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Jorge Basaldúa y Francisco Valverde Díaz de León
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ta en todo el escrito ¿cómo es posible que ante tanta injusticia, la comu-
nidad se mantenga valiente, trabajadora y fiel, no se arredra ante la
opresión?, la respuesta es la presencia del Espíritu.
La Misión de Bachajón inicia con la entrega por parte del obispo
Lucio Torreblanca, de la parroquia de este lugar en 1958. En los años
sesenta la llegada del obispo Samuel Ruiz García, acompañado por el
aire fresco que dio a la iglesia el Concilio Vaticano
II
, lleva a cabo una
acción pastoral de acompañamiento a las comunidades. La rica viven-
cia de un contacto directo con el mundo indígena, hace surgir la indigna-
ción ética ante la cruda realidad de un abuso insoportable, es así que
surge la denuncia eclesial ante las autoridades civiles de la condición
que viven los indígenas.
En 1973 se inicia un proceso de reflexión de las comunidades indí-
genas, ellas eligen cuatro temas para examinar su realidad en ese mo-
mento: tierra, salud, comercio y educación. Como resultado se expone
la magnitud de la opresión y surge el grito libertario que iniciará el proce-
so de lucha organizada: solamente unidos podremos salir adelante.
Samuel Ruiz sensible a la denuncia, pregunta a las comunidades
cómo la iglesia los ha oprimido. Se inició una reflexión comunitaria, la
respuesta pronunciada a mediados de 1975 fue en voz del Principal:
«llevan ustedes 15 años de trabajo entre nosotros. No están trabajando
bien, porque yo sé que Jesús trabajó tres años solamente. Lo mataron,
resucitó y se fue al cielo con su Padre. Sin embargo su obra permanece
desde hace 20 siglos. ¿Qué hizo Jesús que no están haciendo ustedes?
Lo que Jesús hizo fue no dejarnos solos. Nos dio a su Espíritu. El Espí-
ritu Santo fue el que conservó y lleva adelante el trabajo de Jesús. Pero
ustedes nos niegan el Espíritu, lo tienen acaparado. Es cierto que nos
dan al Espíritu Santo en el bautismo, pero ese Espíritu que se entrega
para cuidar a la comunidad, ustedes lo tienen acaparado. Denos el Espí-