Página 4-5 - mayo2013

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Hemos sido testigos del aumento de la literatura esotérica
en los estantes de la prestigiada tienda de los tecolotes, que
poco a poco ha desplazado a otras publicaciones de autoayuda
y psicología. No es raro ver por la calle anuncios poco discre-
tos sobre curso de
shamanismo
y curaciones al margen de la
disciplina médica tradicional. Canales de televisión con progra-
mación en su totalidad dedicada a temas sobrenaturales y tradi-
ciones milenarias. Así, se demuestra que el interés por la magia
y el misticismo en nuestra sociedad aumenta exponencialmente.
Sin embargo, cabe preguntarnos ¿qué lugar ocupa la magia en
el pensamiento humano?
En el desarrollo de cada in-
dividuo, el tipo de pensamiento
mágico aparece evolutivamente
primero, y que es sólo gracias a
la progresiva incorporación de
la capacidad para comprender
las leyes o principios del pen-
samiento lógico cuando se ac-
cede a la capacidad de pensar
lógicamente. Esto se manifies-
ta en el comportamiento infantil
que encuentra en la explica-
ción mágica consuelo para su
angustia ligada al poco control
que tiene sobre su entorno.
Paulatinamente vemos un des-
plazamiento de esta tendencia
pueril para dar paso al encum-
brado pensamiento lógico que
nos da la ilusión de control en
la edad adulta.
Pero el pensamiento mágico
no es lo contrario al pensamien-
to lógico. Ambos son dos me-
dios distintos de conocer, pues
«no todo conocer es lógico».
La historia de la humanidad
ha dado cuenta del entrejuego
de ambas perspectivas para la
comprensión de nuestro mun-
do y la evolución tecnológica
y cultural. Sin la capacidad de
pensar al margen de la lógica
no podríamos crear ni concebir
nuevas formas de estructura-
ción de la realidad.
En las tradiciones que se sustentan en la magia, los pen-
samientos y sobre todo las palabras y las acciones, propios
y ajenos, adquieren el poder de causar o prevenir eventos sin
que medien acciones físicas entre los elementos descritos y
el evento; así, el pensamiento es omnipotente. La incapacidad
para explicar satisfactoriamente los fenómenos de la naturaleza
puede hacer que, por muchos motivos, el ser humano proyecte
«multitud de potenciales anímicos y espirituales sobre el mundo
inanimado, creando símbolos e inundando de poderes extraños
y omnímodos -que además entendería como el origen de todos
los hechos- el mundo real».
En el pensamiento mágico todo lo que sucede de forma ex-
traordinaria descansa en lo sobrenatural. Como una necesidad de
dominar esas fuerzas que angustian al individuo surge la magia.
La magia es el instrumento por medio del cual el individuo trata de
controlar las fuerzas naturales; cambiar las acciones de los espíri-
tus o demonios, de los jefes o de los muertos.
Surgen así las leyes que se erigen en el eje del modo de pensar
e interpretar los hechos, en el pensamiento mágico. Se descri-
ben dos: la ley de contigüidad
-dos cosas próximas entre sí se
intercambian sus propiedades-
y la ley de semejanza -dos co-
sas semejantes entre sí tienen
idénticas propiedades-. Así las
palabras que hacen referencia a
objetos, hechos o ideas ligados
a fenómenos sobrenaturales
adquieren su cualidad mágica.
Es necesario puntualizar que
el pensamiento humano adulto
es el resultado de la integración
de ingredientes mágicos e ingre-
dientes lógicos, en una propor-
ción condicionada por múltiples
factores de los cuales los cultu-
rales son los más importantes.
Desde este planteamiento po-
demos comprender la prepon-
derancia de la magia en nuestra
sociedad que tiene profundas
raíces místicas.
Ahora bien, podemos plan-
tear una «tercera etapa del pen-
samiento». Una etapa de lógica
sintética o lógica paradójica
en la que, a partir de un nuevo
«punto de vista» o «creación»,
se demuestran relaciones ínti-
mas entre las situaciones con-
trarias desde el punto de vista
de la lógica tradicional. «La
intuición de nuevos enfoques
sintéticos como acto creativo
conduce la lógica paradójica a la
superación de los opuestos.» Se
abandona el «contacto fenomenológico» y aparece el «sistema».
Podemos entonces reconsiderar la necesidad de la magia en
nuestro vivir cotidiano. Las palabras mágicas serian entonces
los símbolos precursores de nuevas concepciones que concilien
a los opuestos y que hagan surgir configuraciones creativas. Su
uso no está entonces, limitado a las prácticas esotéricas, puede
extenderse a la vida cotidiana y son particularmente necesarias
en la psicoterapia donde el usuario requiere de una forma distin-
ta de apreciar la realidad para vivirla plenamente.
Palabras mágicas
Por Mtro. Alfredo Castañeda Felgueroso, académico de la Maestría en Psicoterapia
Ilustración: Arturo Cielo Rodríguez
Día de la
Comunidad