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Eduardo Almeida Acosta
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A lo largo de la experiencia han pasado 43 personas por el equipo,
pero un núcleo de quince miembros se ha mantenido estable en ese ir y
venir de participantes.
Una comunidad náhuatl, cuyo eje vivencial es la supervivencia y la
celebración, entrelazó su vida con ese equipo, que ha sido jornada y
albergue, y juntos han vivido toda clase de alegrías, conflictos, intrigas,
desavenencias, fracasos y logros. Los conflictos al interior de la comunidad
y al interior del equipo se han alternado con momentos de comunión en
esa coalición de culturas que equipo y pueblo fueron configurando con
los años (Almeida y Sánchez, 1996).
En la región nororiental de la Sierra Norte de Puebla coexisten rasgos
socioculturales de tradiciones, entendiendo por éstas usos y costumbres
producto de su desarrollo histórico y de su adaptación al medio natural;
pero por otro lado también existen rasgos de tradicionalismo, entendiendo
por esto usos y costumbres que se han vuelto disfuncionales para enfrentar
el contacto con la sociedad dominante. La familia ha sido la institución
fundamental que ha mantenido los rasgos tanto de tradiciones como de
tradicionalismos.
Como parte importante de los aspectos positivos de esas tradiciones
existen también manifestaciones comunitarias de solidaridad, los cuales
también, en algunos casos, se vuelven disfuncionales al estar de alguna
manera la comunidad inmersa en el sistema capitalista predominante.
La escuela ha sido la institución por la cual de una manera casi inconsciente
se van introduciendo características de ese sistema y de su orientación
hacia el mercado.
En la sociedad indígena existe un gran respeto por los ancianos, y
en general se puede decir que hay un respeto tradicional por la autoridad.
Sin embargo, esta actitud muchas veces se confunde con el autoritarismo,
que es la sumisión incondicional y acrítica con respecto a cualquier persona