Página 5 - enero2015

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central
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Estamos acostumbrarnos a apegarnos a las cosas, a per-
tenecer,
a que nos pertenezcan. Sentimos que si nos aferramos
a algo o a alguien, lo tenemos seguro. Nada más lejano de la
realidad. Lo cierto en eso, es que las circunstancias constante-
mente están cambiando y nosotros, hacemos un esfuerzo casi
darwiniano para poder adaptarnos y sobrevivir. No nos damos
cuenta que al aferrarnos a algo, estamos renunciando a nuestra
propia supervivencia.
Las amistades, las relaciones de pareja y las situaciones de
la vida, requieren de un desapego profundo para poder fluir y
convertirse en un continuo devenir que nos haga evolucionar.
El desapego implica no poseer, no eres mío, ni yo te pertenez-
co, compartimos un camino juntos mientras eso nos haga cre-
cer como personas y después, nuestras circunstancias cambian,
nos adaptamos, nos recreamos. Si no se reinventan, las relacio-
nes interpersonales se convierten en monotonía, y todo aquello
que no cambia y que se aferra está destinado a perecer. A cada
persona que llega a nuestras vidas deberíamos decirle estas pa-
labras: “te voy a dejar ir”, es decir, estás en completa libertad y
yo en desapego. Comparto el tiempo contigo, pero en compar-
tir hay un acto de voluntad y no de necesidad. Asimismo, tú tie-
nes que dejarme ir, estar conmigo porque quieres y no porque
me necesitas.
“Todo fluye, todo cambia. Nada permanece.
Nadie se baña dos veces en el mismo río”
– Heráclito
Llegar a este punto de desapego en las relaciones interperso-
nales, supone primero, un alto grado de autoconocimiento y de
autoconciencia. ¿Cuáles son mis debilidades? ¿Cuáles son las
carencias que quiero llenar con una pareja? Una vez identifica-
do esto, podemos trabajar en llenar sanamente las carencias con
nuestros propios medios y no crear expectativas de que habrá al-
guien más que llene esa necesidad. Así también, nosotros no te-
nemos obligación de llenar las carencias de alguien más, eso es
labor de cada uno. Únicamente cuando estamos plenos y sanos,
podremos vivir en relaciones de desapego, entendido éste como
la libertad que le damos al otro de ser quien es sin esperar que se
adapte a nuestras necesidades. “Te voy a dejar ir” también signi-
fica “te voy a dejar pensar, sentir, querer, volar.”
Es relativamente más sencillo desapegarnos de lo material, renun-
ciar a una circunstancia intrascendente en nuestra vida, pero ese no
es el verdadero reto del desapego. El reto está en dejar ir aquello que
de verdad queremos, que creemos necesitar. De nada sirve el desa-
pego a lo material y al dinero si en realidad estamos aferrados espe-
rando que alguien nos salve o, peor aún, generando una relación de
codependencia que no le está haciendo bien a ninguna de las partes.
Mientras nos apegamos vivimos en constante ansiedad y miedo, mie-
do a perder. “Te voy a dejar ir” implica renuncia, aceptar las circuns-
tancias que se nos presenten y aprender a fluir junto con ellas.
Por Mtra. Betzabé Vancini Romero, egresada de la Maestría en Psicoterapia
Te voy a dejar ir
Ilustración: Fernando Michel Calderón Miranda