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Raúl Dorra
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ELLIBROYSUS SÍMBOLOS
Raúl Dorra*
AOctavio Torija
En el
Fedro
de Platón, Sócrates cuenta que el dios egipcio Teut oToth,
inventor de numerosas artes, un día fue a Tebas para anunciarle al Rey
Tamus que acababa de concebir un invento que resguardaría al conoci-
miento de los accidentes de la memoria. El rey le preguntó en qué con-
sistía aquel invento y el dios le explicó que se trataba de signos visibles
que representarían a las palabras. Dado que los signos quedarían graba-
dos sobre una superficie, su duración en el tiempo estaría asegurada.
Enterado de estos pormenores, el rey rechazó la invención del dios ale-
gando que, lejos de salvar el conocimiento, esos signos escritos signifi-
carían su perdición pues los hombres se volverían perezosos y acabarían
depositando sobre los trazos externos una confianza que sólo se puede
tener en lo que está en el alma. La ciencia, pensaba el rey Tamus, es lo
que va formándose en el discípulo por la palabra viva del maestro y la
escritura, al reemplazarla, no haría sino crear un vano simulacro, una
sombra de ciencia que usurparía el lugar de la ciencia verdadera. Sócrates,
que considera ejemplar este rechazo, agrega a los argumentos del rey
su propio razonamiento para convencer a Fedro de que la escritura es
* Escritor. Investigador de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.