Página 7 - enero2015

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formando el
mosaico
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“He estado intentando convencerme de que abandonar a
una persona no es lo peor que se le puede hacer. Puede resultar
doloroso, pero no tiene porqué ser una tragedia. Si uno no deja-
se nunca nada ni a nadie, no tendría espacio para lo nuevo. Sin
duda, evolucionar constituye una infidelidad…, a los demás, al
pasado, a las antiguas opiniones de uno mismo. Tal vez cada día
debería contener al menos una infidelidad esencial o una traición
necesaria. Se trataría de un acto optimista, esperanzador, que
garantizaría la fe en el futuro…, una afirmación de que las cosas
pueden ser no sólo diferentes, sino mejores.” fragmento de “In-
timidad”, de Hanif Kureishi.
“Todo es medio” dicen los ejercicios espirituales de Ignacio. “Te-
nemos que ser indiferentes de la realidad tanto cuanto nos acerque a
la salvación del alma”. Esto quiere decir en español, que a pesar de
que podemos hacer uso de todo lo que tenemos a nuestro alrededor,
tenemos que escoger las cosas y las acciones que nos acerquen más
a nuestra plenitud. Para esto, la espiritualidad ignaciana nos invita a
situarnos en un mundo que lleva una corriente contraria a esa meta;
un mundo que nos deshumaniza, que nos deslumbra con modas,
tendencias, productos innecesarios que nos confunden, y hacen que
prefiramos todo eso, que no nos ayuda a ser mejores humanos.
Por Mario Roldán de Luna, alumno de la Licenciatura en Psicología
SENTIR
No confundamos, ni nos llenemos de moralidades al etiquetar
todo en nuestro alcance como “bueno” o “malo”, sino que
veamos más allá, y sintamos. Disfrutemos de eso que sentimos,
de ese “raro presentimiento”, esa vibra que generan nuestras
acciones, para escoger entre lo que más nos ayude a ser
más plenos y lo que no. Yo creo que no hay NADA en este
mundo que no haya sido creado para ayudar a los hombres
y a las mujeres a ser más humanos, a realizarse de una mejor
forma. Por lo tanto considero que “lo bueno” y “lo malo” pueden
confundirnos, pueden darnos miedo.
Algunos de nosotros nos despertamos y un sentimiento de
tristeza, de alegría o de incertidumbre nos puede abordar y
acompañarnos durante todo el día, y quizás sin darnos cuenta,
es por un apego a algo que tenemos que dejar ir, a algo o alguien,
que hemos convertido esenciales para nuestra vida, aunque
ese sentimiento nos dice cada mañana al despertarnos, que no
pertenece a nosotros, que tenemos que ser infieles a la creencia
de no poder seguir sin eso, sin él, sin ella.
En este mundo donde solo el placer y la felicidad son permitidas
sentir, yo los invito a que sintamos, a que vivamos, a que
experimentemos lo que realmente es sentir.
Mónica Valdivia Ramírez, alumna de la Licenciatura en Diseño Gráfico