Rúbricas 2

Ilustración: Derzu Campos Obra: Miles Away, 2009 Técnica : Acrílico y tinta sobre lienzo

Directorio Universidad Iberoamericana Puebla Rector David Fernández Dávalos, sj Director General Académico Marco Antonio Bran Flores, sj Director General del Medio Universitario Noé Agustín Castillo Alarcón Director General de Desarrollo Institucional Xavier Recio Oviedo Director General de Administración y Finanzas Jesús Bernardo Rosas Pozos Directorio Rúbricas Comisión Editorial Aurora Berlanga Álvarez, Marco Antonio Bran Flores,OscarArturoCastroSoto,MarcosRicardo Escárcega Méndez, Ana Lidya Flores Marín, Pablo Guinsberg Plouganou, Marcela Ibarra Mateos, Emma Morales García de Alba, José Sánchez Carbó, Francisco Valverde Díaz de León Director Francisco Valverde Díaz de León Coordinador temático de este número Miguel Santiago Reyes Hernández Edición y corrección Marcos Ricardo Escárcega Méndez, coordinador, Susana Plouganou Diseño de retícula y diagramación Ana Cepeda - Pedro Bouret Diseño de portada Ana Cepeda - Pedro Bouret Revista de la Universidad Iberoamericana Puebla Otoño-invierno de 2011 Número 2 Rúbricas número 2, otoño-invierno de 2011, revista semestral de la Universidad Iberoamericana Puebla, con domicilio en Blvd. del Niño Poblano 2901, Unidad Territorial Atlixcáyotl, CP 72430, Puebla, Pue., con certificado de reserva de derechos al uso exclusivo número 04-2011-021410194000-102 y certificado de licitud y contenido número 15290, expedido por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación, fue impresa en Litografía AstroColor, S.A. de C.V., 29 Sur 2714, Col. Santa Cruz los Ángeles, CP 72400, Puebla, Pue. Tiraje de 500 ejemplares distribuidos por la Universidad Iberoamericana Puebla. Toda colaboración o correspondencia deberá dirigirse al correo electrónico: ricardo.escarcega@iberopuebla.edu.mx y libros@iberopuebla.edu.mx

P resentación · · · El hombre, a través de la historia, ha demostrado su capacidad para lograr lo inimaginable. Su trascendencia en el mundo ha confirmado la esencia mística del ser humano. En sí, la humanidad continúa buscando una reconciliación consigo misma, un intento de equilibrio entre su extraordinaria capacidad de crear y su indescriptible poder de destrucción. Mientras tenemos ejemplos invaluables del potencial humano en el arte o en el amor, nos topamos siempre, desde que el hombre es hombre, con su oscura contraparte en las guerras, en el odio, en la concentración de riqueza en unos cuantos y en la generación de la pobreza. Este número de Rúbricas tiene como propósito ahondar en el tema de la pobreza, en uno de los marcos que, aparte de nuestra mexicanidad, nos unen más identitariamente: América Latina. Bajo la precisa pluma de los autores Julio Boltvinik, Nora Lustig, Isidro Soloaga, Esteban Nina Baltazar, Mauricio de Maria y Campos, Oscar D. Soto Badillo y Miguel S. Reyes Hernández, este ejemplar se aventura en un intento, muy bien logrado, de entender una parte imprescindible de la realidad de nuestra tierra americana. Los rigurosos estudios que componen las investigaciones van desde la intención de armonizar una nueva metodología para el estudio de la pobreza en nuestro subcontinente, pasando por análisis de políticas públicas o salarios, hasta concreciones teóricas sobre el concepto de pobreza y su corrosiva vigencia en América Latina. En esta edición de Rúbricas, varios artículos son resultado de trabajos de investigación de la Red de Homólogos de Pobreza de la Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (ausjal), cuyo funcionamiento, integración y existencia se explican en el interior de la revista. Miguel S. Reyes Director del Departamento de Ciencias Sociales, Universidad Iberoamericana Puebla Puebla, México, 29 de febrero de 2012

Estructura de riesgos sociales y políticas públicas en nueve países de América Latina Observatorio latinoamericano de Pobreza, ausjal pág. 10 pág. 111 Regeneración de los espacios públicos a través de proyectos culturales Carolina Martínez de la Peña Índice Presentación Palabras de bienvenida al Seminario Latinoamericano de Pobreza y Política social David Fernández Dávalos, sj Estructura de riesgos sociales y políticas públicas en nueve países de América Latina Seminario Lat. de Pobreza y Política Social, ausjal Observatorio Latinoamericano de Pobreza, ausjal Dos metodologías y dos visiones de la evolución de la pobreza en México, 2008-2010 Julio Boltvinik Pobreza, desigualdad y objetivos de desarrollo del milenio en América Latina y el Caribe Nora Lustig Hacia una nueva política social para América Latina Isidro Soloaga Efecto del gasto público social en la distribución del ingreso en Colombia Esteban Nina Baltazar Los desafíos del crecimiento, la equidad y la inclusión social de América Latina en el nuevo entorno mundial. Mauricio de Maria y Campos Los salarios mínimos y la pobreza en México Miguel S. Reyes, Rosalío Valseca R., Miguel López, Eduardo Bermejo y Jorge Abascal Programa Integral Urbano Social: ¿Nuevo urbanismo? Francisco Valverde D. de L. Puebla: relaciones asimétricas y desigualdad en la apropiación social del espacio Oscar D. Soto Badillo ¿Una “Ciudad Rural” en San Miguel Tenextatiloyan? La mirada distorsionada del progreso que se mueve entre el ninguneo y el olvido de los campesinos y las campesinas Judith Chaffe Hopper Benjamín Berlanga Gallardo Guillermo Velázquez y los leones de la Sierra de Xichú Comunicado a la opinión pública Regeneración de los espacios públicos a través de proyectos culturales Carolina Martínez de la Peña La peste Natalia Trigo Nunca la toqué Martha Isabel Arreola Santillana La imago mexicana en la obra de José Lezama Lima, Javier Hernández Quezada Noé Castillo Alarcón 5 7 10 11 15 28 34 48 56 64 76 84 89 99 105 111 115 116 117

