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El aprendizaje basado en competencias...
se aprende sin necesidad de leer (Simone, 2001). El aprendizaje no es
una mera presentación de datos. Si bien, como lo señala Olivé (2007), la
información está constituida por datos que representan el estado del
mundo, la información se acumula, se transmite y analiza, para después
incorporarse a un acervo de conocimientos. Una vez creados estos co-
nocimientos —después de una síntesis de la información analizada— se
va generando una definición particular del mundo (realidad) con la in-
tención de alcanzar una transformación de éste mediante la reflexión
activa. Así se van estableciendo las bases no sólo de un acto de conoci-
miento sino de un proceso de comprensión, en el que van interviniendo
una serie de acciones o desempeños que ponen en evidencia el desarro-
llo de un cúmulo de conocimientos del que se van logrando procesos de
incorporación personal de los mismos (
apropiamiento
).
Desde esta perspectiva, y de manera gradual, vamos perfilando
una definición de nuestra realidad compleja, transcendente en tiempo y
espacio, pues se desarrolla a lo largo de nuestras vidas, generando en
consecuencia acciones concretas y transformadoras que conducen al
desarrollo de seres humanos llenos de sabiduría (aprendizaje vital);
definiéndose esta sabiduría como una competencia general, un conoci-
miento pragmático basado en la experiencia, pero sobre todo como el
desarrollo de destrezas meta-analíticas evaluativas o reflexivas de uno
mismo, que conducen a un estado o condición personalmente deseable,
al ayudar a decidir el curso de acción óptimo de nuestro proceder
(Sternberg, 1994).
En consecuencia, el aprendizaje puede ser visto bajo una nueva
dimensión, que parte de un proceso sistémico, que es circular o recursivo,
y que a manera de bucle ha de generar una serie de ciclos y apropiación
de ideas, procesos, relaciones e interacciones con la realidad, durante
un periodo que se extiende permanentemente (ver figura 1).