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La cantidad y la cifra
Monarquía poética,
a primera vista, parece el título de un abomi-
nable tomazo de poemas neoclásicos, declamatorios; sin embargo, re-
sulta que su autor ¡tiene diez años! Sólo hago constar su publicación
pues no pude conseguir un ejemplar: su autor es Betzhe Manuel
Contreras y lo publicaron la Secretaría de Cultura, la
BUAP
y la editorial
Morgan.
III
Pero volvamos a la realidad: vayamos a la prosa. Citemos, por ejemplo,
el mundo desquiciado de
El maldito amor de mi abuelita,
primer libro
de cuentos de José Sánchez Carbó editado por la
UAP
y LunArena en la
colección Asteriscos. La ciudad, en el libro de Carbó, es un manicomio
amplio, solvente, al aire libre. Los personajes
deambulan
por sus bio-
grafías con la seguridad de saberse solos, nadie los observa porque cada
quien tiene su propio asunto que arreglar: declarar la guerra a las cuca-
rachas, cuidar a una anciana siniestra, recordar viejos agravios mientras
come tacos, prenderse fuego en una cantina con fines meramente
didácticos, viajar en combi con caca de perro en la suela de los zapatos,
cada quien su vida y los locos son los otros. Con una prosa de sencillez
clorada, Carbó crea una realidad aborrecible dentro de la tal realidad
políticamente correcta: la ciudad es diferente cada vez que salimos a
sus calles; todo ciudadano es un votante, pero también es un peligro
inminente.
En otro registro, JorgeArturo Abascal Andrade publicó
De Fátima
y otros cuentos
(
UAP
-LunArena): un hombre enfrentado a la retórica
contundente de una mujer, a veces fantasmal, a veces cabronamente
cierta: la indefensión masculina ante los requerimientos casi metafisicos
de Fátima (por algo ostenta una de las más populares advocaciones de
la Virgen). La prosa de Abascal tiene como norte un ritmo y una inten-