PALABRAS DE BIENVENIDA AL SEMINARIO LATINOAMERICANO DE POBREZA Y POLÍTICA SOCIAL David Fernández Dávalos Rector de la Universidad Iberoamericana Puebla Distinguidos miembros de la mesa de honor: Apreciados investigadores y académicos que nos visitan de otras latitudes, queridos miembros de nuestra comunidad universitaria, amigas y amigos todos Antes que nada quiero darles la más cordial de las bienvenidas a nombre de nuestra Universidad y del mío propio. Esperamos que su estancia en esta hermosa y cálida ciudad sea igualmente productiva y placentera. Es razón de ser de ausjal y de nuestro Sistema Universitario Jesuita en México formar profesionales de alta calidad académica, pero también con conciencia sobre los principales problemas de su entorno y con el compromiso de aportar en la transformación de éste. Igualmente, nuestras universidades pretenden construir y obtener conocimiento sobre la realidad, que sea útil para transformar esa misma realidad, que sirva como insumo para la toma de decisiones. Desde luego, debería ser objetivo de cualquier universidad pensar qué sucede en la realidad de nuestros países; decir una palabra informada y crítica que aliente a la sociedad a caminar por el sendero de la justicia, de la democracia, de la equidad, del respeto a la naturaleza, del desarrollo sustentable, de la ética, del estado de derecho, en fin, de la consecución de condiciones suficientes para que la vida de la gente sea buena y digna. A la luz de esta inspiración e identidad, ausjal ha definido el tema de la pobreza como una de sus líneas prioritarias de investigación y acción social. ¿Por qué? Porque la pobreza –contrario a todo lo que se nos ha ofrecido– es un problema creciente, que se presenta con intensidad variada y bajo múltiples formas en el entorno latinoamericano y constituye un problema crítico de nuestra época a escala mundial. Un problema que se presenta con diversos rostros: en el incremento de la mendicidad infantil; en el empleo precario; en las condiciones de vida insostenibles para las familias pobres urbanas y rurales; en la reducción de posibilidades de acceso a créditos y a servicios básicos de salud, educación y vivienda para segmentos cada vez mayores de la población, pero cuya complejidad es necesario desentrañar por medio de la investigación, de difundir a los alumnos a través de la docencia y la reflexión, y hacer extensivo ese conocimiento a la sociedad a través de la proyección social. Al profundizar en las causas de la pobreza y los diversos factores que la agudizan, nuestras universidades enfrentan un problema real donde el conocimiento y la reflexión resultan insuficientes si no se acompañan del diseño de acciones bien definidas y de proyectos consistentes en los cuales las capacidades de los universitarios se pongan al servicio de quienes padecen la pobreza,

y que tomen en cuenta las salidas o soluciones que los pobres mismos advierten. Por esto, el objetivo final del Programa ausjal de Pobreza es proponer alternativas para combatir este flagelo en el Subcontinente. Con la realización del seminario que ahora nos convoca, ausjal busca contribuir al conocimiento del problema de la pobreza, tomando en cuenta todos sus rostros y anchuras; sus heterogeneidades en nuestros países y su multidimensionalidad. A ello está enfocado el programa académico de este encuentro. En el fondo, con el Programa de Pobreza y con este Seminario nuestras universidades pretenden llamar la atención de los distintos actores sociales y aportar información sólida para hacer ver que el camino elegido por quienes conducen a la mayoría de nuestros países no es el que desarrolla y dignifica a sus habitantes; para volver a decir que es urgente una amplia discusión sobre la pertinencia social del modelo de desarrollo y de las políticas por las que se ha optado; para llamar a todos los sectores a ofrecer sus puntos de vista y sus propuestas; para hacer general y consistente la convicción de que para decidir el rumbo de Latinoamérica y su futuro tenemos que lograr incluir la opinión y los intereses de todos. En su momento, nuestras universidades se pronunciaron contra el modelo socioeconómico a que fueron sometidos nuestros países desde principios de la década de los ochenta; desde entonces advertimos sobre los peligros que este modelo “neoliberal” entrañaba. Sin embargo, quienes tomaron las decisiones de lo que habría de suceder, desoyeron ésta y otras advertencias afines. Desgraciadamente, para todos es claro que hoy, por fin, se ha convertido en realidad lo que tanto temíamos. Ni los países ni su gente han logrado condiciones dignas de desarrollo; cualquier evaluación seria de la situación concluye en que no vamos por buen camino y en que lo que se ha perdido en las últimas dos décadas es más que lo que se ha ganado. La trayectoria seguida por la mayoría de los países latinoamericanos y el futuro inmediato que ésta anuncia no nos deja tranquilos. No podemos ni queremos permanecer en silencio. Por otro lado, desde la perspectiva académica, esta contribución de las universidades jesuitas aspira a robustecer el proceso de la investigación y de la discusión rigurosa con terminal socialmente útil, tanto en cada país específico como en el Subcontinente latinoamericano. Los trabajos que se expondrán aquí condensan el esfuerzo de los investigadores de nuestras universidades y de otros prestigiados académicos latinoamericanos. Queremos que se discutan sus principales hallazgos en este recinto y afuera, en el ágora política. Tenemos la certeza de que esta modesta contribución también servirá para fortalecer el proceso de la investigación sobre el tema así como para alentar la formación de más redes entre investigadores que aborden los problemas derivados de la pobreza desde diferentes perspectivas y disciplinas en las universidades de América Latina. Por último, queremos expresar nuestra profunda convicción de que con este esfuerzo interinstitucional alentaremos el interés de los gobiernos nacionales y locales, de los organismos públicos y privados, para sumar esfuerzos frente al enorme reto de entender la complejidad con que la pobreza se origina y nos afecta, y de actuar en consecuencia para desarrollar alternativas consistentes frente a este lacerante problema. Bienvenidos, bienvenidas. Mis mejores deseos para todos ustedes. Muchas gracias. Este texto fue leído en la inauguración del Seminario Latinoamericano de Pobreza y Política Social, el cual tuvo lugar los días 8 y 9 de junio de 2011, en la Universidad Iberoamericana Puebla. Por la importancia de los temas tratados y de las reflexiones que se derivaron, se acordó invitar a algunos de los especialistas en la materia a enviar sus colaboraciones, las cuales se publican en este número de Rúbricas, donde además aparecen las habituales secciones: Rúbricas académicas, Rúbricas éticas, Cultura y Reseñas (N. del E.)

