Rúbricas Número Especial

17 la percepción social de lo que está pasando”. Y justo, especificó, “en el momento en el que todos los indicadores apuntan al fracaso de la estrategia gubernamental” (Reforma, 25/03/11). Lo que la sociedad mexicana requiere en un contexto de creciente violencia, resumió Aristegui, no es “achatamiento” de los medios, sino “información clara, precisa, amplia, diversa, plural y crítica de los sucesos que marcan la vida nacional” (Reforma, 25/03/11). De parte de los medios signatarios, así como de las figuras individuales que lo apadrinaron, el acuerdo recibió bienvenidas y protección, con excesos en algunos casos. Personajes como Carlos Loret de Mola, Ciro Gómez Leyva, Leo Zuckermann, Héctor Aguilar Camín y Federico Reyes Heroles, defendieron en sus espacios en medios de comunicación la llegada del acuerdo y sus propósitos, poniendo en relieve su importancia como réplica a la amenaza del crimen organizado. Acaso una opinión más moderada fue la del director de la oficina de Article 19 para México y Centroamérica, Darío Ramírez, quien consideró que el acuerdo llegó tarde, después de 65 periodistas asesinados y 11 periodistas desaparecidos, para esa fecha. En entrevista con el portal informativo Animal Político, destacó que si bien es perfectible, se trata de un documento sin precedentes, concretamente por lo que toca a la perspectiva de los derechos humanos en las coberturas periodísticas, al respeto a las víctimas y a los menores, los mecanismos de protección a los que se comprometieron las casas editoriales, y la cultura de la legalidad. En su informe Silencio forzado: el Estado, cómplice de la violencia contra la prensa en México, esta organización se posiciona en torno a la autorregulación periodística en los siguientes términos: Es un acuerdo imperfecto, que no quede duda. Deja de fuera importantes temas que deben mejorarse en el periodismo nacional. Pero lo imperfecto no debe anular los aportes que tiene, por elementales que sean. La situación de emergencia que vive el periodismo en México nos obliga a redoblar esfuerzos y replantearnos caminos para hacer periodismo de manera segura. Y añade: Algunos críticos sostienen que el acuerdo es simplemente una guía de periodismo básico.Tal vez lo sea. Pero lo que evidencia es que el periodismo que se ha estado haciendo tiene graves deficiencias. Si este acuerdo sirve para resaltar lo que se está haciendo mal y para eso necesitamos voltear a los principios básicos del periodismo, hagamos eso. Article 19 advierte que, en todo caso, el acuerdo carece de elementos orientadores sobre su aplicación, basándose en principios generales que pueden difuminarse a la hora de su ejecución, concluyendo que la responsabilidad final de su atención recae en las empresas de comunicación y su disposición para invertir recursos y adoptar buenas prácticas periodísticas. Con o sin acuerdo, concluye la organización defensora de la libertad de expresión, “no se puede omitir que el periodismo tiene que cambiar para satisfacer el derecho a la información de la sociedad”. Un balance Apenas un mes después de haber sido pactado, el Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia hizo agua y levantó una polémica tras un señalamiento del subsecretario de Normatividad de Medios de la Secretaría de Gobernación. Aunque la observación no fue sobre un manejo informativo, el titular de esta oficina, Héctor Villareal Ordoñez, indicó que la telenovela “La reina del sur” contradecía el espíritu del acuerdo impulsado por Televisa al hacer apología del narcotráfico como vía para alcanzar poder económico y político (La Jornada, 24/04/11). La telenovela, protagonizada por Kate del Castillo, fue producida por Telemundo y transmitida en el Canal 9 de Televisa. Está basada en la novela homónima del escritor Arturo Pérez-Reverte, y narra la historia de Teresa Mendoza, quien encabeza un poderoso cártel de droga en Europa después del asesinato de su pareja, involucrado en una red de narcotraficantes. El asunto derivó en la crítica del autor español al comentario del funcionario público, puntualizando que una injerencia en el guión original de la producción supondría un acto arbitrario, y responsabilizando a las autoridades mexicanas por consentir el problema del narcotráfico (Reforma, 09/05/11). Por su parte, la actriz opinó que “censurar” la telenovela sería retrógrado (La Jornada, 03/05/11). El tema es debatible porque, en efecto, el espectro de aplicación del acuerdo no incluye este tipo de programas, no obstante, evidencia que la problemática en la que el acuerdo desea intervenir es más honda y compleja. Es la libertad de expresión y el derecho que tiene la sociedad a la información veraz y contextualizada lo que está en juego. Dos realidades más, en las que el acuerdo se mira en un espejo, son las posturas editoriales asumidas por los diarios locales El Diario, de Ciudad Juárez, y El Mañana, de Tamaulipas, por un lado, y los asesinatos de periodistas en el ocaso del sexenio de Calderón Hinojosa, por el otro. En relación con el ambiente de inseguridad que viven con mayor desventaja los medios locales, sobresale la solicitud de tregua pedida por El Diario, en septiembre de 2010, luego del asesinato del reportero gráfico, Luis Carlos Santiago Orozco (2010), y la falta de resultados en las investigaciones del homicidio del periodista Armando Rodríguez Carreón (2008). A diferencia de este caso, que fue previo al acuerdo mediático, a mediados de mayo de 2010 El Mañana tomó la decisión de abstenerse de

RkJQdWJsaXNoZXIy MTY4MjU3