por los límites de la oferta institucional. Desde las universidades jesuitas, al optar por un modelo de formación integral del estudiantado, expresamos, en palabras del Padre Adolfo Nicolás, SJ (2017): “deseamos acoger al alumno en su concreta realidad. Alumnos y alumnas marcados, en el mundo occidental, por la cultura de sociedades ricas y consumistas. Con dificultades para orientarse en la vida en sociedades pluralistas e individualistas. Con todo el bagaje, positivo y negativo de la postmodernidad” (p. 11). Es en este contexto contradictorio en el que los y las estudiantes pueden saber que son escuchados con empatía y que pueden ser acompañados para discernir sus opciones vitales. Por esto también es una oportunidad para ir más allá del acompañamiento, para que puedan optar por uno u otro campo laboral, e incidir en la forma en que estas decisiones se interrelacionan con Foto: Ibero Puebla

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