52 Otoño - Invierno 2011 Una nueva forma de análisis El Informe del pnud presenta una manera integral de analizar estos hechos característicos de la región. El análisis parte de que, al considerar el desarrollo de los países, lo importante es el desarrollo humano, entendido éste como la expansión de las posibilidades que tienen las personas de elegir entre distintos tipos de vida alternativos. Al hacer hincapié en que los bienes son medios (y no fines) para la consecución del bienestar de las personas, el enfoque se aleja de otros que fueron prevalentes en la región y que, habiendo privilegiando la expansión del pib per cápita de una economía como el objetivo principal de la política económica, de alguna manera condujeron a la situación presente de la región con las características descriptas en el apartado anterior. La siguiente figura ayuda a entender el enfoque de análisis del desarrollo humano (véase figura 1). Mientras que el enfoque en la cantidad de bienes se centra en el promedio de bienes disponibles para una determinada sociedad (pib per cápita, por ejemplo), el enfoque de desarrollo humano se centra en considerar el acceso y disponibilidad de la población a esos bienes y el proceso mediante el cual se produce el acceso. Así, la parte izquierda de la figura muestra cómo los factores individuales y socioeconómicos actúan como una suerte de maquinaria que transforma los bienes disponibles en funcionamientos disponibles, entendiendo aquí como funcionamientos a aquellos estados del ser y del hacer que las personas consideran valiosos y que tienen razones para valorar (vivir una vida larga y saludable, estar educado, etc.). El conjunto de estos funcionamientos representa lo que es conocido como las capacidades de las personas, o capabilidades (en un neologismo quizá más cercano al concepto de capabilities de A. Sen, 1998), concepto sin traducción directa al español que incluye tanto la capacidad de las personas para realizar una determinada actividad como la habilidad para realizarla. Figura 1: Generación de Bienestar y Desigualdad Fuente: Propia, con base en el informe Regional de Desarrollo Humano para Latinoamérica y el Caribe 2010. La parte derecha de la figura 1 muestra que, partiendo de una situación de desigualdad en el acceso y disponibilidad a los bienes y servicios de una determinada sociedad, la ausencia de una política pública que compense esta situación, potenciada por los elementos condicionantes tanto individuales como socioeconómicos y de contexto, no hace sino reproducir (y a veces, reforzar) la desigualdades iniciales. Entre los elementos condicionantes individuales se encuentran los aspectos objetivos tales como, entre otros, los niveles educativos de las personas, las condiciones socioeconómicas de los lugares donde se vive y el tipo de empleo, y su correlato en los factores subjetivos, tales como el nivel de empoderamiento (también conocido como agencia) de las personas y las aspiraciones de éstas en lo que respecta a ellas mismas y a la generación de sus hijos e hijas. Mientras que el estudio de la relevancia de los factores objetivos ha tenido gran desarrollo reciente en la economía aplicada, el tratamiento de los factores subjetivos está mucho menos presente en los análisis. En lo que sigue de esta nota, se verá la importancia de tomar en cuenta estos factores al momento de diseñar política pública desarrollando una forma de enfocar la política pública que supere el error de diagnóstico identificado más arriba. La importancia de los factores que no se ven 1. Aspiraciones y agencia Tanto el marco de análisis de desarrollo humano como el interés en la transmisión intergeneracional de la desigualdad requieren analizar la importancia de los procesos que inciden sobre los funcionamientos de las generaciones más jóvenes. Estos procesos incluyen tanto la capacidad de las personas en la generación de metas que ellas consideran valiosas, como la capacidad efectiva que dichas personas tienen para poder actuar sobre la realidad para alcanzar dichas metas. La figura 2 muestra esquemáticamente dos situaciones posibles. En la parte de arriba se presenta a una persona que vive en una sociedad “conectada”, en la cual si bien su situación socioeconómica relativa actual puede ser desfavorable (eje horizontal) tiene a su alrededor tanto personas que están en peores (a su izquierda) como en mejores (a su derecha) situaciones relativas. Esta persona genera sus aspiraciones de vida (tanto para ella como para sus hijos) en gran parte basándose en su entorno y en lo que es posible alcanzar con un esfuerzo “razonable” (por ejemplo, ir de A a B en el gráfico). Estas aspiraciones se miden en el eje vertical. Como contraste, en la parte inferior de la figura 2 se presenta a una persona que vive en una sociedad estratificada o “desconectada” en la cual existen grandes brechas entre las aspiraciones de los distintos grupos socioeconómicos: pasar de los niveles aspiracionales que están objetivamente al alcance de la persona tipo representada en el gráfico (nivel A´) a los niveles aspiracionales de las personas en el grupo socioeconómico que está a la derecha (nivel B´)
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