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59 De esta manera la obesidad se puede considerar el resultado de la cultura internalizada, pero además puede darle al sujeto ganancias secundarias que refuerzan el síntoma. Esto hace que haya una pobre adaptación a los tratamientos, en los que se encuentra una buena respuesta inicial seguida de recaídas. Puede parecer una contradicción el que la imagen del paciente no sea la de sus expectativas, pero si se revisan sus motivaciones, se podrán encontrar explicaciones en un acuerdo psicodinámico en el que tiene mayor peso la parte sintomática, y actuar como un mecanismo defensivo (Vargas, 2002). Finalmente podemos decir que la diversidad de factores psicológicos que acompañan a la obesidad no son necesariamente la causa primaria de ésta, pero no debemos ignorarlos porque su tratamiento debe ser integral. Vivir con diabetes Los índices alarmantes de homicidios en México y el alto impacto que han generado en la opinión pública son insignificantes cuando se comparan con los índices de mortandad causados por la diabetes. La diabetes en nuestro país es la primera causa de muerte; durante el año 2010 este padecimiento provocó 75 muertes por cada 100 mil habitantes. La diabetes ha mantenido una tasa de crecimiento anual sostenida de 14.53%, y lo más grave es que ésta bien puede no desarrollarse, si en edades tempranas se controla el sobrepeso y se evita la obesidad. El seguimiento clínico de las personas con obesidad es indispensable, y debe realizarse de manera integral, formando para esto buenos hábitos de alimentación. Según la Federación Mexicana de Diabetes, en México viven entre 6.5 y 10 millones de habitantes con este padecimiento. Prácticamente representan casi el 10% de la población nacional. Tratándose de una enfermedad incurable, cuyo desarrollo, muchas veces, es desconocido por los pacientes, puede conducir a éstos a la muerte debido a complicaciones metabólicas como hipertensión, problemas del corazón, daño hepático y renal en muy corto tiempo. Sin embargo, el desconocimiento del paciente respecto a las causas de la diabetes y las consecuencias en su salud juega el papel más importante para que las estadísticas de mortandad sean preocupantes. Por consiguiente, es fundamental que las personas con diabetes también estén educadas acerca de la enfermedad y sus consecuencias. La educación en diabetes forma parte de un programa de manejo integral, no debe ser visto como un proceso aislado o independiente de las recomendaciones médicas y de los objetivos establecidos por el médico y el paciente. El éxito en el tratamiento se debe a la participación activa, y depende de la toma de decisiones y acciones del manejo diario. El paciente debe seguir rutinas de alimentación, actividad física, administración de medicamentos, y tomar acciones para la prevención de las complicaciones; por lo tanto se puede decir que la educación en diabetes es educación en el automanejo. Este concepto no es nuevo, y se puede entender con el siguiente ejercicio Imagine que usted está enfermo, tan enfermo que tiene que cambiar su forma de comer, estilo de vida y hábitos personales, además le han prescrito un tratamiento, ejercicios físicos y una serie de medicamentos que debe ponerse o tomar de acuerdo a instrucciones muy detalladas. Ahora imagínese tratando de hacer todas estas cosas sin ser instruidos sobre cómo hacerlas… Después de ello usted tendrá una idea exacta de lo importante que es la educación en los pacientes con diabetes…. (Adcock, 1980). Es decir, vivir con diabetes sin ser educado en la enfermedad, es como escuchar el mar a través de una concha de caracol, imaginarlo, pero nunca haberlo visto. Nadie entendería su magnitud, con simplemente escuchar acerca de lo que no se conoce. Una vez que los pacientes han sido tratados, no sólo clínicamente, sino didácticamente sobre el manejo de su enfermedad, la han entendido y han aprendido a vivir con ella, se vuelven conscientes y responsables. Para algunas personas, vivir con diabetes es abrumador, para aquellos que han aprendido a manejarla, vivir con diabetes es una forma de vida llena de satisfacciones basada en la disciplina. Puede considerarse la educación en diabetes como un elemento fundamental en la medicina preventiva, pues es, sin duda, la respuesta al tratamiento de una enfermedad crónica que se manifiesta de forma diferente en cada persona, y cuyo éxito en su manejo depende de factores personales y ambientales, pero sobre todo de la voluntad de quien la padece. Referencias Colomer, J., F. J. Soriano, J. J. Delgado, J. G. Sánchez-Ventura, J. P. Bosch, et al. (2005). “Prevención de la obesidad Infantil”. Revista Pediatría de Atención Primaria [en línea] 3, 26. Recuperado en http://www.pap.es/ files/1116-434-pdf/447.pdf> [2011, 20 marzo] Garrido, I. (1996). Psicología de la Motivación. Madrid: Ed. Síntesis. Mahan, K. (2005). Nutrición y Dietoterapia. México, D.F.: Ed. McGraw-Hill. Secretaría de Salud (2010). Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria. Estrategia contra el sobrepeso y la obesidad [en línea]. México, D.F.: Autor <http://portal.salud.gob.mx/descargas/pdf/ANSA_acuerdo_original.pdf.> [2011, 18 marzo] Ulrich Adcock, m.r. (1980). “The rationale and application of needs assessment in patient education”. In W. D. Squyres (ed.) Patient Education. An inquiry into the state Vargas, L. y R. Bastarrachea (2002). Obesidad, Consenso. México, D.F.: Fundación Mexicana para la Salud. Ed. McGraw-Hill Interamericana.

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