Rúbricas XIX La formación integral: Eje primordial en la Universidad de la Compañía de Jesús 34 35 Rúbricas XIX Modelo de educación integral en el actual contexto La presencia universitaria en estos contextos forma integralmente al estudiantado, da testimonio de las opciones institucionales, pero también contribuye realmente a desatar procesos solidarios y de lucha social, necesarios para la constitución de sujetos populares alternativos que empujen nuevas formas de relación social. 7. Incidencia política. La Universidad, ella misma, es un actor social. Cuenta con capital simbólico, cultural, educativo, social y político de indudable relevancia. Por ello, desde un enfoque pedagógico y socialmente comprometido, debería hacer uso de ese capital en favor de la promoción de la verdad, la justicia, la equidad y la inclusión: legislaciones, denuncia, propuesta de política pública, cabildeo, entre otros. Esto resulta particularmente conflictivo en contextos autoritarios o polarizados. Sin embargo, es inexcusable. En la sociedad hay intereses encontrados y la neutralidad universitaria no es posible. Quien se dice neutro, en realidad toma partido en favor de la dominación y de los victimarios. Cuando existe algún diferendo o conflicto, además de procurar el acercamiento entre las partes para la conciliación, la Universidad en sí misma, como institución y actor social, ha de tener una postura clara, conocida y fundamentada rigurosamente, sobre todo en temas de alcance estratégico y que involucran principios éticos y políticos postulados por la institución. Quienes la observan, aprenden. 8. Elaboración de propuestas de temas, de políticas públicas y de fórmulas a impulsar en la agenda nacional. La Universidad es laboratorio de innovación social y política. De sus aulas y discusiones han de surgir nuevos conocimientos y nuevas fórmulas para poner en marcha en el territorio nacional, los intereses de los sectores empobrecidos y excluidos, tales como el impulso a empresas de economía social y solidaria, el afianzamiento de las autonomías de los pueblos indígenas y afrodescendientes, el apoyo a migrantes y refugiados, acciones y políticas para la superación de la pobreza, la exclusión, la desigualdad y la discriminación, fórmulas para el cuidado del medio ambiente y la mitigación del cambio climático, entre muchas otras. En esa elaboración han de participar, directa o indirectamente, algunos alumnos y alumnas. Así, tendrán la oportunidad de formarse de manera integral, al mismo tiempo que impulsan una agenda socialmente útil y relevante para el país y el entorno. - Conclusión Como puede verse, la tarea de la formación humana integral está indisolublemente ligada, en nuestra concepción, con la tarea de incidencia social e innovación de la Universidad. Ni una ni otra pueden o deben ser una actividad residual dentro de esta Casa de Estudios. No pueden ni deben ser algo exclusivo de ciertas entidades especializadas. Constituyen, en cambio, el corazón de nuestra propuesta educativa y civilizatoria. Por eso deben ser un componente transversal a todas las actividades y funciones que realice la institución. La formación integral, así, es multilocalizada y, al mismo tiempo, institucional. Esta pretensión da forma a la docencia, la investigación, la vinculación, la socialización del conocimiento y la innovación que la Universidad realiza. Esta se debe a sus estudiantes, pero también a su contexto y a quienes le dieron origen y sentido, es decir, a los pueblos en los que se inserta y la mantienen de muy diversas maneras. La Universidad, ella misma, es un actor social. Cuenta con capital simbólico, cultural, educativo, social y político de indudable relevancia.
RkJQdWJsaXNoZXIy MTY4MjU3