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El siglo XXI nos ubica ante retos inéditos nunca antes re-
gistrados, tanto en el orden de la educación, de la investigación
y de la convivencia humana como en el ámbito de tecnologías de
una creciente complejidad. La crisis socio ambiental planetaria
que vivimos actualmente y de la cual en cambio climático es la
expresión más grave por su magnitud, puede ser entendida en
su origen y desarrollo de muy diversas maneras, pero sin duda
una de ellas consiste en la incapacidad de imaginar, construir
y dar alternativas a los modelos de desarrollo contemporáneos
que empobrecen sistemáticamente a sectores crecientes de la
humanidad y al mismo tiempo favorecen una acelerada destruc-
ción de los ecosistemas del planeta entero.
La incapacidad para dar soluciones a esta situación tiene su
origen, desde nuestra perspectiva, en un estilo generalizado de
conocer y relacionarse en y con el mundo. Por ello se requiere
de una crítica de fondo a los vigentes y dominantes sistemas
de investigación y educación convencional. Persiste en todos
ellos una separación de los contenidos temáticos, posiblemente
bueno para el aprendizaje memorístico y la aplicación instrumen-
tal, pero que se ha revelado incapaz de plantear los problemas
de fondo, y con ello apuntar a soluciones efectivas y eficientes
para una mejor y mayor convivencia humana. Se trata de siste-
mas de educación e investigación útiles para formar profesionis-
tas y científicos altamente especializados para el desarrollo de
tecnologías y métodos cada vez más sofisticados, pero desaten-
tos a los efectos secundarios de las mismas, entre los cuales se
volvieron cruciales los problemas de la pobreza, la desigualdad
y el deterioro de los ecosistemas.
En este contexto el fenómeno del cambio climático de origen
antrópico es sin duda el mayor reto para las sociedades con-
temporáneas, un reto fascinante ya que nos enfrenta a la nece-
sidad de dar un giro en nuestras maneras de percibir el mundo.
Se necesita superar una barrera fundamental, al parecer nacida
de la radical separación ética y epistemológica entre el sujeto
que conoce y el funcionamiento del mundo en el que está inser-
to. Las señales de superación de la crisis climática que apenas
estamos comenzando a vivir son en clave de nuevas formas de
convivencia humana.
La superación de la crisis climática no será de tipo tecnoló-
gico, como nos lo han querido vender los países desarrollados
del norte, si no será sobre la base de una renovación del espíritu
de convivencialidad. Este nuevo estilo de vida se construye hoy
día en miles de silenciosas experiencias ciudadanas por todo el
mundo. Desde las organizaciones de jóvenes en Barcelona, Pa-
rís y Berlín que impulsan el cuidado de espacios verdes produc-
tivos, hasta cooperativas de indígenas mayas que comercializan
su café de manera justa. La gigantesca crisis social, económi-
ca y ecológica que actualmente sufre el planeta lleva en sí las
señales claras y los riesgos de un desastre civilizacional, pero
también las posibilidades de una metamorfosis esperanzadora
presente en otras maneras de conocer el mundo.
Confío en que los jóvenes solidarios de siempre animen nues-
tra capacidad de formular preguntas originales que integren ele-
mentos de diversos campos del conocimiento científico y ético,
para así ayudar a resolver efectiva y eficientemente problemas
de tan alta complejidad como lo que nos han tocado vivir.
2013 Año Universitario Por un Ambiente Sano.
Cambio climático y esperanza
Por Dr. Benjamín Ortiz Espejel, coordinador de Investigación, del Programa Interdisciplinario en
Medio Ambiente, de la Maestría en Estudios Regionales en Medio Ambiente y Desarrollo,
y del Doctorado en Desarrollo, Medio Ambiente y Territorio.
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¡Felicidades a la ganadora!
Valeria Molina
Maricarmen Selem Ceja, alumna de la Licenciatura en Arquitectura