Ilustración: Georgia Grigoriadon Obra: “After 5 PM” Técnica : mixta

12 Otoño - Invierno 2011 Fotografía: @KvNx_GB

13 El Seminario Latinoamericano de Pobreza y Política Social fue un espacio en el cual se culminaron y expusieron las actividades de investigación realizadas por integrantes de la Red de Homólogos de Pobreza, perteneciente a la Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (ausjal) entre 2008 y 2010, en el marco del Observatorio Latinoamericano de Pobreza. El Seminario tuvo lugar en la Universidad Iberoamericana de Puebla, en México, los días miércoles 8 y jueves 9 de junio de 2011. El resultado de los trabajos realizados por los investigadores integrantes de la Red se encauza, principalmente, bajo los siguientes rubros: a) La estructura de las heterogeneidades sociales en diferentes países de América Latina b) Los riesgos sociales que han resultado o están intrínsecamente vinculados con tales heterogeneidades c) La correspondencia de las políticas sociales que se han aplicado en cada país para el tratamiento de los riesgos sociales identificados. Esta investigación fue realizada por varias universidades de ausjal en convenio con la Fundación Konrad Adenauer, la cual financió parte de las tareas ejecutadas. La culminación de este proceso de investigación incluyó la publicación impresa de los principales resultados obtenidos y su presentación pública en diferentes foros académicos y políticos con el fin de socializar tales resultados entre la comunidad académica, los organismos internacionales, las instituciones político-administrativas y gubernamentales de los países analizados y organizaciones de la sociedad civil. El Seminario Latinoamericano de Pobreza y Política Social fue, indudablemente, un foro de alta importancia en este trabajo de difusión de las conclusiones obtenidas durante la investigación. Presentación Entre las universidades de ausjal que contribuyeron en el desarrollo de estos trabajos y que asignaron investigadores para este proyecto estuvieron las siguientes: 1. Universidad Católica de Córdoba (ucc), Argentina 2. Universidade do Vale do Rio dos Sinos (unisinos), Brasil 3. Universidad Alberto Hurtado (uah), Chile 4. Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia 5. Pontificia Universidad Católica del Ecuador (puce), Ecuador 6. Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (iteso), México 7. Universidad Iberoamericana (uia Cd. de México), México 8. Universidad Iberoamericana León (uia León), México 9. Universidad Iberoamericana Puebla (uia Puebla), México 10. Instituto Filosófico Pedro Francisco Bonó, República Dominicana 11. Universidad del Pacífico, Perú 12. Universidad Católica del Uruguay (ucu), Uruguay 13. Universidad Católica Andrés Bello (ucab), Venezuela 14. Universidad Católica del Táchira (ucat), Venezuela Durante el Seminario, los participantes analizaron temas relacionados con las heterogeneidades sociales, la pobreza, la desigualdad social y las políticas sociales diseñadas para su tratamiento, en el entendimiento común de reflexionar a profundidad para contribuir a promover la aplicación de políticas sociales más eficaces y eficientes. Además, en el marco del Seminario se presentaron los principales resultados de los nueve informes de caso nacional (Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela) desarrollados por los investigadores de la Red de Homólogos de Pobreza de ausjal. Para debatir la investigación y sus resultados se invitó a expertos del Banco Mundial, el bid (que no asistió), la cepal, el pnud, unpfa, el Gobierno federal de México, el Gobierno

14 Otoño - Invierno 2011 local de Puebla y otros expertos académicos, políticos y ciudadanos con el propósito de que, con sus comentarios, críticas y discusión, se enriqueciera la investigación y se mejorara la capacidad de incidencia de los trabajos realizados en el diseño de las políticas sociales de los países de la región. En este contexto, el Seminario Latinoamericano de Pobreza y Política Social socializó los resultados alcanzados entre académicos, políticos, investigadores y representantes de la sociedad civil y política. Los especialistas en temas de pobreza y desigualdad en América Latina participantes fueron: 1. Dra. Nora Lustig (Samuel Z. Stone Professor of Latin American Economics in the Department of Economics at Tulane University) 2. Dr. Joao PedroAzevedo (Unidad de Pobreza para América Latina del Banco Mundial) 3. Dr. Fernando Filgueira (representante auxiliar de unfpa, Uruguay) 4. Juan Carlos Moreno Brid (director adjunto de la Sede Subregional México de la cepal), quien asistió en representación de Alicia Bárcena (secretaria ejecutiva de cepal) 5. Dr. Luis Beccaria (director de la División de Estadística y Proyecciones Económicas de la cepal) 6. Dr. Juan Carlos Feres (jefe de la Unidad de Estadísticas Sociales de la División de Estadística y Proyecciones Económicas de la cepal) 7. Ana Sojo (oficial de Asuntos Sociales de la División de Desarrollo Social de la cepal, Santiago de Chile) 8. Dr. Simone Cecchini (oficial de Asuntos Sociales de la División de Desarrollo Social, cepal) 9. Dr. Edgar Ramírez, como representante del Lic. Heriberto Félix Guerra, titular de la Secretaría de Desarrollo Social del Gobierno federal de México. El funcionario además fungía entonces como director general de Análisis y Prospectiva de la Secretaría de Desarrollo Social del Gobierno federal. 10. Dr. Fernando Cortés (investigador y consejero académico del coneval y profesor investigador de El Colegio de México) 11. Dra. Graciela Teruel, asignada como representante del Dr. Gonzalo Fernández Licona, secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (coneval) del Gobierno federal. Además, la Dra. Teruel es integrante del Comité Directivo de coneval y profesora de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México. 12. Dr. Alfredo Sarmiento Gómez (director de Economía y Desarrollo de la Universidad de los Andes, Colombia) 13. Dr. Isidro Soloaga, profesor investigador y coordinador académico del cee, El Colegio de México 14. Dr. Rodolfo de la Torre, coordinador de la Oficina de Investigación en Desarrollo Humano en México del pnud 15. Mtra. Miriam Arabian Couttolenc (titular de la Secretaría de Desarrollo Social del gobierno del estado de Puebla, México) Además, por parte de ausjal, participaron los siguientes panelistas: 1. Aloísio Ruschensky, unisinos 2. David Martínez, uia León 3. Esteban Nina, Javeriana de Bogotá 4. Francisca Gallegos, Universidad Alberto Hurtado 5. Iván Patiño, uia León 6. Mariana Naranjo, puce 7. Mauricio de Maria, uia Ciudad de México 8. Miguel Reyes, uia Puebla 9. Sergio Lijtenstein, Universidad Católica de Uruguay 10. Tito Lacruz, Universidad Católica Andrés Bello de Venezuela Conclusiones generales Entre los temas que más permitieron el debate estuvieron los relacionados con la metodología del documento y la integración de los resultados. Al respecto, es necesario señalar que los resultados obtenidos entre un país y otro, así como para futuros ejercicios de análisis de la estructura de heterogeneidades y riesgos sociales en un mismo país no son comparables en términos estadísticos, pero sí conceptuales. El ejercicio estadístico de análisis multivariado (componentes principales no categóricos) para un país capta un impacto relativo de cada dimensión respecto a las demás y en ese momento en el tiempo, lo que hace que la realización del mismo ejercicio para otro país en el mismo periodo o para el mismo país, pero en otro tiempo, agrupen los pesos de cada dimensión en relación con la realidad de ese momento. Esta condición limita la investigación en los planos de tiempo y espacio. Particularmente, en el caso del primero, presenta un escenario estático de la arquitectura de heterogeneidades sociales, haciendo incomparables los resultados estadísticos de un momento de análisis con el del periodo siguiente, pues lo que obtenemos no son las características particulares de individuos, estratos o grupos sociales, como convencionalmente se ha utilizado en las investigaciones sociales, sino a través de conglomerados sociales que se encuentran en condiciones de vida particulares (y, por tanto, similares), y que los hacen diferentes de otros conglomerados existentes dentro de un mismo momento histórico. Por esto la comparabilidad se funda en la comprensión de las heterogeneidades y riesgos sociales como una descripción de estructuras de inequidad social que en el tiempo pueden o no haberse modificado. Es decir, las dimensiones que dan lugar a la estructura de heterogeneidades en los hogares generan fenómenos sociales distintos en sustancia

