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61 La buena nueva es que, en algún sentido, la forma más costo-efectiva de reducir emisiones en algunos países desarrollados pasa por incluir la realización proyectos de reforestación en países menos desarrollados. Esto genera, potencialmente, la promesa de una serie de medidas de doble dividendo, que, de forma concomitante a la mitigación del efecto invernadero, puede mejorar la calidad de vida de grupos de población en pobreza extrema o moderada. Ahora bien, es necesario entender que estamos en un punto álgido para la toma de decisiones en el contexto global. Hasta este momento los compromisos esperados por los países parecen no ser suficientes. Estados Unidos presentó la intención de reducir las emisiones en 17% para 2020, respecto a su nivel de 2005 (lo que representa 3% respecto a su nivel de 1990), cuando la meta propuesta por Naciones Unidas está entre 25 y 40 %.3 No obstante, China, el principal emisor de dióxido de carbono del planeta, según la Agencia del Medio Ambiente de los Países Bajos, ha propuesto una reducción entre 40 y 45 % respecto al nivel que tenía en 1990.4 Por otra parte, la Unión Europea propone reducir sus emisiones en 20% respecto al mismo periodo.5 Ante las diferentes propuestas se corre el riesgo de no lograr un consenso global efectivo. Si los demás países no flexibilizan su posición, se corre el riesgo de que China restrinja su ofrecimiento y se pierda la posibilidad de al3 http://www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task= view&id=144752&Itemid=1 4 http://blog.pucp.edu.pe/item/10894 5 Desafortunadamente, la fecha de finalización de la cumbre mundial es posterior a la fecha de término del presente documento, con lo cual la información presentada aquí podrá diferir de las conclusiones que se obtendrán en la misma. canzar el mayor bienestar posible. Este es un ejemplo claro acerca de que la búsqueda del propio bienestar no necesariamente conduce al máximo bienestar social. En esta situación cada actor tiene incentivos a no reducir sus emisiones si los demás no lo hacen. Así, aun cuando las medidas para la reducción de emisiones conlleven mayores beneficios que costos para la humanidad, cada país no tiene incentivos para reducirlas si los demás no lo hacen. Por el momento sólo queda esperar que la reducción acordada sea suficientemente amplia. Una vez definidas las metas de reducción, proseguirá un tiempo de arduo trabajo, en el cual los países tendrán que instrumentar las medidas adecuadas para cumplirlas. Afortunadamente, existe una multitud de instrumentos y medidas que puede coadyuvar a tal fin. Al respecto, es importante referir el trabajo realizado por Elinor Ostrom, quien fue premiada con el Nobel de Economía 2009. En su trabajo, la autora expone situaciones donde las comunidades pueden manejar de manera sustentable sus recursos, a pesar de la presencia de la propiedad común. Dicho trabajo es esperanzador porque puede representar la plataforma para instrumentar mecanismos para el aprovechamiento sustentable de los recursos en países como el nuestro, donde la propiedad común de las tierras es todavía amplia. Existen otras medidas, detalladas más adelante, que han probado ser efectivas para reducir el impacto de las emisiones en el ambiente. No obstante, es importante mencionar algo adicional de Ostrom: ella no es economista, sino politóloga, y este dato refleja que la ciencia económica, como cualquier otra, debe ser suficientemente receptiva a los conocimientos generados en otras áreas. Nos habla de la necesidad de interrelacionar y dar cabida al conocimiento generado en otras disciplinas. Fotografía: Imageafter

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