38 Otoño - Invierno 2011 I. Los avances La reducción de la indigencia y la desigualdad implica que la región ha logrado avances importantes en el cumplimiento del primer Objetivo de Desarrollo del Milenio (odm). Los tres indicadores que fueron seleccionados por la comunidad internacional para medir el avance en materia de reducción de la pobreza son: proporción de población en extrema pobreza, coeficiente de la brecha de extrema pobreza y la proporción del consumo4 nacional que recibe el 20% más pobre de la población. En particular, el primer odm requiere reducir a la mitad la proporción de la población en extrema pobreza entre 1990 y 2015. El cuadro 1 presenta los tres indicadores del primer odm por país hasta 2008.5 La región en su conjunto avanza a un ritmo adecuado. Los países para los cuales el grado de avance es mayor a 72% (tiempo transcurrido a partir de 1990) el progreso ha sido suficiente.6 Es decir, de mantenerse el ritmo observado en el pasado, lograrán el primer objetivo para 2015. En materia de educación, la región también ha registrado avances. El odm 2 se refiere a la universalización de la educación primaria. En términos de acceso, esto fue logrado por casi la totalidad de los países en la década de los noventa. En la mayoría de los países latinoamericanos, los jóvenes de 15 a 19 años habían concluido la primaria en 2008 (gráfico 2). La excepción son los países más pobres de Centro América. La paridad de género también avanzó mucho y en un buen número de países la proporción de mujeres que concluyó la primaria en este grupo de edad excede a la proporción de hombres. En países con fuerte presencia de grupos indígenas (originarios), sin embargo, la proporción sigue siendo mayor para los hombres. Respecto a la salud, el odm 4, la región ha hecho avances importantes en la reducción de la mortalidad infantil y de menores de 5 años (cuadro 2). De hecho, América Latina y el Caribe muestra la tasa de mortalidad infantil más baja de las regiones en desarrollo y es donde la reducción de dicha tasa, a partir de 1990, ha sido más rápida. Sin embargo, subsisten grandes disparidades entre países, tanto en Latinoamérica como en el Caribe. Sin duda, el resultado más novedoso que se ha presentado en la región latinoamericana es la caída de la concentración del ingreso (gráfico 1). Independientemente de la fuente o indicador utilizados, se encuentra que entre alrededor de 2000 y 2010, la desigualdad ha disminuido en 13 de los 17 países para los cuales se tiene información en América Latina.7 La reducción de la desigualdad también es palpable cuando se observa la proporción del consumo nacional que recibe el 20% de los hogares más pobres: entre 1990 y 2008, ésta ha aumentado en la mayoría de los países (cuadro 1). La caída de la desigualdad es notable porque ocurre en la región más desigual del mundo y después de décadas en que la desigualdad 4 En América Latina la mayor parte de los países no cuentan con encuestas que miden el consumo de manera regular. Por esto, la proporción que se presenta en el cuadro 1 se refiere principalmente al ingreso y no al consumo. 5 Nótese que la cepal (2010b) utilizó líneas de pobreza extrema adecuadas a cada país y no la línea internacional típicamente utilizada en los ejercicios comparativos internacionales de 1.25 dólares diarios medidos en paridad de poder de compra. La razón de utilizar las líneas nacionales es que para una gran parte de la región la línea internacional de pobreza extrema es demasiado baja cuando se la compara con las normas que los propios países establecen. 6 Se recuerda al lector que el primer odm requiere que la proporción de población en extrema pobreza disminuya a la mitad entre 1990 y 2015. 7 Debido a la insuficiencia de información (tema que trataremos con mayor detalle más adelante), no es posible hacer un análisis similar para la región del Caribe. había aumentado o, en el mejor de los casos, se había mantenido sin cambios. Ocurre también cuando la desigualdad en otras partes del mundo desarrollado y en desarrollo ha evolucionado hacia una mayor concentración del ingreso. Según los análisis disponibles, la reducción de la concentración del ingreso está asociada a tres fenómenos. Se debe, en parte, a la transición demográfica porque ésta ha resultado en una disminución de la tasa de dependencia, sobre todo en los hogares pobres. Sin embargo, los dos factores preponderantes han sido la reducción de la brecha salarial entre trabajadores con alta y baja calificación y el incremento y mayor progresividad de las transferencias gubernamentales.8 La reducción de la brecha salarial entre trabajadores de diferentes niveles de calificación es consecuencia, en parte, de la expansión educativa que ha generado un cambio importante en la composición de la población por nivel de escolaridad. En la mayoría de los países, la proporción de personas sin educación o primaria incompleta y con primaria completa ha disminuido mientras que la proporción con nivel, sobre todo, secundario y terciario ha aumentado. Es decir, a partir de mediados de los noventa el gasto público se ha vuelto más “pro-pobre” tanto en lo que respecta a las transferencias monetarias como a las transferencias en especie (en particular, en educación y salud). En síntesis, la región en su conjunto ha tenido muchas marcas de progreso durante la última década, algunas –como la reducción de la concentración del ingreso– de carácter inusitado. Pero subsisten muchos retos en materia de desarrollo social. A continuación pondremos énfasis en los que requieren especial atención. 8 Véase López-Calva y Lustig (2010) y cepal (2010a). Fotografía: morguefile.com
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