Rúbricas 5

39 • Es un sujeto que abandona sus máscaras defensivas y las usa valiosa y conscientemente. • Un sujeto que conoce y realiza sus potencialidades, sus fortalezas y debilidades en función de su escala de valores aceptando ser una realidad en proceso y por tanto una realidad dinámica inacabada. • Es un sujeto que acepta la realidad del otro y se relaciona respetuosa y afectivamente con él, de aquí la importancia de la relación interpersonal. Abraham Maslow (1970) orienta su pensamiento, partiendo de su pirámide motivacional, a lo que él llama el ser humano auto-realizado, donde la auto-realización coincide mucho con la integración del self de Allport y la persona de Rogers. En Religious, Values and Peak Experiences (1970), Maslow asume que la plena auto-realización supone la trascendencia del yo para no cerrarse en el solipsismo. Como fruto de su larga investigación sobre grandes personalidades humanas, en su libro El hombre auto-realizado (Maslow, 1998:198) nos confirma la auto-trascendencia como nota plena de la realización del hombre y nos propone las siguientes características: 1. Una percepción más clara y eficiente de la realidad. 2. Mayor apertura a la experiencia. 3. Mayor integración, cohesión y unidad de la persona. 4. Mayor espontaneidad y expresividad; pleno funcionamiento; vitalidad. 5. Un yo real; una identidad firme; autonomía, unicidad. 6. Mayor objetividad, independencia, trascendencia del yo. 7. Recuperación de la creatividad. 8. Capacidad de fusión de lo concreto y lo abstracto. 9. Estructura de carácter democrática. 10. Capacidad amorosa. Rollo May (1990), en su excelente libro Amor y Voluntad, nos define la persona sana y adulta como el hombre creativo, es decir, el ser humano que une armoniosa y conscientemente la fuerza de eros y el deber ser de la voluntad, dando como resultado una persona comprometida, amable, auténtica y con buenas relaciones humanas. Por eso reunir la voluntad y el amor es una tarea y una realización de tanta importancia para el hombre… para hacerlo autónomo. La libertad en el sentido maduro y por consiguiente la responsabilidad. La voluntad echa las bases para que sea posible un amor relativamente maduro… Pero madurez, integración y totalidad son las piedras de toque y los criterios de las respuestas que damos a las posibilidades de la vida (May, 1990: 229). El Dr. Víctor Frankl (1994), creador del Análisis existencial y de la Logoterapia, nos dice que un ser humano no llega a ser pleno a no ser que encuentre y realice el sentido de su vida, de lo contrario, vivirá un vacío existencial que lo tratará de llenar vanamente con evasiones, adicciones y conductas patológicas, sean neuróticas o psicóticas. La realización del sentido de su vida hace que el ser humano viva armónica y orientadamente la triple dimensión de la antropología que él sostiene: La dimensión somática-corporal La dimensión psíquica-anímica emocional y La dimensión noética-espiritual. Y esto supone la verdadera auto-trascendencia. La búsqueda por parte del hombre del sentido de la vida constituye una fuerza primaria y no una “racionalización secundaria” de sus impulsos instintivos. Este sentido es único y específico en cuanto es uno mismo y uno solo quien tiene que encontrarlo; únicamente así logra alcanzar el hombre un significado que satisfaga su propia voluntad de sentido. Algunos autores sostienen que las sensaciones y los principios no son otra cosa que <mecanismos de defensa>, <formaciones y sublimaciones de las reacciones>. Por lo que a mí me toca, yo no quisiera vivir simplemente por temor de mis <mecanismos de defensa>, ni estaría dispuesto a morir por mis <formaciones de las reacciones>. El hombre, no obstante, ¡es capaz de vivir e incluso de morir por sus ideales y principios! (Frankl, 1999: 139). En los campos de concentración, por ejemplo, en aquel laboratorio vivo, en aquel banco de pruebas, observábamos y éramos testigos de que algunos de nuestros camaradas actuaban como cerdos mientras que otros se comportaban como santos. El hombre tiene dentro de sí ambas potencias; de sus decisiones y no de sus condiciones depende cuál de ellas se manifieste (Frankl, 1999: 184).

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