Rúbricas 2

40 Otoño - Invierno 2011 redistribuyen relativamente poco (cuadro 3). Esto se debe, en parte, a la falta de progresividad del sistema impositivo, mismo que descansa desproporcionalmente en recaudación a través de impuestos indirectos y relativamente poco en impuestos directos a los ingresos y la riqueza de personas físicas. También se debe a que, a pesar de que el gasto público se tornó más pro-pobre, subsisten políticas y programas regresivos (que vuelven más desigual la distribución del ingreso) o no suficientemente progresivos (la proporción de beneficios que llega a la población no pobre es mayor que la participación de ésta en la población total). En materia de salud subsisten también fuertes desigualdades. La tasa de mortalidad infantil es significativamente superior para la población pobre y para las minorías étnicas (gráfico 5). Uno de los datos más preocupantes en cuanto a los odm de salud es el referido a la mortalidad materna. El quinto odm establece que la mortalidad materna debe reducirse en tres cuartas partes entre 1990 y 2015. La situación es decepcionante. Por un lado, no existe información para un gran número de países que permita analizar la evolución a partir de 1990. Para los que hay información a partir de 2000, se observa que en la mayoría de los casos la tasa de mortalidad materna se estancó o incluso aumentó (cuadro 4). Aunque varían por país, las principales causas de mortalidad materna son enfermedad hipertensiva durante el embarazo, hemorragia durante el parto o puerperio y, en algunos países, el aborto. Si bien en 27 de 36 países se ha logrado que el 90% de los partos sean atendidos por personal calificado, existen nueve en que no es así. Además, la atención no necesariamente es de calidad. Por otra parte, un porcentaje de las muertes ocurre en el puerperio (42 días después del parto) cuando el grado de atención médica por personal calificado durante el parto no es indicador de atención adecuada para prevenir las muertes maternas. Al igual que ocurre con los indicadores de educación, la mortalidad materna es más alta en los hogares y regiones más pobres de los países. El cuadro 1 también refleja claramente otro tipo de problema: la falta de información o las dudas respecto a su calidad. El lector podrá observar que el cuadro no contiene ni un solo dato para los 25 países oficialmente clasificados como Caribe más Cuba y Haití, y para la República Dominicana los datos son insuficientes. Por otra parte, existe evidencia que los ingresos o el nivel de consumo de la población de mayor riqueza están fuertemente subestimados. Los datos provenientes de encuestas, además, en muchos casos no distinguen claramente si la información sobre los ingresos es antes o después de impuestos y transferencias directas. En un gran número de países no se recaba información sobre consumo lo cual dificulta analizar la incidencia de impuestos indirectos como el impuesto al valor agregado o iva y en un subconjunto las encuestas no incluyen preguntas explícitas sobre las transferencias gubernamentales. III. Las acciones a futuro A partir del diagnóstico anterior, surgen las siguientes recomendaciones prioritarias para la acción pública: 1. Implementar políticas para los excluidos de los sistemas vigentes de protección social sobre todo para los indigentes que no reciben beneficios actualmente, la población joven en riesgo y los empobrecidos por choques adversos. Como ya fue mencionado, los sistemas de protección y asistencia social dejan fuera una alta proporción de hogares en extrema pobreza de los sistemas de transferencias directas u otros apoyos públicos. Esto ocurre, en general, por diseño. En los países de ingreso por habitante bajo, la restricción importante es la disponibilidad de recursos públicos. Pero en los países de ingreso medio y, sobre todo, medio alto, la restricción no es la disponibilidad de recursos y, cuando lo es, se podría hacer un esfuerzo por recaudar más. En la mayoría de los casos, sin embargo, los esquemas de protección social no cuentan con los recursos suficientes para erradicar la pobreza extrema porque una parte importante de éstos se asigna a la población no pobre; los programas vigentes no están diseñados para cubrir la totalidad de la población en pobreza extrema y/o el monto transferido es demasiado bajo. Una parte se podría solucionar expandiendo los programas de transferencias vigentes. La tecnología de las transferencias condicionadas en efectivo ya es bien conocida y existen mejores prácticas para poder difundir y ampliarlas. Sin embargo, tanto para lidiar con los “nuevos pobres” a causa de choques adversos como el incremento de precios de los alimentos, como el caso de los jóvenes de 15 a 25 años de edad –sobre todo, los solteros y los que no estudian ni trabajan– los programas de transferencias vigentes no son adecuados. No lo son porque tienen identificados a los pobres “estructurales” y cuando hay una escalada de los precios de los alimentos, por ejemplo, no tienen mecanismos para incorporar a quienes ingresaron a las filas de los pobres extremos (ni tampoco de retirar el beneficio cuando la situación adversa termina). Además, como estos esquemas transfieren efectivo principalmente a las mujeres (madres, en lo general) y a los individuos en la tercera edad, no se traducen en apoyos claros para los jóvenes que ya toman decisiones independientes. Todavía no se ha descubierto la mejor tecnología para situaciones como la escalada de alimentos y apoyar a los jóvenes en riesgo. Estas son áreas que requerirán de investigación y experimentación de manera sistemática. 2. Disminuir la desigualdad de oportunidades entre grupos socioeconómicos, étnicos, de edades y de género, sobre todo en materia de acceso a educación de calidad y hasta el nivel secundario completo. En varios países de la región, la universalización de la escuela primaria aún no se ha logrado. Esto es corregible con intervenciones por el lado de la oferta (disponibilidad de escuelas y maestros en las zonas no atendidas) y la demanda (con programas de transferencias condicionadas, por ejemplo). El reto más complejo lo representan: i) la baja calidad educativa que resulta en un desempeño pobre en materia de

RkJQdWJsaXNoZXIy MTY4MjU3