Página 157 - magistralis

Versión de HTML Básico

156
La cantidad y la cifra
que escribe —actividad solitaria por excelencia— pretende llegar al es-
pacio de lo público, ser leído por el
otro,
acto también solitario pero que
conduce al ámbito de la discusión, de las afinidades y las desavenencias
de la crítica. A los escritores de Puebla, al parecer, ni sus amigos los
quieren, o los quieren menos cada vez que publican un libro. En algunos
casos es comprensible, pero la mayor parte de las veces esto significa
que ni sus amigos los leen. La costumbre social de las presentaciones de
libros es suficiente para dar por hecha la lectura del libro en cuestión. Lo
importante es el vinillo de honor y la cháchara sabrosa, por supuesto y
qué bueno. Pero el ejemplar que nos dedicó el amigo se pone por ahí,
como al descuido, en alguna repisa de nuestros libreros. Y tal vez está
bien, era su destino. La cosa es que nos ponemos a destrozar nombres
que a su vez, en otra reunión social, destrozarán el nuestro. Y todo este
prolijo sistema ocurre sin haber leído una línea del enemigo. Necesaria-
mente exagero: es cierto.
Los números de este recuento
indicarían
un auge de la literatura,
escrita o editada en Puebla, de no ser por la ausencia de difusión, distri-
bución, crítica, reseñistas, de espacios que no sólo celebren y publiquen
literatura sino que también la paguen y, en fin, de lectores. Casi nada.
La caja de resonancia que conforman las publicaciones y los edito-
res del
DF
sigue funcionando. Muchos de los escritores comentados en
estas líneas han publicado en revistas, suplementos o sellos editoriales
de la capital del país. Entonces ¿para qué publicar en Puebla?, ¿por qué
no mejor buscar las ligas mayores, o las menores del
DF,
si aquí no tene-
mos ni para ligas? La respuesta se cae de sencilla: porque nadie despre-
cia la oportunidad de publicar un libro, aunque lo quieran menos sus
amigos. Este inventario también demuestra, de cierto modo, que esa
frase mamila, «el terror a la página en blanco», nunca ha asustado a
nadie, a excepción de los
ídem.
En otras palabras: en Puebla se escribe,