15 y no sólo estadísticamente. Por ejemplo, si producto de su estructura social inequitativa, en México o Brasil se generan fenómenos como la informalidad o la precariedad laboral en un momento del tiempo específico, lo importante sería notar si en otro momento y como producto de alguna política pública la estructura de heterogeneidades y riesgos sociales reproducen el fenómeno de la informalidad o precariedad laboral o estamos en presencia de nuevos fenómenos derivados de la condición anterior. Lo mismo puede aplicarse cuando se trata de comparar resultados entre países en un mismo periodo. Por tanto, la estructura de riesgos sociales no puede derivarse sólo bajo una dinámica evolutiva (que suponga que gradualmente se eliminará el riesgo) o constrictiva (que parta de la existencia permanente del riesgo), sino que debe sustentarse en las condiciones existentes en momentos históricos específicos que permitan determinar la efectividad de las políticas públicas aplicadas para atender y resolver o aminorar el impacto de variables concretas en las condiciones de heterogeneidad social. En los últimos años, las políticas focalizadas de transferencias condicionadas se han presentado como emblema de la política social en casi toda América Latina, dejando de lado o promoviendo la anulación de políticas sociales de corte universal que atiendan de manera más adecuada esa estructura de heterogeneidades-riesgos. Aunque se conoce la existencia de estudios que muestran mejora en ciertas condiciones de vida como la estatura o asistencia escolar, es innegable que esa estrategia no tiene los mejores resultados para cuando se habla no sólo de bienestar desde un enfoque individualista, sino del bienestar y los derechos sociales de una nación. Asimismo, la evidencia histórica muestra que la aplicación de una política social de focalización, en conjunto con una política económica de liberalización económica, si bien puede reducir de manera temporal la pobreza monetaria, no necesariamente tendrá un impacto permanente sobre las condiciones de vida de estos hogares. El punto es no enjuiciar de entrada tales políticas, sino registrar el hecho irrefutable de la incapacidad de las mismas, bajo las condiciones actuales de su instrumentación, para atender efectivamente y de forma integral los factores que originan los riesgos sociales. Finalmente, y de manera específica, es necesario señalar que, pese a que los funcionarios del Gobierno federal de México conocen la publicación, y solicitaron acceso a materiales complementarios del Seminario, con base en lo antes expuesto no coinciden con las conclusiones del informe, las cuales concentran el foco de atención en los riesgos sociales. Por su parte, los representantes del Gobierno federal (tanto de la Secretaría de Desarrollo Social como de coneval) defienden una política social basada sólo en las transferencias condicionadas, como Oportunidades, las cuales corresponden a una estrategia de focalización que, como se ha señalado antes, no ataca los riesgos sociales vinculados a las heterogeneidades. “En los últimos años, las políticas focalizadas de transferencias condicionadas se han presentado como emblema de la política social en casi toda América Latina, dejando de lado o promoviendo la anulación de políticas sociales de corte universal que atiendan de manera más adecuada esa estructura de heterogeneidades-riesgos.”

16 Otoño - Invierno 2011 Al comienzo del nuevo milenio, los escenarios esperados en América Latina eran poco optimistas. Hoy, al inicio de la segunda década del siglo xxi, la perspectiva es bastante más positiva, a pesar de la crisis internacional de 2008-2009.

17 El presente documento aparece como Resumen ejecutivo del Informe del Observatorio Latinoamericano de Pobreza de ausjal 2010, el cual es resultado de la investigación e iniciativa de la Red de Homólogos de Pobreza de la Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (ausjal): “Observatorio sobre Pobreza de América Latina”. Para la elaboración de los casos nacionales se realizaron dos componentes cuyos coordinadores fueron Tito Lacruz, de Venezuela (Heterogeneidades Sociales) y David Martínez, de la uia-León (Riesgos Sociales). A partir de abril de 2010, con los resultados de cada componente, fueron elaborados bajo la coordinación de la Red de Homólogos de Pobreza de ausjal, a cargo de Miguel S. Reyes, los nueve casos nacionales que dan cuenta de la estructura de heterogeneidades sociales, riesgos sociales y políticas públicas en cada uno de ellos: Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.1 El documento que se publica en este número fue elaborado por Mariana Naranjo Bonilla de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, con aportes y retroalimentación de los miembros de la Red, y que finalmente fueron incorporados por Miguel S. Reyes Hernández de la uia Puebla. Puede consultarse la publicación final de los resultados del Observatorio en la siguiente liga: http://www.ausjal.org/tl_files/ausjal/images/contenido/Investigacion/Observatorio%20de%20la%20Pobreza%20DEF.pdf Los estudios de caso desarrollados dentro del marco de la investigación conjunta de la Red de Homólogos de Pobreza de la Asociación de Universidades confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (ausjal) describen las diferentes formas de vida de la población latinoamericana, haciendo uso de metodologías factoriales sobre datos de índole social y económica de las encuestas de hogares de los países de la región; en la mayoría de los estudios se construyeron series de conglomerados de hogares –o de clúster– en torno a las variables que en cada país eran las más pertinentes para establecer dicha estratificación. 1 El trabajo de coordinación contó con los invaluables apoyos de los responsables de cada caso nacional: Aloísio Ruschensky (Universidad do Vale do Rio dos Sinos de Brasil), Esteban Nina (Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá de Colombia), Francisca Gallegos (Universidad Alberto Hurtado de Chile), Mariana Naranjo (Pontificia Universidad Católica del Ecuador de Ecuador), Mario Iván Patiño Rodríguez Malpica (de la Universidad Iberoamericana-León en México), Mónica Muñoz-Najar (Universidad del Pacífico de Perú), Jenny Torres (Instituto Filosófico Pedro Francisco Bonó de la República Dominicana), Sergio Lijtenstein (Universidad Católica del Uruguay) y Tito Lacruz (Universidad Católica del Táchira de Venezuela), los cuales mantuvieron un activo trabajo en el desarrollo de la investigación y en los resultados alcanzados.

