72 Otoño - Invierno 2011 • El crecimiento económico es frágil y el ahorro interno y la inversión son insuficientes para generar los empleos que demanda una creciente población. Romper el círculo vicioso de la pobreza exige un crecimiento sostenido a tasas de 7% anual durante toda la próxima década. No hay mejor manera de generar empleos y bienestar que creciendo. Requiere también una disminución de las heterogeneidades estructurales hacia dentro y hacia afuera que prevalecen y se agudizan debido a los rezagos en la expansión, la productividad y el desarrollo tecnológico de nuestros sectores agropecuario, industrial y de comercio y servicios. El crecimiento reciente de gran parte de la región se ha debido a una mayor demanda de materias primas agropecuarias, energéticas y minerales por parte de China, India y otras naciones emergentes y a las consecuentes alzas en sus precios internacionales, y no a una mayor expansión de las manufacturas y servicios de mayor valor agregado y contenido tecnológico. En la próxima década es indispensable seguir patrones de crecimiento productivo más amplios y balanceados, con mayores componentes de recursos humanos calificados e innovación local. Tarea fundamental: una renovada estrategia de impulso prioritario a la educación y a la economía del conocimiento, vinculada a las necesidades sociales. • Tras una mejora en los primeros ocho años de la década, en 2009 la incidencia de la pobreza alcanzó todavía al 33% de la población, incluido el 13.3% en condiciones de pobreza extrema o indigencia. Esto significó 183 millones de pobres y 74 millones de indigentes. Si bien la crisis no afectó a la región tan severamente como en ocasiones pasadas gracias a las políticas contra-cíclicas emprendidas por los gobiernos, el incremento de la pobreza extrema fue de 0.4%. Tanto el número de pobres como de indigentes aumentaron en 3 millones de personas. América Latina sigue bien encaminada hacia el objetivo de desarrollo del milenio de reducir a la mitad la pobreza entre 1990 y 2015. El porcentaje de avance es de 82% cuando ha transcurrido el 72% del plazo previsto; pero las cifras absolutas representan todavía un reto gigantesco para nuestras sociedades. • La reducción en la pobreza durante la década que concluye ha sido posible gracias a una combinación de crecimiento económico y distribución del ingreso. En particular, en los países donde la pobreza se redujo en 7 puntos o más, la explicación reside en una combinación de ambos efectos, con contribuciones que van de 41 al 80% del efecto crecimiento y del 20 al 30% en el efecto distribución. Los programas para el alivio de la pobreza con base en transferencias condicionadas, tipo Oportunidades de México y Bolsa, Familia y Hambre Cero de Brasil, que se han generalizado con diversas modalidades en la región, han jugado un importante papel complementario, pero la mejor medicina básica ha comprobado ser: crecer distribuyendo. • América Latina y el Caribe sigue siendo la región más desigual del planeta, característica que se ha mantenido en las últimas cuatro décadas. Si bien en los últimos años se ha presentado una ligera tendencia hacia una menor concentración, en términos generales, los ingresos captados por los cuatro deciles más pobres es, en promedio, menos del 15% del ingreso total, mientras que el decil más rico capta alrededor de un tercio del ingreso total de los países. • La llamada pobreza multidimensional –evaluación de las calidades de vida conforme a un enfoque similar al de demandas sociales insatisfechas– presenta, según cepal, elevados grados de riesgo y vulnerabilidad en la región, con dos o más privaciones en diversas categorías (acceso al agua potable y el saneamiento, vivienda, educación y salud) en grupos amplios de la población en los países de mayor pobreza monetaria, como Bolivia, Guatemala, Honduras y Nicaragua. Aunque hay una tendencia en la mejora de la calidad de vida, sin duda existe una brecha muy grande a superar, particularmente frente a las aspiraciones crecientes de las nuevas generaciones globalizadas. El estudio reciente de ausjal, en donde participaron 14 universidades de nueve países de América Latina (ninguna de los cuatro países mencionados), muestra claramente la severidad de esa heterogeneidad en el resto de la región y la dimensión de los esfuerzos nacionales que se realizan y se requieren para superarla. • Los desafíos del ciclo de vida y de género son enormes. Entre 2002 y 2008 tuvo lugar en Latinoamérica una importante caída de la pobreza infantil. Sin embargo, la pobreza sigue impactando proporcionalmente más a los niños y a los adolescentes; a los jóvenes que se emancipan más temprano, a las mujeres adolescentes que se embarazan y a los ancianos. Las decisiones reproductivas a una temprana edad están incidiendo en la pobreza de los jóvenes emancipados del hogar que no encuentran trabajo suficiente y bien remunerado y sobre la pobreza de las madres y de sus hijos. Las consecuencias, según estudios recientes, tienden a prolongarse a lo largo del tiempo y aun a perpetuarse. Por otra parte, la falta o insuficiencia de pensiones para los ancianos –prevaleciente en la mayor parte de los países de la región– está conduciendo a elevados nivelas de pobreza entre los mayores de 60 años, particularmente en el quintil más bajo de ingresos. Esto evidencia la necesidad creciente de poner en marcha políticas y acciones que mejoren la situación de las madres presentes y futuras y de sus hijos, particularmente entre los estratos más bajos de ingresos. Entre estos instrumentos hay cinco que recomiendan los académicos y los organismos internacionales: 1) la postergación del inicio de la maternidad, 2) un mejor acceso a la planeación familiar, 3) la permanencia de la mujer en el sector educativo, 4) el mejoramiento de la calidad de la educación y 5) la disponibilidad de instituciones de cuidado y atención a los niños pequeños que hagan posible que las mujeres estudien o trabajen. La asistencia de las mujeres menores de 15 años a la escuela es de 95% en el quintil más rico, pero en la mayoría de los países no llega al 75% en el quintil más pobre. De forma similar, alrededor de los 29 años
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