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24 primavera - Verano 2010 Ahora bien, cuando no hacemos esto, cuando nos concretamos en integrar solamente las variaciones naturales surgidas de la energía del sol o que pueden originarse de fenómenos como el vulcanismo, que ponen mucha ceniza en la atmósfera, realmente cuando dejamos estos factores nada más dentro de nuestros modelos, éstos no son capaces de producir las temperaturas observadas. Entonces, cuando ponemos la contribución humana sí podemos reproducir las temperaturas observadas, y esto, a fin de cuentas, nos conduce a afirmar con esta fórmula lo inequívoco del cambio climático. En el caso de México –para centrarme en la pregunta que me hiciste–, todavía muchas observaciones están, desafortunadamente, en un nivel anecdótico, y esto es una muestra de que la investigación es relativamente reciente y no se ha realizado de manera sistemática, buscando, por ejemplo, este tipo de evidencias. Como dije, la investigación es anecdótica, pero existe. Sabemos que los agricultores de Tlaxcala, Tamaulipas y otras regiones del país se quejan de que las estaciones están cambiando; sabemos de cafetaleros de Veracruz que están observando que, por ejemplo, hay diferencias de altitud de la nubosidad, que es un elemento vital para su cultivo. Sería muy importante organizar campañas de investigación para tratar de sistematizar estas observaciones. boe: Es importante saber qué tan confiables son los datos climatológicos que existen en México, ¿no es así? cgg: Aquí tenemos que calificar los datos en México. Hemos encontrado que existe una gran cantidad de éstos con falta de calidad; los datos son muy desiguales. Esto no se ha tomado con el rigor necesario. De repente desaparecen estaciones meteorológicas; de repente una estación la mueven de lugar porque la empiezan a rodear de otro tipo de paisaje, digamos urbano, entonces la tienen que sacar del lugar, y no queda récord en las bitácoras. Entonces, cuando observamos los datos, hay saltos que nos los tenemos que explicar con mucho ingenio. Este es un aspecto que en México se podría mejorar muchísimo. Mejorar en términos de los protocolos de observación, y en los protocolos de registro de información, para no enfrentarnos a un trabajo tan exhaustivo y fatigoso de depuración de información. Tal vez de miles de estaciones nos quedamos con cientos que son confiables, pero surgen, entonces, otras dificultades para que nuestros resultados sean lo suficientemente generales. Ahora bien, en el contexto global hay bases de datos que de alguna forma nos ayudan a llenar “huecos de información” en México. Por ejemplo, nosotros usamos el Nacional Data Center, que depende del gobierno de Estados Unidos. Este trabajo se llama re-análisis, y nos permite, de alguna forma, completar las series de datos que en México nos faltan. De esta manera, nuestros análisis tienen mayor rigor y las conclusiones no dependen de la calidad de los datos aquí surgidos. Los datos que nosotros depuramos nos permiten compararlos con los de re-análisis que se hacen fuera de México. boe: Usted dirige un centro de estudios sobre la atmósfera en la Universidad Nacional Autónoma de México. Las contribuciones que ustedes han desarrollado allí son pioneras en México, ¿qué nos podría comentar? cgg: Mire, el Centro de Ciencias de la atmósfera de la unam se inicia en 1977, pero, en realidad nosotros heredamos una tradición muy larga. En México, los primeros estudios sobre clima se publicaron por 1962. Tengo que mencionar a un pionero en esto, el doctor Julián Adem, que todavía nos acompaña y se encuentra activo. El doctor Adem fue de los primeros que desarrollaron modelos para entender el clima, incluso para pronosticarlo. Estos modelos nos permitían reproducir el clima de los últimos diez mil años, hacer simulaciones, regresar en el tiempo y tratar de comparar los resultados con medidas puntuales que se habían obtenido en lechos de hielo

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