76 Otoño - Invierno 2011 impactados por las facilidades del mercosur y la Comunidad Andina de Naciones. En el último año el crecimiento brasileño, frente al estancamiento de eua y Europa, ha atraído más inmigrantes de países vecinos como Bolivia (50 640 en 2011 vs. 35 092 en 2010), Argentina (42 163 vs. 39 232) y Paraguay (17 604 vs. 11 229). El auge y los mejores salarios reales han llevado también a que regresen 2 de los 4 millones de brasileños que vivían en eua, Japón, Portugal y Gran Bretaña (Diario Reforma, México, p. 23 1ª sección; 21/11/2011). De manera distinta habría que considerar a los emigrantes de Centroamérica y de algunos países sudamericanos, que utilizan México fundamentalmente como país de paso hacia eua, quienes experimentan frecuente abuso a lo largo de su recorrido, y que han comenzado a detenerse en México y en sus propios países dada la menor demanda norteamericana. Uno de los rasgos de la emigración latinoamericana hoy es la participación en ascenso de las mujeres, que ya representa mayoría en muchos casos. La reunificación familiar ha perdido peso en relación con los motivos directamente laborales. El servicio doméstico es el principal renglón de inserción laboral en el caso de Europa; al que se asocia una preocupación en algunos círculos respecto a victimización por discriminación y violación de derechos humanos. La parte mayoritaria de los flujos corresponde a personas no calificadas. Sin embargo, desde hace décadas América Latina experimenta pérdidas de personal calificado de educación media, superior y, cada vez más, con niveles de posgrado en los que los estados latinoamericanos han hecho inversiones significativas de capital humano. Según celade, el número de técnicos y profesionales ascendió ya a 300 mil en 1990, a casi un millón en 2000 y podría haber alcanzado el millón y medio en 2010. Si bien la región ha sufrido pérdidas de habilidades, conocimientos y experiencia por emigración, no hay duda que esto viene ocurriendo por falta de oportunidades de empleo y de salarios adecuados y que la consecuencia son las crecientes remesas, que en 2004 llegaron a un monto regional estimado de 40 mil millones de dólares (bm, 2005), lo que representó un tercio del total mundial. Por eso, la importancia de las recientes tasas de crecimiento económico en el Cono Sur. A finales de 2010 se estima que las remesas totales mundiales de migrantes sean de cerca de 440 mmd. México, el principal receptor de Latinoamérica y tercero mundial –después de India y China– recibirá 22.5 mmd según el Banco Mundial, un monto casi 20% menor a los 27 mmd de 2007, pero aun así la segunda fuente de divisas. El volumen hacia Centroamérica y el Caribe, sin tener la misma importancia en términos absolutos, tiene un mayor impacto macroeconómico sobre diversos países debido al menor tamaño de su pib. Los efectos económicos y sociales sobre las familias son difíciles de medir, pero un estudio reciente de 11 países de la región muestra que son poco significativos en el combate a la pobreza y en la generación de inversiones productivas. La emigración involucra un complejo de riesgos y oportunidades para las expectativas de desarrollo de Latinoamérica. Ofrece una válvula de escape ante la demanda insatisfecha de empleos y la inequidad de oportunidades, pero implica pérdidas de capital humano y social. Permite el mejoramiento personal de individuos y familias, pero frecuentemente pone en jaque derechos humanos, con trágicas consecuencias cuando se trata de mujeres, niños y personas indocumentadas y víctimas de trata. • El reto de las disparidades territoriales y las segregaciones urbanas en América Latina. Como muestra el reciente informe de la cepal, La Hora de la Igualdad, las brechas económicas y sociales tienen sus mapas, es decir, se plasman en la segmentación territorial y se alimentan de ellas. Las grandes disparidades internas y externas de productividad y la segmentación territorial inhiben encadenamientos en los países dados los problemas de infraestructura física y social. Un indicador es la brecha de pib per cápita entre la región o entidad federativa más rica y la más pobre de un país. En algunos países de América Latina, como Brasil, Argentina y México esas disparidades llegan a ser de ocho o 10 veces, mientras que en los países desarrollados de la ocde el indicador no supera las dos veces. La misma situación se reproduce en el interior de las entidades federativas. En México y Centroamérica la distribución de población con graves privaciones muestra una mayor dispersión, pero también, como ocurre en el mundo andino y amazónico, las zonas más críticas tienden a situarse allí donde hay una alta presencia de población indígena. En las ciudades, sobre todo en las grandes, la heterogeneidad territorial adopta la forma de segregación territorial intraurbana, donde se da un vínculo claro entre heterogeneidad estructural y segmentación del mercado laboral y la oferta educativa, dados los costos del transporte y las dificultades de acceder a lugares y redes. La segregación residencial implica que los dispares grupos socioeconómicos de una ciudad tengan escasa o nula convivencia, generando de facto un apartheid urbano, donde existen zonas ricas con la mejor infraestructura física y social y zonas marginadas. Esta es la base territorial del círculo vicioso de reproducción de la pobreza y la desigualdad. Al Estado le corresponde un rol central en el combate a la desigualdad territorial y social, la estructuración de articulaciones entre territorios ricos y pobres y la creación de fondos y programas de cohesión social, que transfieran fondos y comprometan su uso para generar sinergia en el ámbito productivo, el desarrollo de capacidades y la atención de carencias. La experiencia europea es contundente. Su eficacia dependerá, sin embargo, de la medida en que puedan forjarse alianzas o pactos de cohesión entre los diversos agentes públicos, privados y de la sociedad civil.
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