Rúbricas 9

65 La prueba excale, aplicada en 2008, report que el 18% de los alumnos de sexto grado de primaria obtuvo una calificación deficiente en español, y el 17% en matemáticas En secundaria, la misma prueba aplicada a los alumnos de tercer grado de secundaria dio por resultado que el 36% obtuviera una calificación deficiente en español y el 52% en matemáticas Frente a estos resultados es difcil pensar que esos miles de j venes que no pudieron alcanzar los niveles mnimos de aprendizaje de los lenguajes básicos, puedan acceder a los niveles superiores de la educaci n nacional y, mucho menos, que puedan obtener un puesto de trabajo suficientemente remunerado c) El concepto de calidad de la educaci n, en todos los niveles y modalidades del sen, puede resultar ambiguo y hasta cierto punto difcil de evaluar. En efecto, las calificaciones finales de un periodo escolar, o de ciertas asignaturas importantes, son indicadores todava incompletos de la calidad de la educaci n. Ésta, más bien, debera referirse a un concepto muy manoseado en el lenguaje de la pol tica educativa: la educaci n integral, la cual no se obtiene, obviamente, al final de los estudios universitarios, sino que se va construyendo a lo largo de todo el ciclo escolar de cada nivel. La persona educada integralmente no se limitará al manejo adecuado del lenguaje oral y escrito. Tampoco bastará que comprenda y maneje las matemáticas con soltura, o que sea hábil para mezclar las sustancias químicas en un laboratorio, o para hacer la recensión de un artículo científico o literario. Una persona educada integralmente debería haber desarrollado suficientemente las siguientes capacidades o saberes: • Saber reflexionar: Poder elaborar un pensamiento propio a partir de la informaci n y de los conocimientos adquiridos en el sal n de clase y fuera de él. Es lo que algunos pedagogos han denominado como la autoconstrucci n del pensamiento. Esta dimensi n implica también la formaci n de un pensamiento cr tico, que sabe interpretar con inteligencia y comprensi n los signos de los tiempos, los gozos y alegr as, las angustias y tristezas de la humanidad (Vaticano II, GS 1) para comprender la realidad social y comprometerse en su transformaci n • Ser capaz de aplicar los conocimientos y destrezas para colaborar en las tareas comunitarias encaminadas al mejoramiento de la poblaci n en diversos ámbitos de la producci n, el comercio justo, los derechos humanos, la capacitaci n de los trabajadores, etcétera • Saber aprender por s mismo, a partir de un discernimiento sobre la aplicaci n realizada de las propias capacidades, para corregir los errores y mejorar los aciertos, en diálogo con las personas con quienes interactúa • Saber actualizarse constantemente para mejorar la capacidad de servicio y para ello buscar la interacci n con otras personas y grupos • Saber admirar la belleza de la creaci n y las expresiones culturales y artsticas de todas las épocas de la historia y comprometerse a preservar este patrimonio de la humanidad • Saber proyectar los valores humanos colaborando con las causas de grupos y comunidades que luchan por la justicia, la dignidad humana y la paz. Los desafíos en este escenario son los siguientes a) C mo lograr una educaci n de calidad superando las trabas y abriendo los cerrojos que impone el actual régimen de la burocracia estatal y nacional con sus calendarios rgidos, sus programas estandarizados y su hegemona centralizadora. Desafortunadamente se ha dejado muy poco espacio de acci n a los consejos educativos locales y a los organismos independientes de la sociedad civil para su participaci n en el ámbito educativo formal b) C mo superar los riesgos que amenazan actualmente la calidad de la educaci n • La oferta de un conocimiento parcializado y controlado por los medios de comunicaci n • La proliferaci n de un conocimiento supuestamente científico y moderno, pero fugaz, mediático y destinado para el consumo masivo, sin profundidad ni dimensi n social • El oscurecimiento y simplificación de las causas profundas y estructurales que provocan la desigualdad, la violencia, la intolerancia, el autoritarismo y la corrupci n • La minusvaloraci n de la sabidura popular, utilizada solamente como elemento del folklore pero no como fuente que vivifica nuestra cultura • El pragmatismo y el neopositivismo que se respiran en muchas instituciones de enseñanza técnica y especializada.

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