18 Otoño - Invierno 2011 Por tanto, más que un estudio de pobreza, el trabajo en su conjunto constituye un análisis de las formas de segmentación o estratificación social de la población. Se trata entonces de establecer conglomerados poblacionales cualitativamente representativos de las disparidades en las condiciones de vida de cada país, que en definitiva representa un modo distinto de analizar la desigualdad presente a partir del análisis y segmentación de las heterogeneidades que coexisten en una misma realidad nacional. Esto se realiza a través de la creación de la estratificación social y su representación en ámbitos geosociales, que muestran el nivel de desarrollo urbano-regional que finalmente constituye la estructura diferencial de las oportunidades a las que las personas tienen acceso. Si bien no es un estudio de pobreza en el que se establece una línea a partir de la cual se clasifican los hogares en pobres y no pobres, dicha estratificación permite identificar tipos de hogares que se ordenan de forma jerárquica de acuerdo con el grado de precariedad relativa o no de las variables asociadas con las condiciones de vida en los ámbitos de: vivienda y servicios conexos, acceso al patrimonio físico, a la educación, la inserción laboral y el nivel de ingreso. Cabe destacar que los estudios de caso –que se presentan más adelante en extenso– contienen un análisis de contexto económico y social en el que se inscriben los riesgos sociales de cada país, además de un amplio análisis de las políticas sociales aplicadas en los nueve países investigados para enfrentar dichos riesgos; es decir, los informes en extenso rebasan los aspectos que destacamos en este resumen ejecutivo, el cual enfatiza muy brevemente sólo en los principales hallazgos relacionados con la estratificación, por ser el aporte más novedoso del trabajo, y por razones de espacio, que no permiten recoger más ampliamente los diversos aspectos tratados en la investigación conjunta. Fotografía: Morguefile.com

19 El contexto latinoamericano Los resultados del estudio que se presentan en adelante se inscriben en el contexto económico y social que a continuación se expone. Al comienzo del nuevo milenio, los escenarios esperados en América Latina eran poco optimistas. Hoy, al inicio de la segunda década del siglo xxi, la perspectiva es bastante más positiva, a pesar de la crisis internacional de 2008-2009. Además, gracias a una década de mejoría económica y social en la región como un todo, y a la recuperación del dinamismo en 2010, también el apoyo a la democracia ha crecido. Los programas de combate a la pobreza, a la desnutrición, a las carencias de salud y educación, en el marco de los Objetivos del Milenio y de los propios programas nacionales de gobierno de los países de la región, han tenido al menos ligeros impactos positivos. Sin embargo, Latinoamérica sigue enfrentando, hoy como ayer, una serie de viejos y nuevos retos que pueden agravarse en la década que se inicia. El crecimiento económico es frágil, y el ahorro interno y la inversión son insuficientes para generar los empleos que demanda una creciente población y la participación eficaz en la sociedad mundial del conocimiento. Romper el círculo vicioso de la pobreza exige un crecimiento sostenido a tasas de 6 o 7% anual durante toda la próxima década. El crecimiento reciente de la región se ha debido a una mayor demanda de materias primas agropecuarias, energéticas y minerales por parte de China, India y otras naciones emergentes y las consecuentes alzas en sus precios internacionales; no a una mayor expansión o competitividad de las manufacturas y servicios de mayor valor agregado y contenido tecnológico. Tras de una mejora en los primeros ocho años de la década, en 2009 la incidencia de la pobreza alcanzó todavía a 33% de la población, incluido el 13.3% en condiciones de pobreza extrema o indigencia. Esto significó 183 millones de pobres y 74 millones de indigentes. Si bien la crisis no afectó a la región tan severamente, como en ocasiones pasadas, gracias a las políticas contracíclicas emprendidas por la mayoría de los gobiernos de la región, el número de pobres y de indigentes aumentó en 3 millones de personas. América Latina y el Caribe sigue siendo la región más desigual del planeta. Si bien en los últimos años se ha presentado una ligera tendencia hacia una menor concentración, en términos generales, los ingresos captados por los cuatro deciles más pobres son, en promedio, menos de 15% del ingreso total, mientras que el decil más rico capta alrededor de un tercio del ingreso total de los países. No obstante, igualdad social y dinamismo económico no están reñidos entre sí y el gran desafío es encontrar las sinergias entre ambos. 1. El caso nacional de Brasil El estudio constató las condiciones propias de áreas urbanas segregadas, caracterizadas por tener elevada concentración de personas en la misma condición socioeconómica. Los rasgos que conforman la segregación de esta población comprenden: 1) el valor del mercado inmobiliario, que delimita el acceso o lo segmenta jerárquicamente; 2) el costo elevado de la vivienda en proporción a la renta, que impacta la disponibilidad de acceso al consumo; 3) los riesgos para la salud, que todavía se suman e impactan la capacidad de trabajo y rendimiento en el desarrollo de las capacidades intelectuales; 4) la usual distancia en el acceso al mercado de trabajo, como reflejo de un transporte colectivo deficitario; y 5) el performance del déficit escolar, que es expresión de la descalificación de los trabajadores para ingresar al mercado de trabajo, el cual incluye ya elevados requisitos en cuanto al manejo de nuevas tecnologías. En Brasil, el déficit de vivienda –en las últimas dos décadas– se calcula en aproximadamente 11 millones de viviendas. En cuanto al beneficio del agua potable, la dinámica social permite acceso a 98% de la población brasileña. El saneamiento básico y la recolección de los residuos domésticos solamente atienden cerca de 20% de los residuos domésticos líquidos, destinados a la red recolectora específica y tratados de forma adecuada. La investigación evidencia las difíciles condiciones de pobreza en que viven cerca de 40 millones de personas, y refleja la complejidad de la realidad brasileña y el distanciamiento de la esfera gubernamental en el objetivo de superar la pobreza a través de sus proyectos históricos y sus respectivas políticas sociales. El estudio también resalta la emergencia de la temática de la pobreza como una cuestión social y las desigualdades como una problemática relevante. En este sentido señala que es sumamente importante investigar y analizar las fuentes de generación de las brechas sociales y las formas de atención a grupos heterogéneos. 2. El caso nacional de Colombia El informe del estudio de caso de Colombia titulado Desigualdad de oportunidades, vulnerabilidad y política social presenta una caracterización de la estructura de riesgos y las vulnerabilidades de la población colombiana que deben tenerse en cuenta para analizar y evaluar los resultados de políticas sociales de los gobiernos colombianos en la última década. Entre los principales hallazgos de la aplicación de la metodología de análisis factorial, para medir las heterogeneidades al interior de la sociedad colombiana, se encuentra la identificación de siete estratos o bloques intranacionales. Como conclusión general del análisis factorial e identificación de heterogeneidades intranacionales aplicado para Colombia, los autores afirman que aunque la cobertura de los servicios sociales de educación, salud y servicios básicos domiciliarios (saneamiento básico, alcantarillado y acueducto, y energía eléctrica) ha avanzado en los últimos 20 años –a partir de la nueva Constitución Política de 1991, por la que el Estado Social de Derecho se volvió el garante de los derechos sociales, económicos y culturales–, siguen existiendo muchos municipios y ciudades pequeñas que no alcanzan a

