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Misión de Bachajón, Chiapas
ción con ellos. De diez candidatos, seis resultaron positivos. Al día si-
guiente el obispo confería el Diaconado a estos indígenas.
Se iniciaba así una etapa nueva. Misteriosamente el Espíritu había
conservado la experiencia y ahora en las comunidades más apartadas y
desprotegidas suscitaba personas lúcidas y congruentes que pedían a su
obispo se cumpliera el acuerdo sellado seis años atrás. Nacía así la
posibilidad de llegar a una verdadera Iglesia autóctona en plena comu-
nión con su obispo bajo las directrices del Concilio Vaticano
II
. No cabía
duda, no estábamos solos, la promesa de Jesús se seguía cumpliendo y
el Espíritu seguía su trabajo entre nosotros.
11. La acción comunitaria
De esta manera, se inicia en la región un amplio trabajo de atención
pastoral a través de cursos, visitas y participación a todos los niveles de
una evangelización encarnada y comprometida. Ya no son solamente los
encargados de la evangelización venidos de fuera los que llevan adelan-
te este trabajo pastoral, sino que durante el decenio de los años 80 se va
configurando, a raíz del Diaconado que rápidamente se instaura en la
región toda, una gama de actividades y responsabilidades en las que
participan todas las comunidades. Es impresionante constatar la variada
y profunda actividad del Espíritu, que suscita, fortalece, abre horizontes
y consolida una vigorosa Iglesia autóctona, sencilla, humilde como en los
tiempos apostólicos, pero se lleva a la conciencia de todos el compromi-
so cristiano dejado por Jesús. El llamado de Jesús a formar una familia,
a realizar el mandato del amor, lleva a la organización en defensa de los
derechos humanos, impulsa a buscar caminos para abatir las lacras del
alcoholismo, del hambre, del abuso y la opresión. Y en medio de mil
dificultades, oposiciones, calumnias y agresiones, el Espíritu continúa su
labor de dar este testimonio de fortaleza que recuerda los tiempos apos-