Rúbricas Número Especial 2

59 ingreso o pagar tus cuotas, debes de demostrar que tienes una computadora; a partir de ahí, por ejemplo, lo que se ve de consumo cultural son los otros artefactos. La mayoría de los chavos, además de tener ya su personal computer, también tienen ya, por lo menos, sus blackberrys, o lo que ya trae incorporado el blackberry u otro tipo de aparato donde en el aparato telefónico, ya puedes tener acceso a face, acceso a twiter, a correos electrónicos, a varias cuentas; entonces yo creo que este es uno de los grandes artefactos, en términos de que los conecta con redes sociales también es consumo cultural. Me parece que otra parte importante del consumo cultural de los jóvenes universitarios, independientemente de si son universidades públicas o privadas, es la música. No hay algún joven que no tenga algún gusto musical, y por lo tanto no hay tampoco alguna cultura juvenil, que se recrean en las universidades, o sea, los mirreyes, los hipster, los indies también están en las universidades o en algunos otros centros educativos, ahí donde se recrean más, por ejemplo, estas otras formas consolidadas; no hay ninguna adscripción identitaria juvenil que no esté definida por algún consumo cultural a través de la música. Usan música, escuchan música, van a conciertos de música. Otro de los grandes consumos culturales es el cuerpo. ¿A qué me refiero? Una gran parte de jóvenes lo que está haciendo, y si son más definidos con alguna cultura juvenil, están rediseñando sus estéticas corporales, es decir, están interviniendo sus cuerpos como una forma de consumo. Es decir, toda la cosmetología de algunas mujeres que le da mucha importancia, inclusive nos estamos encontrando que para algunas jóvenes de clase media-alta, lo que le están pidiendo a sus papás junto con que les den un viaje o les compren un auto, de que les pague la cirugía para ponerse bubis o arreglarse los pechos. O por ejemplo, toda esta parte de los jóvenes que también rediseñan su cuerpo a través de lo que se conoce como los metrosexuales, y que está muy ligado con la condición de ser los jóvenes que tienen acceso económicamente a esta forma de consumo u oferta cultural para rediseñarse los cuerpos. La otra vertiente de consumo cultural tiene que ver con el asunto del deporte. Hay una gran parte de jóvenes que consume el deporte en términos de que los jóvenes más adinerados o los jóvenes de clase media que están en los gimnasios, en el gym, y se hacen corredores y van a las carreras de 5 km, de 10 km, a favor del cáncer y demás. En eso también son consumidores, porque consumen ropa para ir a correr, consumen ropa para ir al gimnasio, consumen incluso una serie de alimentos que van acompañados con el ejercicio o la cuestión deportiva, es más, hacer el deporte es un consumo cultural que está marcando a gran parte de jóvenes universitarios, de jóvenes de las escuelas tanto públicas como privadas. Identidad y consumo cultural ¿Se puede hablar de que a través del consumo cultural el joven genera identidad, o influyen otros factores para generar identidad? Es parte de la construcción identitaria de los consumos culturales, como también es parte de la construcción identitaria lo que tiene que ver con los lugares que vas, o que frecuentas para recrear esa identidad juvenil específica. Casi, podría decir “a ver, mirrey, dime a qué lugar vas y te diré a qué adscripción identitaria perteneces”; por ejemplo, se conoce que los espacios del consumo del divertimiento, de la recreación, pasa por los antros y pasa por los bares. Hay determinado tipo de bares, restaurantes y antros que son más propicios en donde se manifiestan estas identidades juveniles. En lo que tiene que ver con los jóvenes mirreyes, los encuentras en las mejores discotecas de este país, y haciendo los consumos del divertimiento de forma muy abierta, en términos de reafirmar su masculinidad, de que son muy machines, beben mucho, compran botellas de champagne que les cuesta un dineral. O, por ejemplo, todos los consumos en términos del diseño o rediseño de su estética corporal como mirreyes, van con ropa de hipermarca, van con el pecho descubierto y mostrando ahí sus colguijes, regularmente se hacen acompañar de modelos, chavas muy exuberantes y despampanantes. Sí creo que en ese tenor, lo que tiene que ver con estos consumos se incorpora a la adscripción o a la cultura juvenil, son artefactos que se van acomodando y que acompañan a la identidad juvenil o a la cultura juvenil correspondiente. ¿El género o la clase social tienen influencia en el consumo cultural? Sí influye el género en términos de que hay algunas féminas, de determinado tipo de cultura juvenil, que utilizan determinado tipo de prendas, en función de que se definen como reggetoneras, a diferencia de otro tipo de jóvenes, por ejemplo los que tienen que ver con las cholillas; ellas, por ejemplo, por el hecho de ser cholillas se visten de una forma diferente y privilegian una forma diferente, justamente por ser cholillas. Y en ese sentido, algo parecido en ambas, porque son adscripciones identitarias más de zonas populares, es que regularmente no usan la ropa de marca, no van a Palacio de Hierro a comprarla, o a Liverpool, a Zara o a todas estas tiendas; van a los tianguis populares donde compran la ropa clonada y hacen un símil de que visten de marca, pero no es una marca original. Ahí es el marcaje de la diferencia de clase, que también cruza con la cuestión de género. Una cholilla se viste diferente de un

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