20 Otoño - Invierno 2011 disfrutar o beneficiarse de los servicios sociales gubernamentales ni de las condiciones mínimas de vida digna y, por otro lado, hay una desigualdad elevada entre los grupos sociales o bloques intranacionales ricos y pobres. El bloque o segmento de la sociedad con el mayor nivel de condiciones de vida está integrado por los sectores ricos de las principales ciudades de Colombia: Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla y Bucaramanga, las cuales concentran 22% de los hogares. En cambio, los tres bloques más pobres que agrupan el mayor número de municipios y ciudades pequeñas casi concentran 23% del total de hogares. Las diferencias entre el bloque de mayor nivel de vida y el bloque de pobreza extrema son claras: mientras las condiciones de vida promedio de los municipios en extrema pobreza proyectadas en un índice es de 22.3 sobre 100 en promedio, el de los municipios más ricos llega a 91.3. En medio de estos bloques significativamente desiguales se encuentran tres bloques intermedios, en los cuales hay un puntaje en el índice medio superior a 59 y menor a 86 sobre 100. Los bloques con mayor nivel de vida, a los cuales se les denomina bloques 7 y 6, están distribuidos en la ciudad de Bogotá, también en las 23 ciudades con una población superior a 100 mil habitantes. Esto equivale a la población que vive en las mejores áreas de las zonas urbanas de las grandes urbes y de las ciudades intermedias, con las mejores condiciones de vida, definidas por la calidad de su vivienda –en su mayoría son apartamentos–, un entorno de vivienda con una dotación o equipamiento de infraestructura de servicios públicos y privados de la más alta calidad; adicionalmente los miembros de estos hogares cuentan con un nivel educativo de posgrado y con empleos e ingresos altos. Otros bloques predominantes en las zonas urbanas son los bloques 5 y 4, aunque están igualmente distribuidos en toda Colombia. En el extremo opuesto, los bloques 1 y 2, con los menores niveles de vida o en mayor condición de pobreza extrema, están ubicados predominantemente en las zonas rurales dispersas de las regiones del Pacífico y Atlántico colombiano, donde habitan poblaciones afro descendientes e indígenas. En relación con las características de la población hay también diferencias importantes: en los 200 municipios de las zonas rurales más pobres y dispersas, la mayoría de los jefes de hogar son analfabetos o no concluyeron la educación primaria. Esto contrasta con los grupos más ricos de las cuatro ciudades más importantes de Colombia (Bogotá, Cali, Medellín y Barranquilla). Igualmente hay diferencias a nivel de vivienda; en cuanto al acceso a servicios públicos la desigualdad es fuerte: los habitantes de los municipios de los bloques 1 y 2, de pobreza extrema, no conocen o no tienen acceso al acueducto, no alcanzan a tener ni siquiera una letrina para la eliminación de excretas y cocinan con leña; su vivienda es de materiales precarios y el indicador de hacinamiento muestra que en este grupo de municipios es común encontrar más de cinco personas por habitación. En cambio, en el bloque de mayor nivel de vida, la situación es opuesta: se ha logrado una cobertura de 100% de los servicios públicos de acueducto, alcantarillado y energía eléctrica o gas para cocinar, y las viviendas están, en promedio, construidas con materiales adecuados y de lujo. Sintetizando, bajo este contexto de desigualdad de condiciones de vida entre bloques intranacionales, en Colombia las políticas sociales, encaminadas a promover el desarrollo social y los derechos sociales, presentan resultados insuficientes y exiguos, configurando grupos poblacionales cada vez más pobres, excluidos, contravenidos en lo que se refiere a la validación de sus derechos, limitados en sus posibilidades socioeconómicas y en el acceso a servicios sociales, desposeídos y desprotegidos, perpetuando así sus condiciones de vulnerabilidad. Esta situación es particularmente aguda para la población en situación de desplazamiento forzado por el conflicto armado interno. Para los grupos desplazados, la política social, los programas y los proyectos desarrollados para atender a la población en pobreza extrema y desempleo, muestran sus limitaciones y la incapacidad del Estado para atenderlos en forma adecuada, oportuna y suficiente, y el incremento de los riesgos asociados con las crisis climáticas e inundaciones agudiza el problema. 3. El caso nacional de Chile Chile ha demostrado avances importantes en diferentes aspectos del desarrollo; sin embargo, este diagnóstico se pone en cuestionamiento cuando en el estudio aquí desarrollado –con base en datos de corte longitudinal a través de las encuestas Casen 1996, 2001 y 2006– se afirma que alrededor de 40% de la población ha estado en algún momento bajo de la línea de pobreza. También debido a que la desigualdad se ha mantenido estable entre 1990 y 2009, dando como resultado un coeficiente de Gini de 0.5, o un índice 10/10 que indica que el 10% más rico de la población gana 46 veces más que el 10% más pobre de la población (Mideplan, 2010). En consideración con estos elementos, el estudio de caso chileno presenta una aproximación a un sistema de estratificación social a partir de las características observadas entre los diferentes tipos de hogares presentes en Chile. Se identificaron cinco tipos de hogares, el tipo de hogares con una menor proporción corresponde a aquellos con una buena situación en general (13%). Luego le siguen hogares con capital educativo (17%) y hogares con el trabajo como el activo generalizado (18%). Ahora, es posible observar que la mitad restante de la población se divide entre hogares con capital laboral del jefe de hogar y aquellos con mala situación en general, correspondiéndoles 26% del total de los hogares a cada uno. 1. Hogares con capital educativo. Destacan por presentar un alto nivel educacional tanto del jefe del hogar como de sus padres, mientras que en relación con el empleo, la tenencia de bienes, la materialidad y la conectividad de la vivienda se mantienen en una posición intermedia.

