Rúbricas 19

Rúbricas XIX Innovaciones curriculares en educación superior... 16 17 Rúbricas XIX Modelo de educación integral en el actual contexto La problemática nacional y regional, así como la de las instituciones de educación superior, fueron también referentes centrales. Cinco problemas clave orientan el desarrollo de las propuestas: la desigualdad y la consecuente injusticia social que viven nuestros países; la depredación del medio ambiente, el cambio climático, las prácticas extractivas y la amenaza a la vida en el planeta; la violencia que atenta contra la vida y la dignidad del ser humano y de las sociedades, que rompe el tejido social e impide el fortalecimiento de las instituciones; la corrupción y la impunidad en nuestros gobiernos e instituciones, lo que genera un desencanto con la democracia, sobre todo entre los jóvenes, y las relaciones humanas caracterizadas por el racismo, el sexismo, la homofobia, que se traducen en discriminación y segregación e impiden el desarrollo integral de muchas personas. Las instituciones de educación superior benefician a un sector privilegiado de la sociedad, no han mostrado su capacidad de incidir, mediante la investigación y el desarrollo tecnológico, en políticas públicas y en la solución de los graves problemas anteriores, y se muestran aisladas de las mayorías poblacionales en condiciones de pobreza y marginalidad. Con estos referentes como grandes orientadores, llevamos a cabo algunas innovaciones curriculares. - Los Planes Manresa El segundo proceso que encontré en marcha fue el diseño de los planes de estudio de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México; entraron en vigor en septiembre de 2021, aunque su desarrollo inició varios años antes. Cuando me incorporé a la Vicerrectoría Académica, el avance era ya considerable. En este avance se habían previsto innovaciones importantes, de las cuales me gustaría destacar, de su versión definitiva, las siguientes: • La trayectoria de formación social. Preocupados como estábamos por los graves problemas de nuestro entorno, y deseosos de incrementar sustancialmente la capacidad de la Universidad de influir sobre ellos a través de la formación de personas profesionales, pareció importante fortalecer la formación del estudiantado que propiciara su compromiso con la transformación. Con ello en mente, desarrollamos lo que llamamos la “trayectoria de formación social”. Dicha trayectoria inició en el primer semestre con el Taller de Introducción a la Universidad. Este taller, de 32 horas de duración, es obligatorio para todas y todos los estudiantes, quienes lo cursan en compañía de otras y otros alumnos de diferentes carreras a la propia. En este taller conocen la Universidad y los servicios que les ofrece. Reciben un breve recorrido de hábitos y estrategias para el estudio y conocen a quién deben acudir si tienen problemas. Ven la orientación pedagógica y social que la institución imprime en todos sus planes de estudio. Se insertan en la problemática social y en la orientación de la Universidad hacia su conocimiento y transformación. Se dedican sesiones al tratamiento de los temas transversales (género, interculturalidad, sostenibilidad). En síntesis, se introducen en qué esperar de una universidad que no es como otras, en la que se espera de ellos una agencia y un protagonismo comprometido. El siguiente paso en la trayectoria de formación social es el curso de inmersión. Este se ofrece a todas y todos los estudiantes en el tercero o cuarto semestre de la carrera. Se trata ya de una introducción a la difícil realidad de nuestro entorno, lo cual tiene como propósito que conozcan, de primera mano, los lugares y las poblaciones donde están presentes algunas problemáticas para que puedan reflexionarlas y comprender sus causas y, ojalá, indignarse por las consecuencias que ellas provocan en las personas. A partir de este curso de inmersión, las y los estudiantes comienzan lo que antes se conocía como el Servicio Social que se llevaba a cabo al final de la carrera. En este caso, los alumnos se vinculan, a partir del cuarto o quinto semestre, con algún proyecto de servicio y/o transformación que llevan a cabo organizaciones de la sociedad civil, en donde ponen a disposición su trabajo durante un día por semana. La perspectiva aquí es transdisciplinaria: no se trata de llegar a imponer soluciones, sino de acompañar a las personas para juntos desarrollarlas. La formación profesional de las y los estudiantes, sin duda, entra en juego, y sus conocimientos y habilidades se colocan al servicio de los sectores marginalizados, pero siempre en una relación horizontal y en diálogo continuo con los conocimientos propios y con la mirada de quienes padecen los problemas. El último paso de la trayectoria es un seminario de cierre, en donde se hace una reflexión sobre la experiencia vivida y se induce a la formulación de un proyecto de vida futura que tenga la posibilidad de incluir una orientación de servicio y una vocación de transformación social. Es necesario decir que no ha sido fácil llevar a cabo este plan ideal. Hay dificultades logísticas que se han complicado por la realidad de violencia que vive nuestro país, que impone a la Universidad una compleja responsabilidad sobre la seguridad de sus estudiantes. Su desarrollo ha requerido ajustes continuos y un necesario desvío, natural y comprensible, de los propósitos ideales. Una evaluación del primer ciclo, al que le falta un año para concluir, se hace indispensable.

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