Página 4 - enero2015

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mosaico
central
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Relaciones de pareja en la era
de las redes sociales
Por Mtro. Oscar Rojas Godínez, orientador educativo
Y
a le había dado “like” a la foto de su ex en Facebook, el
“error” ya lo había cometido sin pensarlo pues a los cinco
minutos su pareja en el WhatsApp le cuestionaba acerca
del like a su ex cuya foto correspondía a la foto de gradua-
ción de la secundaria.
En los últimos 10 años el desarrollo de la tecnología ha sido ava-
sallador, sobre todo en la forma en que nos comunicamos con el
otro, hace 20 años era impensable saber en tiempo real lo que su-
cedía al otro lado del mundo y mucho menos que cualquier persona
tuviera en la palma de su mano ese poder.
Evidentemente nuestra forma de vincularnos con el otro se ha
ido adaptando a las redes sociales (o viceversa) que cobran auge
en los últimos cinco años como una gran posibilidad para acercar-
te a las personas, da la impresión que no siempre sucede así, sin
embargo esta forma de comunicarnos ha traído diversas repercu-
siones algunas implican un gran avance en la forma de interactuar
y otras en extremo están relacionadas al apego que se genera ha-
cia la tecnología y las redes sociales, ejemplo de esto es la clásica
escena en un café donde un grupo de amigos (o conglomerado)
usa su Smartphone y lo que menos hacen es convivir e interactuar
con el “otro”. Este forma paradójica de comunicarnos a través del
Smartphone sin poner atención a la persona que tenemos enfrente
es el resultado del apego que hemos ido generando hacia la tec-
nología y las redes sociales, es una atadura que nos invita a estar
pendientes de lo que sucede externamente, estar enterados, ser co-
partícipes de las historias que se escriben en las redes y por qué no,
ser un neo revolucionario orwelliano a través de Twitter.
Pero qué sucede cuando este poder de informar y ser informados
a través de las redes se traslada a la intimidad, es decir a la relación
de pareja. Un panorama ideal sería el uso de las redes sociales para
fomentar una comunicación sana con la pareja, o tal vez un medio
para estar en contacto frecuente, enviar un emoticón o algún meme
gracioso. El otro panorama y es el relacionado con el apego es el
uso de las redes para “vigilar” a la pareja, y es en donde comien-
za el entramado espiral ascendente de los celos, es el preludio
para comenzar a manifestar rasgos de obsesión y posteriormen-
te de compulsión, es decir, implica estar al pendiente de cual-
quier información generada en las redes sociales respecto a la
pareja (obsesión) pero cuando esto rebasa la capacidad de control
(la compulsión), es decir la repetición de una acción específica, se
vuelve una gran posibilidad de tormento tanto para él o la que está
al pendiente de la pareja como para él o la que es observada (o).
Esta nueva manera de vincularse con la pareja ha tenido conse-
cuencias en muchos casos de forma desastrosa, parejas que se
separan a través del Facebook o WhatsApp teniendo como testigos
a sus amigos quienes también coparticipan siendo ese ojo observa-
dor que susurra vía inbox, en este sentido comparto una definición
de apego según Varela, Thompson y Rosch (1997): “el apego no
alude sólo a aferrarse a aquello que no se tiene y a los deseos,
sino a la aversión por lo que se tiene y de lo cual uno desea libe-
rarse” (p. 142).
Surgen varias interrogantes a partir de esta cita: ¿Cuál es la razón
que contradictoriamente mantiene estas relaciones destructivas?
¿La falta de control respecto a las redes sociales, invade nuestra in-
timidad, por qué lo permitimos? ¿Somos libres con lo que tenemos?
Los invito a cuestionarse a partir de estas preguntas que nos pue-
den encaminar a equilibrar los medios (redes sociales) y los fines
(comunicación en pareja) intentando diferenciar entre una relación
sana y un apego esclavizante, es una labor difícil mas no imposible
que requiere como inicio: “darse cuenta”.
Ilustración: Cristina Bermúdez Flores, alumna de la Licenciatura en Diseño en Interacción y Animación Digital