21 En Chile “se afirma que alrededor de 40% de la población ha estado en algún momento bajo de la línea de pobreza”. Fotografía: Morguefile.com

22 Otoño - Invierno 2011 2. Hogares con mala situación general. Resalta en ellos el bajo nivel educacional del jefe del hogar y de sus padres, y también registra bajos valores en empleo del jefe y de los integrantes del hogar, así como en bienes y en materialidad de la vivienda. En el único aspecto en que este tipo de hogares se encuentra mejor posicionado es en la conectividad a los servicios básicos. 3. Hogares con capital laboral del jefe del hogar. Se caracterizan por presentar un alto puntaje en empleo del jefe de hogar; sin embargo, tanto en el trabajo del mismo como en el del resto del hogar presenta valores disminuidos y también menor que los otros grupos en cuanto a bienes y materialidad de la vivienda. Podría destacarse que estos hogares presentan un puntaje levemente mayor en la conectividad a los servicios básicos. 4. Hogar con trabajo como activo generalizado. Este tipo de hogares destaca por el alto puntaje en el empleo de los miembros del hogar; sin embargo, en cuanto a tenencia de bienes, empleo y educación del jefe del hogar y de sus padres se ubica en una posición intermedia. Mientras que en cuanto a materialidad y conectividad de la vivienda, presentan valores bajos. 5. Hogar con buena situación general. Este conglomerado se destaca por presentarse con valores altos en cuanto al empleo del jefe de hogar, tenencia de bienes y materialidad de la vivienda, a su vez presenta considerables puntajes en educación del jefe del hogar y de sus padres. Sin embargo, obtiene puntuaciones intermedias en cuanto a características laborales del resto de los integrantes del hogar y bajo nivel en conectividad a los servicios básicos. De todos modos, este grupo es el que a modo general presenta la mejor situación. Una de las principales conclusiones de este caso refiere que la característica principal de la población chilena, más que su pobreza, es su condición de vulnerabilidad en el sentido propuesto por el enfoque aveo. Esto es, por un lado, en términos de una baja dotación de activos que les impiden acceder a la estructura de oportunidades y, por otro lado, de un conjunto de nuevas barreras del mercado que alejan a los hogares de dicha estructura. 4. El caso nacional de Ecuador Para el caso ecuatoriano, los resultados de la aplicación de la técnica estadística multivariante de análisis de conglomerados jerárquicos y correspondencias múltiples identificaron seis tipos de hogares: 1. Hogares tipo 1, en condiciones de alta precariedad. A este tipo pertenecían 253 mil 728 hogares ecuatorianos (7.4% del total de hogares encuestados: 3 millones 447 mil 092 personas). Se caracterizaban por vivir con carencias extremas: cerca de 80% de los jefes del hogar no tenían ningún nivel de instrucción, variable altamente diferencial con respecto al resto de los estratos. Adicionalmente, 90% de los jefes del hogar tenían una ocupación por cuenta propia o eran jornaleros y participaban principalmente en la agricultura. El promedio de ingresos mensual de este tipo de hogares era 118 dólares, y en su mayoría se encontraban subempleados. El origen de 54.7% de estos hogares era mestizo y en 36.3% era indígena. Esta variable no constituía un discriminante de la tipología de hogares. Estos resultados reflejan el nivel de exclusión extremo en que vivían estos hogares, pues han sido marginados de los principales servicios que promueven niveles mínimos de bienestar. Por tanto, podríamos clasificar a este tipo como de pobreza multidimensional severa. 2. Hogares tipo 2, en condiciones de precariedad media. A este tipo pertenecían 15.2% de los núcleos familiares de Ecuador en 2008 (523 mil 325 hogares). Este grupo presentaba dimensiones graves de privación aunque en menor magnitud que los hogares del tipo 1. La mayor parte de los jefes de hogar de este tipo tenía apenas educación primaria (75%) y 14.6% de ellos no tenía ningún nivel de instrucción. Dentro de este estrato, los jefes de hogar se ocupaban principalmente en actividades agrícolas por cuenta propia –más de 67% de los trabajadores– y como jornaleros o peones asalariados. El salario promedio era de 155 dólares mensuales, equivalente a 1.3 veces el salario promedio de los hogares tipo 1. Por lo tanto, si bien los hogares tipo 2 se encontraban en mejor situación que los hogares del tipo 1, todavía mantenían importantes privaciones, por tanto este estrato incluía a hogares en situación de vulnerabilidad. 3. Hogares tipo 3, en condiciones de precariedad. Este tipo estaba integrado por 767 mil 785 hogares (22%) en 2008, y presentaba un mayor nivel de desarrollo personal que los del tipo 2. El 80% de los jefes del hogar tenía instrucción primaria y 20% secundaria. Estos jefes del hogar trabajaban en actividades por cuenta propia (38%), como jornaleros u obreros privados (28% y 25%, respectivamente) y participaban en actividades agrícolas (32.5%), construcción (13.7%) y comercio (14%). En este caso, los jefes del hogar representaban mano de obra calificada y percibían ingresos promedios de 202 mensuales. 4. Hogares tipo 4, en condiciones aceptables. En 2008, en este tipo se ubicaban 32% de las unidades familiares del país (1 millón 102 mil 970 hogares). La mitad de los jefes del hogar (49%) tenía instrucción secundaria y la otra mitad únicamente educación primaria (47%). Esta variable marca la diferencia frente al comportamiento de los hogares tipo 2 y 3, en los cuales cerca de 80% de los jefes del hogar sólo tenían educación primaria; y con el tipo 1, en el cual 80% de los jefes de hogar no tenían ninguna instrucción. Estos jefes de hogar se ocupaban como empleados del sector privado y en actividades por cuenta propia relacionadas principalmente con el comercio, la manufactura, el transporte y otros; esta variable también diferenciaba el comportamiento de los hogares tipo 1 y 2, en los cuales la mayor parte de sus jefes de hogar trabajaba en actividades agrícolas por cuenta propia o como peones. 5. Hogares tipo 5, en condiciones de comodidad mínimas. Para 2008, 17% de los hogares del país se ubicaban en esta división (569 mil 608 familias). Más de la mitad de los jefes del hogar registraba educación superior (56%) y un porcentaje elevado (30.4%) reportó educación secundaria; en los tipos anteriores, los hogares con educación superior no

