Página 10 - enero2013

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formando el
mosaico
[ 10 ]
V
ivimos en un país en el cual cada uno de los estados que lo conforman es muy
distinto a los colindantes. Yo estaba consciente de la identidad propia de cada
estado, pero nunca me imaginé que vivía un enorme choque cultural al venirme a
vivir a Villa Ibero para mi primer semestre en la universidad. Al principio me sentí
en la torre de Babel, la gente se refería a objetos con palabras desconocidas para mí, si
agudizabas el oído podías escuchar muchos acentos diferentes, comunicarse con los
demás no era difícil pero era muy chistoso.
Después vino la hora de probar la diversidad en nuestros paladares, probé el
cochito
de Chiapas y las guacamayas de León (las cuales NO son aves sino tortas de chicharrón).
Vivir en Villa Ibero fue una aventura de conocimiento y respeto, aprendí mucho de otras
culturas que no son tan diferentes a la mía pero que de una u otra forma me encontraba
ajeno, pude empaparme de tradiciones distintas, de puntos de vista peculiares; y lo que
más me sorprendió fue que dentro del mismo país pudiera haber tanta diversidad.
Lo más importante fue aprender a respetar toda esa diversidad; en Villa siempre ha-
bía la discusión de en qué estado la gente era más amable, en cuál se hallaba la mejor
comida, mayor cultura, la mejor música, etc. Y lamento informar que nunca llegamos
a una conclusión plausible porque cada estado es hermoso a su propia manera, la co-
mida adquiere distintos sabores y sazones en el estado que la pruebes, la música varía
desde las rancheras hasta el son jarocho, las pirámides las hay desde pequeñas hasta
la más grande del mundo, los climas, los animales, todo es distinto, pero no es mejor;
y lo más importante de vivir en un país mega diverso es aprender a respetar toda esa
diversidad y dejarse llevar por distintas culturas, tenemos que conocer a nuestro país,
y qué mejor que hacerlo de la mano de gente tan divertida e interesante como la que
conocí este semestre.
Los invito a vivir esto en carne propia, si tienen amigos de otros estados pregúntenles
cómo es su estado, qué platillos y lugares turísticos hay, qué hacen para divertirse, etc.
México tiene tanto que ofrecer, “Si no podemos poner fin a nuestras diferencias, contri-
buyamos a que el mundo sea un lugar apto para ellas”- John F. Kennedy.
H
ace poco navegando por internet, me topé con un vi-
deoblog alemán que parecía, o al menos eso esperaba,
ofrecerme algo distinto a lo que normalmente puede
uno obtener de sus iguales internacionales. Todo sona-
ba muy bien, incluso prometedor cuando, para mi sorpresa, en-
tre frases periodísticas y crítica cinematográfica, resonó en mis
oídos un horrible
maybe
, en lugar del esperado
vielleicht.
Que-
dé sorprendido. No sólo porque tuviéramos a quien nos hiciera
compañía en nuestro ya común
plis,
sino porque me percaté de
que, lamentablemente, incluso a la lengua de la filosofía le había
llegado su hora.
Cuando una especie se extingue, además de hacer que no
queden más que fotografías del hermoso ser que ha pasado con
todos los suyos a mejor vida; se crea un vacío funcional en un
ecosistema. Lo cual es ya lo suficientemente terrible. En cambio,
cuando una lengua se extingue, pareciera que no pasa nada más
que el dejar de escuchar un conjunto de sonidos que, a final de
cuentas, ni entendíamos. Pero no, resulta que al perder una len-
gua, se pierda más: se pierde un mundo.
Así lo han comprobado los
inuits
(comúnmente llamados es-
quimales) con sus más de cincuenta palabras para llamar a la
nieve, los himba en África con solo cuatro palabras para nombrar
colores, y los turcos con su
yakamoz,
entendida por nosotros
como “el reflejo de la luna sobre el agua”.
Y bien, para dejar bien en claro la importancia de estos mun-
dos, pregunto: ¿qué es la verdad absoluta sino la conjunción de
los acercamientos y choques entre estas realidades? Difícilmen-
te podríamos saber que se puede sentir placer al estar triste sin
palabras como
saudade
y, sería prácticamente imposible saber
qué quería decir Heidegger respecto al ser humano, su papel en
la vida y su posición ante la muerte, si su lengua materna no le
hubiera ofrecido el crear palabras como
Dasein.
A lo que quiero llegar, es que nos estamos acercando lentamen-
te a un punto en el que, no resulta claro si nos estamos alejando
definitivamente de las explicaciones universales de la filosofía o
si, por otro lado, estamos dejando de lado todos aquéllos sis-
temas que, probablemente no tienen cabida en la batalla por la
sabiduría. Creo, lamentablemente, que se trata más del primer
caso. Afortunadamente, la globalización y sus herramientas han
contribuido a que este mestizaje crezca al lado de su contraparte:
el fácil acceso al conocimiento.
Es momento pues, de aprovechar el proceso antiquísimo de
rediseño y reinvención del lenguaje, y tomar lo que conviene,
rescatar lo que se escapa y desechar lo que estorba.
Diversidad lingüística
Por Daniel Benavides Mariño, alumno de la Lic. en Comunicación
México: pluralidad de usos y costumbres
Por Rolando Maroño Vázquez, alumno de Ing. en Mecatrónica
Ilustración: Arturo Cielo Rodríguez