23 representaban ni 4%. Estos hogares se ocupaban en su mayoría como empleados del sector privado (37.2%), en actividades por cuenta propia (26%) o eran patrones (22%). En este estrato, los jefes de hogar participaban principalmente en los sectores de comercio, manufactura y otros, pero no en el sector de agricultura característico de los hogares tipo 1, 2 y 3. Adicionalmente, el ingreso promedio de estos jefes de hogar era de 840 mensuales. El nivel de instrucción marca un comportamiento diferencial de este estrato frente al resto de hogares, así como también la categoría de ocupación y la rama de actividad en que se ocupa el jefe del hogar. 6. Hogares tipo 6, en condiciones óptimas de habitabilidad. Este tipo de hogares representaba 6.7% de las unidades familiares del país en 2008 (229 mil 676). Este segmento de la población presentaba los mejores comportamientos en las variables analizadas. Entre sus características destacan que sus jefes de hogar tenían mayoritariamente educación superior (70%), y en su mayoría se dedicaban a actividades de gobierno o administración pública (96%) y del sector privado (3%). Vivían en casas o departamentos con dotación completa de servicios, el piso de la vivienda en este estrato es de duela u otros materiales de calidad superior, en general disponen de todos los servicios y comodidades, y el ingreso promedio de los jefes del hogar era de 871 dólares mensuales. El comportamiento de las variables líderes o que marcan un comportamiento diferente es similar a los descritos para los hogares tipo 5; sin embargo, se registraron diferencias sustanciales en la categoría de ocupación y la rama de actividad de este grupo frente a los del tipo 5 y los demás hogares, pues los de este estrato trabajaban fundamentalmente en actividades gubernamentales (96%). Al examinar la tendencia de la estratificación de 2006 a 2008, encontramos que las características de cada tipología empeoraron en cuatro estratos y en los dos estratos restantes se mantuvieron. Del estudio se desprende que se mantenían importantes desafíos para cerca de la mitad de los hogares de Ecuador (45%). Por otro lado, al determinar los ámbitos geosociales se identificaron seis regiones: rural dispersa, rural, urbana media, urbana menor, urbana mayor y urbana, cuyos niveles de carencias o bienestar estaban altamente relacionados con el tipo y nivel de actividad económica y con el encadenamiento de dichas actividades dentro de cada región. Al respecto, el bloque regional 4 (El Oro) constituyó una referencia en la que el encadenamiento de las actividades productivas ha permitido promover mayor bienestar para la población. La investigación realizada para el caso ecuatoriano muestra que su población enfrentaba dos riesgos fundamentales –entre otros– íntimamente relacionados: i) el bajo nivel educativo, y ii) la baja calidad del empleo (reflejado en la categoría ocupacional según rama de actividad). En este sentido, en 2009, tenemos que 93.3% de la población había completado la primaria; 51.3% la secundaria, y sólo 17.5% la educación superior; además, entre 1995 y los primeros años de este siglo se había observado cierto estancamiento en las tasas de matriculación primaria y secundaria. No obstante, al comparar 2006 con 2009, los indicadores de cobertura desagregados por autodeterminación étnica indicaban que –a nivel general– la inequidad se ha reducido, pues los diferentes grupos étnicos –y de manera especial los indígenas y afroecuatorianos– han incrementado su tasa de matrícula de educación básica. Por su parte, los datos de subempleo refuerzan el hallazgo en el sentido de resaltar este factor como un riesgo social importante; los datos indicaban que una proporción mayoritaria de la pea está subempleada (58.1% en 2008), en el sector rural el porcentaje es significativamente mayor pues alcanza 77%, lo cual es indicativo de que, en general, no se ha logrado mejorar la calidad del empleo. 5. El caso nacional de México Siguiendo la metodología del proyecto ausjal, para el caso mexicano se construyó una serie de estratos de hogares, agrupados en torno a cuatro tipos de riesgos que permiten un mejor entendimiento de la situación social de los grupos excluidos en México, desde un enfoque universalista y ciudadano del Estado social. Los riesgos identificados son: 1. Riesgos de clase y etnia. Caracterizados por la escasez de trabajo y las condiciones de precariedad laboral, la pertenencia a grupos indígenas, la segregación espacial por zonas geográficas, la precariedad en servicios de educación y salud, incluyendo la salud mental, la migración y la brecha tecnológica. 2. Los riesgos de trayectoria vital y condición física. Incluyen la vulnerabilidad infantil, la vulnerabilidad juvenil, la vulnerabilidad de adultos mayores y la vulnerabilidad por discapacidad. 3. Los riesgos transversales. Caracterizados por las desigualdades de género, en ingresos, decisiones políticas, salud sexual y reproductiva, y violencia. 4. Los riegos globales. A ellos puede estar expuesta toda la población del país, caracterizados por la inseguridad, la violencia social, los riesgos socioambientales, un marco jurídico desarticulado e inadecuado y la corrupción e impunidad pública y privada. Los cuatro grupos de riesgos de clase se cruzan generando problemáticas específicas, para diferentes hogares y estratos, multiplicando las limitaciones para superar la pobreza, de acuerdo con las condiciones de vida de los hogares y los individuos. De las 35 variables consideradas para la estratificación de las condiciones de vida, ocho de ellas explican más de una tercera parte de este impacto y 13 explican más de 50% de las heterogeneidades. Las heterogeneidades en las condiciones de vida de los hogares de México se explican fundamentalmente por la pertenencia a los pueblos indígenas, la tasa de dependencia y la segregación espacial, la cual limita el acceso a centros escolares y de salud. El estudio de caso mexicano da cuenta del aumento de las tasas de matriculación y la disminución de la mortalidad infantil que coexisten con graves problemas como la desigualdad y la pobreza. Al menos durante la última década, se ha mantenido casi intacta la estructura de riesgos

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